En este espacio he tenido la oportunidad de compartir con ustedes diversos temas en el contexto de la relación bilateral entre Australia y México, y en esta ocasión me gustaría abordar algunos aspectos relacionados con la educación.
Comenzaré por dar una idea acerca de la importancia del sector educativo para Australia. Tan sólo durante el año pasado, más de 400 mil estudiantes de más de 150 países seleccionaron a una institución australiana para cursar algún programa académico: idioma inglés, educación vocacional, una licenciatura, un posgrado o quizá para participar en un programa de intercambio académico. Esta cifra posiciona a Australia como el cuarto destino académico más importante del mundo, detrás de Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
Ustedes se preguntarán, ¿cómo es posible esto? La respuesta es simple, pero contundente: la calidad de la educación. Presento algunos ejemplos: aunque en Australia existen solamente 41 universidades (en México hay alrededor de tres mil), siete de ellas se encuentran entre las 200 mejores del mundo. En disciplinas específicas como salud, ciencias, tecnología, arte o ciencias sociales, por mencionar algunas, nuestras universidades se encuentran entre las mejores 50 a nivel mundial. El impacto relativo de la investigación que se lleva a cabo en diversas instituciones se encuentra muy por encima del promedio internacional. Asimismo, cuando una persona sale a estudiar al extranjero también desea gozar de una experiencia de vida lo más agradable posible, y en ese sentido, en Australia se encuentran cuatro de las diez ciudades con mejor calidad de vida de acuerdo con The Economist Intelligence Unit.
El hecho de que Australia se posicione en la mente de los estudiantes mexicanos es motivo de alegría. Durante los últimos años el número de mexicanos que estudian en Australia ha ido en aumento, al grado que en 2014 se registraron poco más de dos mil matrículas en instituciones educativas. Cabe destacar que los lazos de educación no los constituyen solamente individuos con deseos de obtener educación de clase mundial, sino también universidades, centros de investigación, empresas y el sector público. Ello genera vínculos cada vez más fuertes y cercanos.
Como muestra de lo anterior, existen más de 90 convenios de colaboración entre instituciones de ambos países, así como programas de investigación en temas de interés común o programas de formación de recursos humanos como el del International Water Centre–UNESCO en temas de recursos hídricos. Australia colabora también a través de diversas organizaciones en iniciativas orientadas al fortalecimiento de la capacitación y el uso del idioma inglés, así como a través de expertos en diferentes foros internacionales en temas como agricultura, seguridad alimentaria, agua, desarrollo de competencias y calidad en la educación.
Asimismo, me complacería sobremanera que un mayor número de estudiantes australianos realice estudios en México en virtud de los convenios existentes, así como de los programas de intercambio académico en vigor entre instituciones australianas y mexicanas.
Recientemente, la doctora Anna Ciccarelli, responsable de Educación del Consejo de Relaciones Australia–América Latina (COALAR, por sus siglas en inglés) visitó México con la intención de desarrollar un diálogo con los principales actores del sector educativo, tales como la Secretaría de Educación Pública, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, y poder plasmar en un Memorándum de Entendimiento una agenda que permita detonar el potencial de colaboración bilateral.
Australia y Mexico verán fortalecida su relación de socios en un tema esencial para el desarrollo como lo es la educación. Estoy seguro que se escribirán muchas páginas más sobre esto en el futuro.
Espero sus comentarios en downunder.mexico@dfat.gov.au o en Facebook.com/ausembmex.
Embajador de Australia en México.