Miguel Ángel Rodríguez
Qué tristeza, en muy pocas horas dos grandes investigadores de la educación en México fallecieron, primero Eduardo Weiss y, a las pocas horas, María Bertely. Con los dos nuestra organización civil, Educación Contracorriente A.C., mantuvo relaciones de colaboración y buscó la manera de beneficiarse de las profundas y prácticas enseñanzas de su magisterio. Rememoro ahora, en este primer febrero sin Sandra, una muy lúcida y vigente interpretación weberiana de las formas de dominación política sobre el magisterio mexicano de finales de los ochenta escrito por Eduardo Weiss.
Lamenté mucho conocer tardíamente ese artículo, pues por ese tiempo yo escribía una tesis sobre el patrimonialismo mexicano bajo la asesoría primero de mi entrañable profesor Luis Cervantes (pinche cáncer) y luego, por el temprano deceso de éste, de la profesora Gina Zabludovski. La reflexión de Weiss hubiera sido una base más para enriquecer mi interpretación del funcionamiento patrimonial semiburocrático del sistema político mexicano.
Por fortuna, gracias a Sandrita, mi compañera amorosa por 40 años, -pues fue uno de los críticos y sinodales de su tesis doctoral en el DIE-CINVESTAV-, tuve la oportunidad de conocerlo y charlar con él sobre las formas de dominación weberianas.
Con ese pretexto temático descubrí en poco tiempo que le fascinaba la filosofía alemana, leía con atención a Heidegger y a Sloterdijk: fenomenología y hermenéutica ontológica.
Uno de esos encuentros ocurrió ocasionalmente en el 2015, mientras estábamos en medio de un congreso en Los Ángeles, pues a la conferencia a la que entramos un prestigiado profesor norteamericano nos atiborraba y aburría con cifras muy interesantes, sí, solo que había un detalle que Weiss, con su rigor académico, no podía pasar por alto, y era que el encuentro al que nos dimos cita estaba dedicado a la educación y la etnografía.
Eduardo, sentado junto a mí, estaba visiblemente inquieto, después de unos minutos, me dijo una palabras que yo interpreté como una invitación a seguir la plática y salimos juntos de la sala.
Sobre el veraniego pasto de UCLA continuamos nuestro diálogo germanofílico hasta la hora de la comida.
En el 2016 Eduardo Weiss compartió en nuestro Foro Latinoamericano de Educación Intercultural, Migración y Vida Escolar, organizado en la BUAP, una conferencia magistral sobre los jóvenes y el bachillerato en México, quizá una de sus pasiones más constantes.
Volvimos, con Sandrita siempre presente, a la charla y a las risas.
Conocí a María Bertely gracias a mi amiga Rossana Podestá -pinche cáncer-, las invitamos a participar en el Primer Foro de Educación Intercultural, Migración y Vida Escolar que organizamos en Cuetzalan por el año 2004, como parte de la actividades del Foro Latinoamericano de Políticas Educativas (FLAPE) al que pertenecía el Observatorio Ciudadano de la Educación.
El amor y calidez de Bertely por los seres humanos era palpable, pero la niñez indígena era su pasión, la recuerdo emocionada con sus tarjetas de interaprendizaje y autoaprendizaje en lengua tsotsil, también vienen a mi memoria los profesores y estudiantes de las comunidades indígenas de Chiapas que participaron en nuestro foro, años después, gracias a María. Una propuesta pedagógica emergente que luego extendió a Puebla, a la lengua náhuatl, con la coordinación de Rossana Podestá y mi querido amigo Anastasio Cabrera.
En el 2005 Sandrita y yo, acompañados con tres o cuatro profesoras de Puebla, asistimos una vez por semana, durante un semestre, al CIESAS de la Ciudad de México, para recibir una suerte de taller-seminario en el que Bertely nos impartía con generosidad enseñanzas de etnografía para contextos indígenas y migrantes.
Debió haber sido por el 2006 que solicitamos a María Bertely ser la responsable de elaborar los criterios teóricos y metodológicos para abordar el estudio de la educación intercultural en FLAPE (que incluía organismos civiles de México, Perú, Brasil, Chile, Argentina, Colombia) y para nuestra fortuna aceptó de manera solidaria participar en el proyecto.
Para nuestro infortunio el protagonismo, la traición y la ambición de fama quebraron las alas de FLAPE antes de que pudiera alzar el vuelo.
María Bertely escribió entonces una valiente carta de solidaridad con nosotros, con las venturas y desventuras de Educación Contracorriente A.C., negándose a comenzar el trabajo sin la presencia de nuestra organización como responsable de la coordinación de tales trabajos, como le solicitaban melosamente desde Chile.
Por todo lo anterior, en Educación contracorriente estamos consternados por la pérdida de ambos, pues representan una baja sensible en la misión de transformar el corazón objetual de las ciencias sociales y de pensar que otra pedagogía, ontológica quizá, es posible en las aulas para los más pobres del país.
La capacidad hermenéutica para trascender el principio de razón, el mundo fenoménico, para develar en otros códigos, simbólicos, lo que los seres y las cosas son en sí mismas, diciendo su verdad de manera natural, en la cotidianidad, sin forzarlas con el intelecto y las verdades a priori, fue un denominador común en la vida y en la obra de Weiss y Bertely.
La vida de ambos tiene muchos puntos de coincidencia que tocan e inspiran profundamente el quehacer de nuestra organización civil, pues, en la superficie y en el fondo, los dos investigadores de la educación coincidían en que el Estado mexicano tiene la responsabilidad de garantizar el respeto pleno a una buena educación pública para los niños, niñas y adolescentes de las regiones más pobres de México.
María Bertely y Eduardo Weiss representan una muestra de la dignidad del magisterio mexicano, de la academia y su compromiso por transformar el acto educativo en una interpretación ontológica de la existencia; es decir, en la cotidiana tarea de mantener viva la preocupación, la inquietud por el ser, por la formación de humanos con mayores libertades (derechos) y mejores posibilidades para elegir ser lo que aún no son, lo que todos somos en potencia, en proyecto.
Por encima de todo, creo, la vida y el trabajo de esta pareja de profesores constituye una invitación para mantener viva en la educación pública de México, antes que las preguntas por el conocimiento de las cosas, la pregunta por el cuidado del ser, por el resguardo de la libertad y la dignidad de los estudiantes y los profesores del extraviado sistema educativo mexicano.
En medio de la oscuridad de estos meses, la mía, desde luego, me contenta pensar que Sandrita (reputo cáncer) estará muy bien acompañada y sostendrá charlas muy interesantes, quizá, sobre la mejor manera de combatir la simulación, el autoritarismo y la corrupción de las estructuras burocráticas del sistema educativo mexicano, sobre el desconocido futuro de la educación nacional en manos de Morena…