En el proceso de selección para su personal, las empresas no sólo toman en cuenta la licenciatura y la institución de la que proviene el solicitante de empleo; lo que buscan los empleadores es que sus futuros trabajadores tengan capacidad de liderazgo, trabajo en equipo, tolerancia a la frustración, iniciativa, creatividad, confianza en sí mismos, capacidad de comunicación, honestidad, compromiso, dedicación y gusto por los desafíos, entre otros aspectos, aseguró Edgar Suárez Sánchez, jefe de la Oficina de Egresados de la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en la charla “Las competencias que demanda el mercado laboral” en el marco del 16vo. Ciclo de Conferencias y Talleres Laborales, realizada en la Unidad Iztapalapa y que organiza la Oficina de Egresados de Rectoría General en coordinación con las áreas responsables de Bolsa de Trabajo y de Atención a Egresados de las unidades universitarias.
En México, expuso Suárez Sánchez, “cada año 430 mil egresados del Sistema de Educación Superior del país buscan integrarse al mercado laboral”; asociado a la falta de empleos de calidad profesional se ha generado un desequilibrio en la oferta y la demanda de profesionistas que ha originado que las tasas de desempleo se encuentren en los niveles educativos más altos: el segmento de los jóvenes egresados de Instituciones de Educación Superior es de 14.5 por ciento, en tanto que la tasa general es de 5.1 por ciento de la población económicamente activa.
Explicó que cinco de cada diez egresados de las universidades mexicanas tienen un empleo; y que en el caso de la UAM la cifra aumenta a ocho de cada diez, en un ámbito relacionado con su profesión.
Dijo que el concepto de Competencias tuvo sus orígenes en la década de los años 80 del siglo XX, cuando numerosas corporaciones de Estados Unidos llevaron a cabo investigaciones para identificar los factores o competencias que influyen para que un empleado se considere efectivo o no en su labor.
“En México, la Educación Basada en Competencias se impulsó de manera fundamental en 1994, con la firma del Tratado de Libre Comercio, que abarcó la comercialización de bienes y servicios, así como la necesidad de homologar conocimientos y títulos”, agregó Edgar Suárez.