Lourdes Fernández y Roberto Sánchez, en su ponencia “Modelo docente del siglo XXI”, leída en el Foro de consulta del modelo educativo de Educación Normal, en Coahuila, el 12 de febrero, argumentaron que “desde que en la década de los sesenta se trasladó de la industria a la educación el enfoque basado en competencias, y posteriormente se incluyó como parte de nuestro modelo educativo en la primera década del 2000, los maestros de México hemos [sic] realizado un gran esfuerzo por implantarlo en las aulas de manera adecuada. En el caso de las instituciones formadoras de docentes el principal problema enfrentado ha sido la formación de los docentes para que dominen el enfoque. Lograrlo implicará que el alumno llegue a tener otra manera de aprender en el proceso enseñanza- aprendizaje; dicho enfoque centrado en el aprendizaje eventualmente impactará en la solución de problemas de la vida real.
Asimismo, continuaron, “los cambios vertiginosos en sociedad actual, los avances de la ciencia y la tecnología y las nuevas tendencias educativas enfocados en el aprendizaje hacen necesario e indispensable la instauración de un modelo de formación inicial flexible que responda a las necesidades cambiantes de la sociedad. Además en una sociedad donde la producción de conocimiento se considera una tarea prioritaria el surgimiento de proyectos tendientes a producir conocimientos desde el interior de las escuelas formadoras de docentes.
Por los nuevos modelos de formación docente deben garantizar en principio el aprendizaje permanente de los alumnos como condición esencial de la formación, con el fin de garantizar facilitar o asegurar nuevos modelos que guían el aprendizaje.
Replantear el modelo organizacional de las escuelas normales supone en primer lugar preguntarse cuáles son las necesidades más apremiantes de la sociedad actual. A partir de esa percepción podrán definirse cuáles deben ser las competencias por desarrollar en los estudiantes de nivel superior.
Ante todo la sociedad moderna demanda en cualquier egresado de nivel superior, no sólo en el sector educativo, ser un profesional con capacidades variadas, capaz de atender múltiples tareas de manera eficaz, contar con un dominio disciplinar en su campo, desempeñarse eficazmente en la práctica, ser ejemplo de valores, estar calificado para mercados nacionales e internacionales. ¿Es nuestro modelo el adecuado para crecer y desarrollarse íntegramente? Identificar los vacíos, la falta de continuidad, la pertinencia de los contenidos, la vinculación entre disciplinas, debe ser prioridad debe ser la formación integral de los estudiantes, atendiendo a todos los elementos que integran la totalidad de un perfil de egreso deseable.
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