En medio de las discusiones internacionales sobre el uso de las tecnologías educativas en los centros de estudio, es claro que las aplicaciones innovadoras pueden ser una herramienta muy fructífera en cuanto a la manera en la que son enseñados los conocimientos de manera didáctica, pero es indispensable no verlas como la única solución al problema.
Sabemos por ejemplos cercanos, que el uso de las aplicaciones tecnológicas en las salas de enseñanza, necesita venir acompañado de múltiples factores, primero que las instalaciones escolares permitan su buen uso, así como de capacitaciones al profesorado que faculten al máximo sobre las capacidades y las limitantes de tales complementos en el aula.
Un ejemplo que ayuda a ilustrar que “no es suficiente con tener iPads en la escuela”, se reportó el mes pasado por el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, publicado en el Hechinguer Report.
El LAUSD, llama la atención en “intentarlo de nuevo”, los expertos en tecnología educativa reportan que la experiencia en el distrito requiere de técnicos que estén capacitados para evitar ser hackeados, pero además es necesario entender cómo usar los aplicativos para enseñar y a aprender. Las críticas hechas por la institución, formularon ciertas cuestiones a las que, el sistema educativo de todo el país del norte se está enfrentando, resaltando el requerimiento de líderes en tecnología mejor entrenados.
La experiencia de uno de los estados más ricos de Estados Unidos, tiene que ser estudiada por nuestras autoridades educativas que precisan entender que no sólo con poner pizarrones electrónicos o regalar tabletas a los alumnos, mejorarán el nivel educativo en México; y además de entender que se tienen que ver como un complemento y no como una sustitución del cuerpo docente, será necesario tener en las escuelas expertos en cuestiones técnicas que ayuden a obtener el mayor provecho de las nuevas tecnologías.