Prácticamente a un par de meses de que concluya este convulsionado 2016, el escenario educativo en México, parece haber entrado en un impasse que ha llevado al gobierno federal, lanzar campanas al vuelo afirmando que la “reforma educativa” es una realidad. Hechos para sustentar mi dicho hay muchos y muy variados, por ejemplo: el apaciguamiento de una aguerrida Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), o la aplicación de la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) en Chiapas y Michoacán – entidades donde su ejecución no se había dado por completo – para el ingreso de personal docente al Sistema Educativo Mexicano (SME).
Asuntos nada menores que, como decía, han llevado al mismo Presidente de la República, a afirmar que dicha reforma es una realidad en mi México querido. ¿Lo duda? Le invito a que revise parte del discurso que emitió en Colombia Peña Nieto durante la XXV Cumbre de Jefes de Estado de Iberoamérica (Excelsior, 29/10/2016).
No obstante lo anterior, es que cabe preguntarse: ¿esto es así? Veamos. Indiscutible es, el que la CNTE ha bajado la guardia en estos meses, producto de las negociaciones que tuvo con la Secretaría de Gobernación, de las cuales, poco o nada se sabe, y eso que en días pasados el propio Secretario, Osorio Chong, ventiló a los medios de comunicación, que serían públicos los acuerdos a los que se llegaron en las “mesas de negociación”. Indiscutible es, el que los foros de consulta que se organizaron con el propósito de “recabar” propuestas con relación al modelo educativo planteado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), en voz de su Secretario, Aurelio Nuño, se hayan llevado a cabo en las entidades federativas y con la participación de diversos actores. Indiscutible es, el que la LGSPD se haya aplicado en el territorio mexicano para “asegurar” el ingreso de los mejores maestros al SEM. Indiscutible es, el que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), esté sometido a los designios del propio Presidente y del Secretario Nuño. Todo esto es indiscutible. Sin embargo, sobre éstas cuestiones, hay varias consideraciones que hacer al respecto.
Hace unos días en este mismo espacio, Carlos Ornelas, planteó algunas ideas con relación a la CNTE y su probable desistimiento a la lucha y confrontación por la aplicación de lo que ellos han nombrado “la mal llamada” reforma educativa. Y es cierto. Tal parece que las negociaciones que hace meses tuvieron lugar en la Ciudad de México entre la Coordinadora y el Secretario Chong, les trajo buenos dividendos. Coincido, las aguas están calmadas pero dudo que sea por mucho tiempo. ¿Por qué? No olvidemos que en el 2017 comienza la carrera por la silla grande – si no es que ya inicio desde el 2012 – y, como grupo antagónico, será una pieza importante a considerar por los candidatos a la Presidencia de la República o… ¿cree usted que no será así?
Por lo que respecta a los “foros” que se realizaron en varios estados de la República, sigo creyendo que éstos fueron utilizados para legitimar lo que desde la calle de República de Argentina se planteó en su momento: un modelo educativo que carece de elementos pedagógicos y que varios especialistas, académicos, investigadores, columnistas, entre otros, nos hemos encargado de señalar en reiteradas ocasiones. ¿Serán públicos los resultados que se obtuvieron en dichos foros?, ¿se harán modificaciones al modelo propuesto por la SEP?, ¿se integrarán las “propuestas” que formularon los profesores y ciudadanos participantes? Si así fuera, ¿cuál sería el sustento pedagógico que se emplearía para sustentar dichos cambios a la curricula, por ejemplo? La realidad dista mucho de la retórica y, hasta el momento, solo hemos escuchado un discurso, por parte del Secretario, plagado de buenas intenciones, pero que no acaba de aterrizar por completo.
Por lo que respecta a la LGSPD, considero que difícilmente veremos un cambio. El mismo Secretario Nuño ha dicho en reiteradas ocasiones que no está en sus manos realizar modificaciones, y es cierto. Como ordenamiento legal que emana de la Constitución Política, les corresponde a los “representantes” del pueblo hacer los ajustes necesarios. Por este motivo, dudo mucho que en lo sucesivo seamos testigos de una reforma a la reforma educativa, tal y como Gil Antón lo ha planteado. Obviamente algún partido político, cuya intención sea la de apoyar fuertemente a su candidato, intentará vender la idea de que se harán algunas modificaciones pero… puro cuento.
Finalmente, quiero pensar que el SNTE despertará del letargo en el que se encuentra – obligado quizá –. El momento electoral lo obligará a ello. La pregunta en todo caso sería si seguirá apoyando al régimen que ha trastocado al magisterio. El control de los maestros no lo tiene y, como pintan las cosas, dudo que lo tenga en el 2017 y 2018. Juan Díaz de la Torre no es Elba Esther, y los tiempos que le ha tocado vivir al primer aludido, son totalmente diferentes a los que vivió la profesora Gordillo. ¿Será el fin del Sindicato más grande de América Latina? Es posible. La polarización y encono que se vislumbra en los próximos años, dada la contienda electoral, aseguran esta idea. ¿Sumisión o rebeldía? Ahí está el dilema.
En suma, pareciera ser que el impasse que refería al inicio de estas ideas, es una vaga ilusión veraniega. Como podemos darnos cuenta, las cosas se están moviendo por debajo de la mesa. Tristemente, la mejora educativa ha pasado, pasa y pasará a un segundo plano cuando de elecciones estamos hablando y eso, lejos del discurso y de la presunción que el propio Presidente haga en diversos eventos, jode y jode al pueblo de México.
No, no es pesimismo de mi parte. Ojalá lo fuera. La educación, como proceso de formación de los seres humanos, les corresponde a los diversos agentes que se ven inmersos en ella. Los maestros, estoy convencido, están trabajando en ello pero dudo que muchos otros actores estén haciendo y cumpliendo su parte.
Tiempo al tiempo.