Jaime Valls*
La situación sobre la violencia en contra de las niñas, niños y adolescentes (NNA) en México es preocupante. Según el diagnóstico del Plan de Acción de México Alianza Global para poner n a la violencia contra niñas, niños y adolescentes, en nuestro país mueren por homicidio 3 NNA diariamente, siendo la segunda causa de muerte en esa cohorte; 6 de cada 10 NNA han experimentado recientemente algún tipo de castigo físico o psicológico, donde 80% de esos castigos es provocado por sus padres; 4 de cada 10 violaciones ocurren a NNA, entre otros datos reveladores de esa triste realidad.
Es por esa razón que, derivado de la Ley General de Derechos de NNA, se constituye en diciembre de 2015 el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), que ha formulado el Plan de Acción y las estrategias para erradicar ese flagelo.
Una de esas estrategias corresponde a la creación de la Alianza por una niñez sin violencia, que se formalizó el pasado 2 de agosto, en la cual la ANUIES fue invitada a participar, en razón del gran potencial académico que las instituciones aliadas a nuestra organización cuentan para coadyuvar en esas tareas.
La ANUIES participará a través de las funciones sustantivas de las Instituciones de Educación Superior aliadas: la formación ciudadana y ética de los estudiantes, la constitución de redes y programas de investigación para profundizar en el conocimiento y propuestas de intervención sobre el desarrollo integral de la niñez, apoyar en la formación continua y capacitación de profesores, asesores y funcionarios, y atender a la población objetivo en clínicas y centros universitarios especializados y en programas de servicio social, para concientizar, apoyar e intervenir en casos de violencia.
Luchar contra la violencia infantil y adolescente significa preservar los derechos de nuestros estudiantes, pues si bien en las instituciones de educación superior se atiende mayoritariamente a jóvenes mayores de 18 años, en 49 de las instituciones asociadas se imparten estudios de educación media superior, que involucra a cerca de 800 mil adolescentes, que representa 15% de la matrícula nacional de ese nivel. En ese sentido, promoveremos entre nuestras asociadas y sus comunidades información y programas para la construcción de una cultura universitaria de paz y de respeto.
Como evidencia de esa convicción social, la ANUIES ha suscrito convenios de colaboración con la Comisión Nacional de Derechos Humanos y con la Secretaría de Gobernación, a partir de los cuales se impulsan acciones para fomentar una cultura de la legalidad en nuestras asociadas y promover el respeto de los derechos humanos.
Del mismo modo, la ANUIES elaboró un Modelo para el Desarrollo Profesional Integral de Docentes de Educación Básica, que comprende las dimensiones humanas, los saberes profesionales y la organización escolar del docente, aspectos que le permitirán realizar un acompañamiento adecuado en los aprendizajes de sus estudiantes.
En la ANUIES estamos convencidos de que, en un mundo tan convulsionado y violento como el que nos ha tocado vivir, el respeto a la integridad de la niñez y de la adolescencia continúa siendo una tarea pendiente que nos involucra a todos, pues la violencia, como otros males sociales, tiene un proceso ascendente y transversal que empieza en la familia y se manifiesta crudamente en la sociedad. Para concluir, como bien decía el filósofo Umberto Eco, “nosotros, la gente de la universidad, estamos llamados a librar, sin armas letales, una infinita batalla por el progreso del saber y de la compasión humana”. Una de esas batallas pendientes es conocer y aprender a vivir en paz, convivialmente, respetar los derechos humanos y erradicar toda forma de violencia.
*Secretario general ejecutivo de la ANUIES