Biólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirman que las azoteas verdes ayudan a disminuir la contaminación atmosférica que amenaza la salud de los habitantes de la Ciudad de México, por lo que promueven su creación.
Jerónimo Reyes Santiago, biólogo del Jardín Botánico (JB) del Instituto de Biología (IB), señala que el objetivo de estas iniciativas es aumentar las áreas verdes que en la urbe son limitadas, las cuales, reciben la presión de las altas temperaturas a causa del efecto conocido como islas de calor urbano, por lo que requieren gran cantidad de agua.
Investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo, la UNAM, en conjunto con el Gobierno del Distrito Federal elaboraron una iniciativa que fue enviada a la Universidad Humboldt de Berlín, Alemania, para ser estudiada.
Reyes reconoció que el proyecto se enfrentó a muchas resistencias.
“La idea era hacer dos mil metros cuadrados en los edificios, aunque no se aprobó porque suponían que el inmueble se deterioraría. Hubo que explicar que un desarrollo tecnológico de ese tipo no se improvisa ni es ocurrencia. Se trata de ajustarse a las especificaciones de construcción”, explicó.
Para ponerlo en práctica era necesario contar con plantas de alta resistencia a la sequía, como las llamadas suculentas (del latín sucus, jugoso), que toleran las inclemencias del clima en las condiciones de una zona urbana, sobrecalentada, detalló.
Se trata de magueyes (Agave spp.), nopales (Opuntia spp.) y siemprevivas (Sedum yEcheveria), entre otras ahorradoras de agua, cuya característica es que el 80% de su cuerpo es líquido, como conchitas o chismes; en suma, plantas de las zonas áridas de México.
Ese tipo de vegetación regula la temperatura, produce oxígeno, capta bióxido de carbono y ahora se sabe que absorbe hidrocarburos aromáticos policíclicos, altamente cancerígenos, así como una gran cantidad de partículas suspendidas de metales pesados como plomo, zinc, manganeso o cromo.
“Las azoteas verdes proyectadas en la UNAM se hacen desde la perspectiva de preservar los hábitats originales, como la vegetación natural del Pedregal de San Ángel. No obstante, también siguen criterios ornamentales bajo el diseño de paisaje. Con plantas nativas, pero ordenadas para jardín a fin de que la gente pueda disfrutar la vista”, concluyó.
Los investigadores han incluido especies catalogadas en riesgo de extinción por la norma oficial mexicana NOM-059-Semarnat-2010, con el propósito de resguardarlas por si se llegaran a extinguir en su ambiente natural.