La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), presentó oficialmente el pasado 29 de enero su Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo 2013-2014, este año titulado “Enseñanza y aprendizaje: lograr la calidad para todos”, el documento señala nuevamente dos problemas históricos de la educación mexicana, calidad y analfabetismo.
En el año 2000 después de realizado el Foro Mundial sobre la Educación celebrado en Dakar, Senegal, se fijaron seis objetivos a cumplir por los países firmantes, entre ellos México, para 2015:
Atención y educación de la primera infancia. Los países firmantes se comprometen a reducir las tasas de mortalidad infantil en niños menores de cinco años y brindar las condiciones alimentarias y de salud que permitan a los infantes desarrollar sus capacidades cognitivas; particularmente, este objetivo pretende que los niños en edad de cursar la educación preescolar puedan hacerlo de manera óptima.
Enseñanza primaria universal. Para 2015 se plantea asegurar que los niños y las niñas en condiciones desfavorables, como pobreza o de minorías étnicas, tengan acceso a la educación primaria; de esta manera los Estados asumen el compromiso de ofrecer educación primaria gratuita y obligatoria.
Competencias de jóvenes adultos. Dotar de las competencias “básicas” que permitan a los jóvenes en educación secundaria “asimilar el saber y aprender los valores, actitudes y conocimientos prácticos que les servirán para mejorar su capacidad de trabajar, participar plenamente en la sociedad, dirigir su vida y seguir aprendiendo”; para ello se estableció otorgar carácter universal a la educación secundaria.
Alfabetización de los adultos. Aumentar en 50 por ciento el número de adultos alfabetizados, principalmente a las mujeres, asimismo que se garantiza su acceso a la educación básica y a la educación continua para incorporarse de manera activa al “mundo en el que viven”. Este objetivo tiene como propósito “brindar una segunda oportunidad” a los adultos que no saben leer y escribir; irónico si se piensa que tal vez nunca tuvieron una primera oportunidad.
Paridad e igualdad de género. Lograr para 2015 la igualdad entre géneros, particularmente en el acceso de las niñas a educación básica; para ello, el documento de la Unesco plantea conseguir que la tasa de matrícula sea la misma para niñas y niños, así como establecer las condiciones adecuadas mediante prácticas no discriminatorias para que ambos géneros puedan alcanzar su mayor rendimiento escolar.
Calidad de la educación. El concepto de calidad es siempre discutible, sobre todo si a educación se refiere. En Dakar se planteó “mejorar todos los aspectos cualitativos de la educación, garantizando los parámetros más elevados, para que todos consigan resultados de aprendizaje reconocidos y mensurables, especialmente en lectura, escritura, aritmética y competencias prácticas esenciales”, entendiendo así que una educación de calidad ha de atender dichas necesidades básicas de aprendizaje que mejoren la experiencia de vida del educando.
De los objetivos que no se cumplirán
Frecuentemente relegada de la agenda educativa y también del presupuesto, el primer compromiso que no se podrá satisfacer para 2015 es la alfabetización de los adultos (objetivo 4) debido a que no se concretó el logro de reducir la tasa de analfabetismo cuatro por ciento. Actualmente las personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir suman cinco millones en México de un total de 774 millones a nivel mundial, el documento de la Unesco sitúa a México como uno de los países que están lejos de alcanzar la meta en este aspecto, sin embargo, indica que se realizan “progresos relativos importantes”.
Durante la presentación del informe (Excelsior, 30 de enero de 2014), el director de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la Unesco, Jorge Sequeira, indicó que a las personas que no saben leer ni escribir se suman los analfabetas funcionales que “medio saben leer, medio saben escribir, pueden reconocer un billete de banco, pueden saber a dónde va el autobús, pero no pueden tomar decisiones informadas o llenar un formato de trabajo”; en este sentido se perfila el segundo objetivo que no podrá cumplirse: la calidad en la educación.
El documento de la Unesco señala que en cuanto a la calidad de la educación (objetivo 6), 50 por ciento de los niños y jóvenes que no adquieren los saberes básicos en matemáticas, lectura y ciencia tendrán deficiencias en niveles escolares posteriores y dificultades para conseguir un trabajo bien remunerado.
A nivel mundial, el informe estima que 250 millones de niños – de 650 millones- en edad de cursar la primaria no adquieren los conocimientos básicos de lectura y matemáticas, la Unesco denomina a esto “la crisis mundial del aprendizaje”.
El informe Educación para Todos sentencia, al relacionar la calidad educativa con el crecimiento económico, que “si México hubiese elevado en 70 puntos sus resultados en matemáticas en el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de la OCDE, hasta alcanzar la media de la OCDE, su tasa de crecimiento anual per cápita se habría incrementado cerca de 1,4 puntos porcentuales”, considerando que la tasa de crecimiento económico promedió 1.5 por ciento entre 1990 y 2010.
Inmersos en la tesitura de relacionar educación y economía, el informe señala que por cada alumno con habilidades por debajo del aprendizaje básico, México “pierde” 25 mil 725 pesos, que es la inversión que destina el gobierno mexicano por cada alumno; utilizando las mismas cifras que nos da la Unesco, esto indica que se “pierden” cerca de 177 mil millones de pesos al año si consideramos que la mitad de los alumnos, de 13 millones 740 mil que se estima cursan el nivel primaria, tienen deficiencias en los saberes básicos.
Si bien se han tenido avances en materia de universalización de la educación primaria y secundaria, así como en la obligatoriedad de la educación media superior, el analfabetismo continua como un tema del que México no ha podido sacudirse desde el siglo pasado; en cuanto a la calidad educativa, resulta un tema que ha sido señalado por varios organismos internacionales y que la solución de este problema no atañe sólo a los maestros sino también del compromiso del Estado de brindar las condiciones de infraestructura e inversión suficientes para impartir una educación de calidad en todos los niveles. México destina alrededor del 6.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en educación –apenas superior al 6 por ciento recomendado- y tomando en cuenta los objetivos que no podrán cumplirse para 2015, se puede llegar a una simple conclusión: En México se invierte poco en educación y se invierte mal.
El autor es licenciado en Sociología por la UNAM.