En el marco de la mesa de análisis “Preparando el regreso a clases”, organizado por la Universidad Iberoamericana, investigadores coincidieron que ante el actual contexto de pandemia, la educación y la escuela no solo deben verse como los espacios donde se comparte y construye el conocimiento, sino como un bien común donde se crean fuertes vínculos que trascienden los espacios físicos de las aulas y que impactan positivamente en la vida de la comunidad educativa.
Al respecto, Luz María Moreno Medrano, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), explicó que actualmente enfrentamos situaciones que han complicado la vida de los estudiantes, especialmente en el aspecto alimenticio, donde el cierre de escuelas afectó los más vulnerables.
Además, explicó que ante este confinamiento se han incrementado las desigualdades de género como los casos de violencia intrafamiliar y la diminución de oportunidades laborales para mujeres, además de las desigualdades educativas, sobre todo, en aquellas poblaciones que no cuentan con los recursos electrónicos para continuar sus estudios.
“Estamos ante un escenario incierto, retador y fuerte , donde extrañamos la escuela como ese espacio donde podemos tener momentos de contención, de socialización y espacios positivos donde poder sanar”, añade.
Bajo este contexto, explica, debemos ver a la escuela y a la educación no solo como un lugar donde se recibe y se genera aprendizaje, sino como un bien común que se desarrolle en un clima de confianza y resolución de conflictos.
Por su parte, Cimenna Chao, coordinadora de la Especialidad en Educación Socioemocional de la IBERO, expone que la actual crisis, que nos ha tomado a todos por sorpresa, ha causado malestares y emociones intensas que nos ha llevado a actuar desde la impulsividad, pues se vive un ambiente de incertidumbre y evasión de la realidad.
Advierte que a más de un año de procesos de adaptación e improvisación, estamos en un momento donde podemos recordar experiencias, lo cual, es necesario para sanar y resignificar estas vivencias difíciles.
Ante estas experiencias duras, añade, debemos reconstruir los aprendizajes vividos para, finalmente, poder innovar y dejar a un lado la improvisación.
Bajo este contexto, señala, donde más hubo disparidad fue en el aspecto socioemocional, donde tenemos más rezagos, incluso, que en los aspectos académicos o de aprendizaje.
Por ello, dice, debemos prestar atención a los riesgos conductuales que ha presentado la mayoría de la población, los cuales, se han agravado por conductas como el sedentarismo, cambios en hábitos de sueño y alimenticios
Finalmente, Luis Medina Gual, coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación advierte que, hasta el momento, no hay información clara sobre los aprendizajes adquiridos o perdidos durante la pandemia.
Sin embargo, propone voltear a ver aquellos aprendizajes que se obtuvieron bajo este contexto y que no se habrían podido adquirir dentro de las escuelas.
“Los aprendizajes no escolares también cuentan y son muy valiosos. Muchas veces este tipo de conocimientos no se pueden ver dentro de las aulas o se ven reflejados en el currículum”
Además,concluye, se deben vincular estos aprendizajes adquiridos con los escolarizados y, así, comenzar a reparar emocional y académicamente a los estudiante para el regreso a las aulas.