Miriam Martínez
Investigadores del Instituto Tecnológico de Sonora (ITS) estudian la felicidad y la satisfacción de vida como posibles respuestas para contrarrestar el síndrome del burn out, el cual, se manifiesta a través de un estado de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y llega a alterar la personalidad y autoestima de quien lo padece.
En el marco del XVI Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE) organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), explicaron durante una ponencia un estudio cuantitativo el cual argumenta que los niveles de felicidad subjetiva y la satisfacción de vida pueden influir positivamente en el engagement o compromiso académico.
La doctora Maria Fernanda Durón Ramos, afirma que el término engagement académico se refiere a un estado mental positivo que está presente al realizar actividades intelectuales y que en un futuro puede transformarse en engagement laboral, lo que implica un espejo positivo ante el síndrome del burn out.
Para llegar a las conclusiones anteriores, realizaron un estudio cuantitativo no experimental transversal y explicativo a estudiantes universitarios donde analizaron las tres variables de interés: felicidad subjetiva, satisfacción de vida y engagement académico.
Por lo anterior, Durón comentó que es pertinente que las instituciones de educación superior inviertan en programas dirigidos al aumento de emociones positivas en estudiantes universitarios.
Por otro lado, la Universidad Iberoamericana apoya el bienestar de estudiantes durante la pandemia por la COVID19 al devolver reportes de investigación personalizados con recomendaciones sobre dimensiones psicoafectiva, pedagógica y tecnológica.
La iniciativa anterior surge de un estudio de diseño mixto convergente predominantemente cuantitativo en educación básica, educación media superior y educación superior realizado por grupo de estudiantes y académicos de la Universidad Iberoamericana, Cdmx.
Respecto a los resultados en la dimensión pscioafectiva, el maestro Miguel Angel Rivera Navarro afirmó que 9 de cada 10 estudiantes de educación primaria vivieron alguna situación de violencia o estuvieron en contacto directo con la misma durante la pandemia.
Posteriormente, la doctora Cimena Chao expresó que ante el desequilibrio psicológico durante el confinamiento es necesario enfocarse en un regreso a clases partiendo de priorizar el equilibrio emocional.
Finalmente, investigadores de la UNAM del programa de maestría en psicología residencia en educación especial de la FES Zaragoza, presentaron resultados de la Validación social de un programa de competencias emocionales para adolescentes con aptitud sobresaliente.
Para ello, Rocío Luciano Morales afirmó que los alumnos con Aptitudes Sobresalientes (AS) son aquellos capaces de destacar significativamente del grupo social y educativo al que pertenecen en uno o más de los campos científico, tecnológico, humanístico, social, artístico o motriz.
Por lo tanto, quienes tienen una condición AS, requieren apoyos diferentes para estimular sus habilidades y apoyar la resolución de problemas educativos y emocionales durante la adolescencia.
Con respecto a este apoyo, aplicaron un programa llamado “emocionalmente saludable”, mismo que favoreció el desarrollo y enriquecimiento de competencias emocionales en los alumnos beneficiarios como la regulación emocional, empatía, asertividad y solución de problemas.