Erick Juárez Pineda *
Las escuelas normales juegan un papel fundamental en la construcción de un proyecto educativo de nación. Su funcionamiento, operación y futuro no sólo dependen de las voluntades políticas y económicas de las autoridades, sino de diversos elementos intangibles que tienen un impacto mucho más profundo en el sistema educativo.
A tres años de que nació el Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales y la puesta en marcha de la Estrategia Nacional de Mejora de estas instituciones, existen avances, retos y pendientes que no se deben perder de vista del debate público.
En materia presupuestal, hubo un incremento de recursos considerable, pasando de 20.6 millones de pesos asignados en 2021 a 750 millones de pesos en 2022. Para 2023, la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio (Dgesum) solicitará al Estado mil millones de pesos; sin embargo, pedirán que este dinero se entregue de manera directa a las escuelas mediante el programa La Normal es Nuestra, una iniciativa similar a La Escuela es Nuestra, de educación básica. Esa asignación sin intermediarios
, señalan las autoridades, pretende fortalecer la autonomía de gestión y estaría regulada por comités comunitarios de participación escolar integrados por miembros de la comunidad y fiscalizados por las asambleas normalistas internas.
Otro resolutivo es la ampliación y fortalecimiento de la oferta educativa: permanece la licenciatura en inclusión educativa, regresa la licenciatura en educación especial, se añade la licenciatura en educación inicial y comienza el pilotaje en Michoacán de la licenciatura en educación inicial intercultural plurilingüe y comunitaria.
Uno de los aspectos más relevantes, pero que más debates ha presentado, es el avance de la nueva malla curricular 2022, la cual se ha formulado de acuerdo con las comunidades normalistas: 50 por ciento lo ha propuesto la Federación y el otro 50 por ciento de los contenidos se van formando en coordinación con las autoridades estatales y los planteles educativos.
Esta construcción pedagógica ha sido motivo de acalorados encuentros en los diferentes foros: sesiones maratónicas donde docentes, investigadores, autoridades de todos los niveles y representantes de estudiantes han discutido profundamente cuáles son las necesidades que requieren los diversos contextos.
En Veracruz, por ejemplo, la Dirección de Educación Normal ha impulsado una serie de foros para debatir y consensuar temas como la importancia del trabajo multigrado, la centralidad de la práctica como eje articulador para la construcción de los saberes docentes, la equidad de género, educación financiera, la interculturalidad crítica, entre otros que se han colocado como cursos optativos en los planes de estudio 2018 y que se pretenden retomar de manera oficial en los planes 2022.
Ante ello, esta nueva malla curricular comenzará a implementarse en el próximo ciclo escolar 2022-23; sin embargo, también ha generado preocupación entre los docentes, pues queda muy poco tiempo para su inicio y los documentos finales aún no están listos.
A pesar de esta situación, han recibido la instrucción de comenzar a trabajar con este nuevo plan, aun sin tener los documentos correspondientes y en completo desconocimiento de su contenido, por lo que temen comenzar el ciclo con improvisaciones. Esta no sería la primera vez que sucede, pues lo mismo ocurrió durante el aterrizaje de los programas 2012 y 2018.
Existen otros retos que persisten. Recientemente, la investigadora Verónica Medrano (2021) señaló que en general, la plantilla docente no cuenta con las condiciones laborales de contratación y asignación horaria que les permita participar efectivamente en programas como el Sistema Nacional de Investigadores ni en convocatorias para acceder a recursos de los fondos del Conacyt para la investigación.
También considera que estos contextos afectan la creación y consolidación de los cuerpos académicos y, además, aún existen fuertes influencias de grupos sindicales y de organizaciones estudiantiles externas que han aletargado diversos procesos de mejora y transformación.
El fortalecimiento de las escuelas normales requiere una participación efectiva de toda su comunidad. Los retos y pendientes son amplios, pero sólo bajo una construcción democrática y plural será posible un robustecimiento real de estas instituciones fundamentales para lograr el bienestar colectivo.
*Periodista especializado en educación
Twitter: @elErickJuarez