David Auris Villegas
En el ecosistema de la educación, las escuelas son instituciones educativas en el que los estudiantes cultivan habilidades y amistades para desenrollarse como personas. No obstante, en este ambiente aparentemente idílico, crece un acoso escolar que, en nuestro país, según SíseVE del Ministerio de Educación, (MINEDU), en lo que va del año, superan los tres mil casos reportados y se sospecha que los no reportados baten esta cifra.
La presencia de actos de acoso escolar o bullying en las escuelas, constituye una herida abierta que afecta el progreso de la sociedad. A pesar de los numerosos esfuerzos por solucionar este asunto, según los informes, paradójicamente el problema va en aumento. Este acto de agresión verbal, física o cibernética puede generar cicatrices profundas y tener un impacto en toda la vida de los afectados, aseguran los especialistas.
Una de las causas de este problema se debe a la carencia de una convivencia apropiada. En ese sentido, es perentorio ejecutar una educación basada en la convivencia armoniosa, como estilo de vida, constituyéndose en un elemento fundamental para prevenir el ataque escolar.
Es así que, durante el desarrollo de las experiencias de aprendizaje, el fomento de una cultura de respeto y empatía entre todos los estudiantes, significa la puesta en marcha de valores como la tolerancia, la comprensión y la solidaridad entre los estudiantes. Esta acción ha de ser política en las escuelas liderada por los educadores y el personal escolar.
Por otra parte, fomentemos la participación activa de padres, maestros y estudiantes en la creación y aplicación de las normas de convivencia escolar. Esto crea un sentido de responsabilidad compartida en la construcción de un territorio pedagógico seguro y acogedor, jugando en pared con la poderosa educación del hogar.
Además, es imperativo establecer políticas de tolerancia cero contra el acoso escolar, respaldada por consecuencias que involucre a los padres. Los estudiantes deben tener en cuenta que el acoso no será tolerado en ninguna situación y que serán sometidos a sanciones si protagonizan este triste evento.
Asimismo, programas como SíseVE del MINEDU y otras iniciativas deben trabajar en cooperación como la de crear plataformas de denuncia confidenciales y asegurar de que las denuncias sean tratadas de manera rápida. Igualmente, es esencial brindar apoyo emocional y psicológico a las víctimas con el objetivo de ayudar a superar las consecuencias del acoso, siendo así, la necesidad de la presencia de Psicólogos especializados en las instituciones vulnerables del país.
En última instancia, extirpar el bullyng cambia el rostro de la escuela. Y entendamos que la educación no solo desarrolla saberes cognitivos, sino también forma personas compasivas. La tarea puede parecer desconcertante y colosal, pero el futuro lo merece, pues es ahí donde viviremos mañana.
© David Auris Villegas. Escritor, columnista, pedagogo peruano y creador del ABDIV
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