Delma Cecilia Martínez Muñoz
Centro Internacional de Pensamiento Crítico “Eduardo de Río” Ríus
CINPECER CLACSO MÉXICO
Bienvenido al salón de Español III de 3° de Secundaria. Este es tu salón de Español III, un espacio seguro para la educación a distancia. Similar a lo que sucede en el aula de siempre, lo que aquí publiques sólo lo verán tu maestro, el director y, en algunos casos que así sea la dinámica, tus compañeros. Consulta la pestaña de “Personas” para saber quién pertenece a este salón. Consulta la pestaña “Trabajos” o “Trabajo en Clase” para ver qué actividades se te han asignado. Cada Classroom tiene un calendario, lo que te permitirá mantenerte al día en tus entregas. No olvides consultarlo frecuentemente. Puedes acceder a Classroom desde cualquier navegador y en cualquier tipo de dispositivo. Además, como todo G Suite for Education, tiene una App para tu celular. Recuerda que, a menos que el maestro lo indique explícitamente, es válido realizar tus trabajos con la herramienta que quieras. Por ejemplo, puedes hacer la actividad en tu cuaderno, tomarle una foto con el celular y entregarla a través de la aplicación del teléfono. Esperamos encuentres en Classroom una forma agradable y divertida de aprender Español III. ¡Bienvenido al futuro de la Educación! (Texto obtenido del Aula Classroom diseñada para el Proyecto de Gobierno Federal ante la contingencia COVID 19)
El texto planteado al inicio, es el que aparece en la plataforma classroom del Proyecto de la Secretaría de Educación Pública en México para la contingencia ¡Aprende en casa!, que da la bienvenida a las y los estudiantes de educación Secundaria. Por supuesto que, desde la visión despolitizada de la mayor parte del magisterio, estudiantes y familias, es un texto inocente, incluso alentador pues invita a pensar en un futuro. Sin embargo, es necesario plantearnos por qué no se da una bienvenida que contextualice la situación por la cual pasa el mundo en materia de la Contingencia Covid19, que además explique a las familias porqué tienen que recibir esos “aprendizajes esperados” de manera tan urgente, que al menos, desde un discurso hipócrita, mencionara que les “interesan las familias y las problemáticas que se están viviendo al interior de los hogares”. Pero no, ese discurso desaparece la pandemia, y pretende que las y los maestros quedemos desdibujados, para imaginar como dice el comunicado: “un espacio similar al que sucede en el aula siempre”.
De verdad, ¿No podemos ver la implicación política en tan pocas líneas?. Más allá de un análisis que requeriría tiempo y metodología específica de si las y los docentes hacemos análisis políticos de los discursos y los contextos, quiero hacer énfasis en el enmascaramiento que se hace de un sistema educativo caduco en uno de futuro y modernidad, pero sobre todo de la peligrosa invisibilidad de las maestras y maestros en esa aula virtual.
Desde el discurso oficialista mexicano, basta con hacer algunos movimientos de dedos en teléfonos, tabletas, equipos de cómputo y ver algunos videos explicativos, por cierto nada lúdicos y bastante monótonos, para que la comunidad magisterial en apariencia desaparezca del escenario educativo que se había construido hasta antes de esta pandemia. No que el escenario anterior fuera el mejor o el espacio más crítico, pero permitía a través de la socialización, del contacto, de la presencia, establecer y ver cosas que no se pueden ni se podrán vivir a través de un ordenador.
Classroom, Youtube, Whatsapp, Zoom, Skype, Facebook… la virtualidad que vende lo que he denominado “espejismo de la normalidad”. Son los principales aliados de esta nueva estrategia de los sistemas capitalistas que se acomodan a todos los espacios. Pero debemos reconocer también que diversos grupos hemos coaptado la virtualidad como un terreno de reflexión y de lucha que nos permite estar sin estar, así como repensar todas las formas de comunicación y acción, porque el trabajo colectivo y organizativo continúa. Algunos ejemplos son: los grupos feministas, los grupos académicos críticos o tradicionalistas, los grupos de apoyo, los grupos familiares, los medios de comunicación, las amistades, etc.
La última Encuesta Nacional sobre Disponibilidad del Uso de Tecnologías de la Información de los Hogares ENDUTIH, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, menciona que en México, la proporción de los hogares que cuentan con computadora es de 44.9%, con internet 52.9% y un 72.9% con celular. Estas cifras, nos muestran que hay un número importante de familias que han quedado al margen, no solo de la propuesta educativa de la Secretaría de Educación Pública SEP en México, sino del derecho a la educación misma. Además tendríamos parece suponer que la mera conexión garantiza a los y las estudiantes ser autodidactas de la noche a la mañana, ofrece a los hogares contextos favorables, libres de violencia en todas sus formas, libres de preocupaciones económicas, sin cargas excesivas de trabajo doméstico para mujeres y niñas, etc. Todo pensado desde esa lógica en la que basta con tener acceso a la virtualidad para garantizar la educación. Con ello se vislumbra que es más una estrategia política que una estrategia educativa. Situación que dejará temas para otros debates respecto a la privatización, digitalización educativa, educación en línea, desaparición de la figura docente, desmantelamiento de movimientos sociales, etc.
Escuchamos también discursos gubernamentales sobre cuadernillos impresos que harán llegar a comunidades estudiantiles que han quedado marginadas por la brecha digital, como si un cuadernillo solucionara los conflictos prioritarios antes mencionados.
¿Acaso no importa primero conocer las condiciones en las que se encuentran las familias? ¿Es primero un aprendizaje que la dignidad? Sería tan sencillo ayudar si se tuviera la intención de hacerlo, bastaría con solicitar las bases de datos, seguimientos y observaciones que las instituciones elaboran sobre las y los estudiantes a lo largo del ciclo escolar, las cuales permitirían en estos momentos, conocer sus condiciones socioeconómico y de vulnerabilidad y con ello focalizar la ayuda urgente, antes que los aprendizajes esperados.
Ante todo esto, el mensaje de inicio de la plataforma classroom, es más que un mensaje, es el resumen de una política pública, de un modelo económico, de una visión estructurada de la educación desde ciertos intereses. Un mensaje que se vende a las familias bajo el disfraz de “Evitar perder el ciclo escolar”, pero se encuentra inmerso en una carga política de un Gobierno Federal que se presenta en total “discordancia” con los modelos neoliberales, pero que los promueve y los avala de manera sutil en este espacio escolar, hoy virtual.
A partir del 20 de abril con la modalidad en línea, se pueden obtener cientos de experiencias del fracaso que representa la actual propuesta de trabajo, no solo para los grupos magisteriales, que tienen que resolver dudas, subir materiales, revisar trabajos en línea, elaborar manuales, identificar a las y los estudiantes que no tienen ningún acceso virtual, resolver cómo llevar esos “aprendizajes esperados”. Aprendizajes que son huecos, insulsos, despolitizados, bajo los intereses e ideales neoliberales y acríticos, que preparan para un nuevo mercado laboral desde lo virtual y digital y que no requerirá que analicen nada, solo que se ejecute. Aprendizajes que no estaban y no están al servicio de la sociedad, sino de la individualidad, que no promueven la emancipación de las mujeres, ni de los grupos originarios, ni de las clases sociales, mucho menos pensados para la construcción de un mundo digno para todos y todas; ese mundo que se ha desnudado ante la pandemia con todos sus horrores y desigualdades, ese que hoy más que nunca tiene que ser cuestionado y repensado.
¿Habrá entonces que adaptarse a las nuevas formas?. Sí, pero desde la rebeldía, desde la defensa de la comunidad magisterial en las aulas, con las y los estudiantes, desde la defensa de acciones emancipatorias, cuestionando aquellas que perpetúa el orden de la desigualdad social, de la misoginia, el machismo, la discriminación, la violencia y que defienden los intereses de organismos internacionales.
Aunque dudo aún que esto cambie de manera radical, pero siempre me queda abrazarme a la utopía y a la esperanza, a la pedagogía crítica y educación popular desde la visión anti racista, anti clasista, anticapitalista, anti ecológica, anti patriarcal…
Sin embargo, en artículos anteriores he hecho énfasis de cómo las y los maestros que hacíamos frente a los embates de las reformas educativas en México, sobre todo la de 2013, no tomamos con suficiente seriedad el análisis de lo que se hacía en el aula, de la pedagogía que estábamos haciendo y estaban recibiendo, del rol que estábamos jugando al interior y exterior de las escuelas.
Cierro con la reflexión y lo hago al afirmar: podemos estar desgarrándonos las vestiduras, leyendo, produciendo espacios de lucha ahora detrás de una pantalla, con la preocupación del papel que jugará el magisterio, sus prestaciones, los paros nacionales, las relaciones en el aula, la nueva educación, el nuevo orden mundial. Pero ahí, lentamente, como siempre, desde el silencio, desde la “normalidad”, desde un magisterio y un sindicato alienado, miles de maestros y maestras de México aplican a raja tabla su programa, algunos incluso rediseñan sus actividades usando la tecnología o el papel; basados únicamente en los “aprendizajes esperados”, desde una educación bancaria, desde la virtualidad, desde la banalidad del mal que postulaba Hannah Arendt. Desde ese universo digital y el aislamiento físico, construyen de forma consciente o inconscientemente ¡El futuro de la Educación!