Por María Teresa Aguilar Álvarez Castro
Soy abogada. Me encuentro chistes sobre malos abogados todo el tiempo. ¿Quién no los ha escuchado? La mala fama no es gratuita. La gran mayoría de nosotros hemos tenido que lidiar, en algún momento de nuestras vidas, con abogados deshonestos, irresponsables o abusivos. Nuestra imagen como gremio está tan deteriorada casi como la de los políticos (muchos de ellos, abogados).
El propósito de este artículo no es reivindicar al gremio en su conjunto. Cada persona es responsable de la ética y honradez con la que trabaja. Por eso mismo es importante compartir la experiencia que hemos tenido desde Mexicanos Primero en nuestra labor de defender el derecho de los niños y jóvenes a tener una educación de calidad.
Descubrimos que existen muchos abogados dispuestos a trabajar para mejorar la educación de este país; y varios de ellos sin ganar un centavo. En todos los foros de abogados en los que hemos expuesto los bajos resultados en el aprendizaje de nuestros niños mexicanos, invariablemente al finalizar el evento se acercan a nosotros y nos preguntan ¿en qué podemos ayudarles?
Pues hemos hallado una manera. Desde hace más de tres años iniciamos en Mexicanos Primero un área de litigio estratégico, creando Aprender Primero como su brazo contencioso. La idea fue hacer justiciable y efectivo el derecho humano a la educación, involucrando al Poder Judicial o a instancias ajenas al Poder Ejecutivo, en la mejora de la educación, a través de juicios o procedimientos contenciosos que crearan precedentes importantes.
Pero esto no lo podíamos hacer solos. Cuando empezamos con este proyecto, el área jurídica de Mexicanos Primero consistía únicamente en mi persona (ahora somos dos). Afortunadamente hemos contado con el apoyo de algunos de los abogados más talentosos pero, sobre todo, más generosos que nos han donado su tiempo, talento y recursos para ello.
Con ellos hemos iniciado juicios de amparo, denuncias penales, acciones colectivas y recursos administrativos. Hemos representado a padres de familia que buscan mejorar la educación de sus hijos; defendido a maestros talentosos en contra de arbitrariedades; logrado la transparencia en la información gubernamental en materia educativa; activado a los órganos de fiscalización para evitar el desvío de recursos públicos destinados a la educación, y obligado a que se realicen evaluaciones que habían sido canceladas. Tenemos abogados de Monterrey representando a padres de las zonas más pobres de Guerrero; abogadas en la Ciudad de México defendiendo los derechos de niños de Oaxaca, y profesores de las mejores escuelas de Derecho del país litigando en favor de maestros de Tlaxcala.
Quiero aprovechar este espacio para hacerles un reconocimiento a estos buenos abogados que, sin cobrar un solo peso, han trabajado por el derecho a la educación de nuestros niños, con el único interés de hacer de este país uno mejor. Son personas que de la queja de sobremesa o la indignación han pasado a la acción, aprovechando su talento y las oportunidades que este país les ha dado, para que otros las tengan.
La mejora en la educación en México requiere la acción de todos los ciudadanos. Cada uno puede hacer algo desde su trinchera, y los abogados, en gran medida. Litigantes, defensores de derechos humanos, teóricos del Derecho, servidores públicos, maestros de civismo hasta doctorado, jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte, padres o madres de familia, observadores ciudadanos, estudiantes, etc. México nos necesita. Nada más hay que encontrar dónde podemos poner nuestro granito de arena.
Directora de Estudios Jurídicos, Mexicanos Primero
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