Cuando la autoridad no pone atención a lo importante en la educación nacional avanza el deterioro. Parece que el alto funcionariado de la Secretaría de Educación Pública se embelesa con el Plan de Estudio 2022 y los nuevos libros de texto gratuitos y deja en segundo plano los problemas trascendentes: abandono escolar, aprendizajes perdidos, incluso, como marcan ciertos colegas, el desaprendizaje que causó la pandemia por covid-19.
Tuvieron que pasar muertes y desgracias para que la secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez Amaya, pusiera en marcha la Estrategia en el aula: prevención de adicciones con manuales para docentes y alumnos y un video que advierte a los niños sobre los daños que causa el fentanilo. Desde antes se habían iniciado acciones, algunas impulsadas por gobiernos estatales, para prevenir y disminuir la violencia escolar. Propuestas quizá bien intencionadas, pero que colocan a los maestros en situación de policías. No obstante, la violencia externa se reproduce en las escuelas y contra ella el gobierno lanza abrazos, no balazos.
Sin embargo, hacer algo es mejor que no hacer nada, como sucede con cuestiones sustantivas del hacer del sistema educativo. Si bien la SEP ya dio a conocer cifras del tamaño del abandono escolar, no así de una estrategia para remediarlo, y tratar de recuperar al menos una parte del alumnado que dejó la escuela. El Inegi reportó en marzo de 2021 que 198 mil estudiantes habían muerto por infecciones de covid-19.
Desde septiembre del año pasado, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación anunció que los maestros identificarían a quienes se marcharon de las aulas, saber por qué y tratar de convencerlos de que regresaran. Pero como no anunció éxito en ese lance, es probable que no se haya hecho mucho. Además, la obligación es de las autoridades, no de la organización de los trabajadores.
De lo que se sabe poco es de cuánto y quiénes dejaron de aprender durante la pandemia. Hay estimaciones de la Unicef y de organizaciones civiles mexicanas de un rezago de hasta dos años de lo que se supone los alumnos de educación básica y media deberían haber aprendido. Según Mexicanos Primero recuperar ese quebranto tomará 60 años. Y esa pérdida se distribuye de manera desigual, hubo más frustración entre los segmentos pobres que entre los sectores de clase media.
La pandemia puso de moda una noción que rara vez se utiliza en la investigación educativa: desaprendizaje. Hay evidencia anecdótica reportada en la prensa en diferentes ocasiones que niños que regresaron a quinto o sexto año de primaria habían olvidado cómo leer y escribir, su cálculo numérico era deficiente. La SEP no ataca ese problema y desampara a los maestros, que tendrán que resolver los desbarajustes con sus medios y conocimientos. Más carga para ellos.
Si la SEP pusiera atención a lo cardinal de la educación en lugar de tratar de cautivar el oído de los docentes con la soberanía cognitiva, acaso sería otro el panorama.