El tiempo que se desperdicia del horario de clases en México, como en gran parte de Latinoamérica, es equivalente a un día por semana. No habrá aprendizajes sin que estas malas prácticas se modifiquen, señaló Bárbara Bruns, encargada del Banco Mundial (BM) para la educación de América Latina y el Caribe.
Bruns señaló que derivado de una investigación en 15 mil salones de clases, en 3 mil escuelas, en 7 países de la región, llegaron a la conclusión de que hay profesores que logran captar la atención de los estudiantes y, otro profesores donde la anarquía impera en el horario escolar, no obstante, ambos maestros reciben la misma compensación económica.
Los profesores deben ser tratados de manera diferente, y su compensación económica debe estar ligada a su desempeño, enfatizó Bruns, asimismo “se tiene que destacar la labor de los profesores excelentes que hay en cada escuela”, puntualizó.
La mayor parte de la capacitación docente en México no es valiosa, ni individualizada; además hay poca vinculación entre el pago a los maestros, sus habilidades y desempeño, continuó Burns. “Los profesores realizan una actividad intelectual, son pocos los que entran por las compensaciones económicas, la mayoría de ellos quieren entrar para hacer algo por la infancia o la juventud”, reconoció Bárbara Bruns, por lo que recomendó estimular políticas de prácticas compartidas, así como mejorar los incentivos de los profesores.
Para ello, hay que construir un sistema de evaluación justo, transparente y útil con el que se puedan impartirse buenos cursos para el desarrollo profesional. Las mejores escuelas son las que tienen menos variación entre un salón y otro, por ende, trabajan en condiciones de mayor igualdad; no obstante en México hay mucha diferencia entre las condiciones de un salón y otro, incluso en el mismo centro escolar, subrayó Bruns al participar en el Foro de Consulta Nacional, que pasó revista al modelo educativo de la Educación Media Superior.
Cobertura lenta y tardía
José Joaquín Brunner, especialista chileno en temas educativos, resaltó que en América Latina, la educación media superior ha tenido una democratización lenta y tardía. En la mayor parte de los países de AL, la fuerza de trabajo tiene un grado académico menor a la educación media superior y, peor aún, este nivel de estudios, tiene hoy una débil formación vocacional orientada al mercado laboral, señaló Brunner.
La media superior en la región se caracteriza por una mezcla explosiva entre bajo desempeño académico y el bajo nivel sociocultural (origen de los estudiantes), lo que genera una alta incapacidad para compensar las desigualdades de origen, señaló el especialista chileno.
Si comparamos a los países de Latinoamérica con países de mayor desarrollo uno se da cuenta que la brecha de gasto por alumno es la más amplia entre los países de AL y el promedio de la OCDE, lo que deja como saldo el que la región no esté a la altura de una educación masiva para el nivel Medio Superior.
Frente a esta realidad, la Educación Superior no sabe qué esperar de la EMS en los países de América Latina, y los chicos que estudian este nivel académico, no se sienten reconocidos ni por el mercado laboral ni por las universidades luego de cursar su educación preparatoria, lamentó Brunner.