En México, lo sabemos bien, existe una proporción muy alta de alumnos de 15 años cuyo nivel de dominio en competencias básicas –lectura, matemáticas y ciencias– es menor al requerido para continuar sus estudios y para, eventualmente, ejercer como ciudadanos activos y para obtener un trabajo bien remunerado.
En concreto, los siguientes porcentajes de estudiantes mexicanos se situaron por debajo del nivel de suficiencia (nivel 2) en PISA 2012: 55 por ciento en matemáticas (media OCDE: 23 por ciento), 41 por ciento en lectura (media OCDE: 18 por ciento), 47 por ciento en ciencias (media OCDE: 18 por ciento), y 31 por ciento en las tres competencias (media OCDE: 12 por ciento).
Muchos otros países participantes en la prueba PISA presentan proporciones significativas de estudiantes de bajo rendimiento (definidos por PISA como aquellos que se ubican debajo del nivel 2 de los 6 contemplados en la escala de dominio). Esta situación resulta grave, pues como enfatiza un estudio reciente de la OCDE, un alto porcentaje de alumnos situados por debajo del nivel de suficiencia compromete el desarrollo no sólo de esos estudiantes en lo individual, sino también la equidad social y en el crecimiento económico de la sociedad en su conjunto.
El estudio en cuestión, titulado: Estudiantes de bajo rendimiento: Por qué se quedan atrás y cómo ayudarles a tener éxito, fue dado a conocer la semana pasada y está basado en los resultados de los 64 países y economías que participaron en PISA 2012. El trabajo identifica los factores asociados con la presencia de alumnos de bajo rendimiento y ofrece recomendaciones sobre cómo reducir su número.
El análisis de los resultados PISA 2012 indica que el bajo rendimiento en esa prueba es producto de una multiplicidad de factores, entre los que destacan, para las tres competencias evaluadas y para el conjunto de los 64 participantes, en primer lugar, el nivel socioeconómico y, en segundo, el haber repetido grados escolares. Las variaciones entre países en lo que hace al impacto del nivel socioeconómico, así como otras variables tales como motivación, características familiares y factores escolares, sin embargo, son muy considerables.
Para el caso mexicano, los principales hallazgos del estudio son los siguientes. Al igual que en el resto de los países y regiones participantes, en México, la variable con mayor incidencia en el bajo rendimiento de los alumnos es el nivel socioeconómico. Así, en nuestro país, un estudiante pobre tiene 3 veces mayor probabilidad de tener bajo rendimiento en PISA que un alumno aventajado en términos socioeconómicos. Otras variables fuertemente asociadas a bajo rendimiento en México son: lengua familiar distinta a la de la escuela, menor tiempo en tareas escolares, ausentismo de los docentes y escuelas con menor cantidad de actividades extra-curriculares.
En lo que hace a los factores socioeconómicos, llama la atención el que, si bien México tiene un mayor porcentaje de alumnos de bajo rendimiento entre los sectores desfavorecidos (71 por ciento) que entre los grupos socialmente aventajados, la proporción de estudiantes con malos resultados entre estos últimos grupos sea tan alta (37 por ciento).
Esta situación se hace especialmente evidente al compararnos con otros países. Para el conjunto de países OCDE, el porcentaje de alumnos socialmente desfavorecidos y aventajados ubicados debajo del nivel 2 en matemáticas es, respectivamente, 37 y 10 por ciento. Las cifras comparables promedio para la totalidad de los 64 participantes en PISA 2012 son, respectivamente, 46 y 17 por ciento. En suma, comparado con los otros 64 países y regiones que participaron en PISA 2012, el desempeño de los mexicanos socialmente aventajados es aún peor que el de los alumnos con mayores carencias en el país.
A fin de abatir el número de alumnos que no cuentan con las competencias indispensables para operar con éxito en la escuela y en la vida laboral y social, la OCDE ofrece recomendaciones generales, pero también recomendaciones diferenciadas. Para aquellos países con porcentajes relativamente bajos de alumnos en esa situación, sugiere a sus gobiernos adoptar políticas de atención focalizada. Para aquellos, como México, con altas proporciones de estudiantes de bajo rendimiento, la recomendación a los gobiernos es impulsar transformaciones de corte sistémico.
Existen numerosos indicios de que México optó, de unos años a la fecha, por una transformación sistémica de fondo. La implementación de esa estrategia apenas comienza, falta muchísimo por hacer, mucho por afinar y casi todo por concretar, pero la decisión de adoptar una estrategia de cambio integral parece ser la correcta.
Twitter:@BlancaHerediaR