Ciro Murayama (*)
Al cerrar el gobierno del presidente López Obrador los datos en materia de educación muestran que, por primera vez en décadas, disminuyó el número de niños y jóvenes que acuden a la escuela. Esa caída fue más drástica en educación básica. Un retroceso inocultable e injustificable. Sólo la contaminación y
el reblandecimiento de nuestra deliberación pública permiten que esta grave situación educativa no sea un tema central para la evaluación objetiva y seria del gobierno que concluye.
Para tratar de contener la práctica del escapismo a la discusión informada que suele darse con el pretexto de “los otros datos”, muestro cifras obtenidas, únicamente, del sexto informe de gobierno del titular del Ejecutivo federal.
Veamos. En el ciclo escolar previo al inicio de esta administración, en 2018-19, había 35.8 millones de estudiantes en el país; para el ciclo escolar 2023-24 (el último del que se ofrecen datos en el VI Informe), la matrícula nacional fue de 34.8 millones. Una reducción de 998 mil alumnos, el 3.8 por ciento. Esto perjudicó sobre todo a los hombres, pues el descenso fue de 766 mil alumnos (4.3 por ciento), pero las mujeres también fueron afectadas: descendió el número de alumnas en 232 mil (1.3 por ciento).
Póngase atención ahora en lo que pasó con la educación básica. La caída es más profunda. Si se suman educación inicial, preescolar, primaria y secundaria, se obtiene que en el ciclo escolar 2018-19 había 25.5 millones de alumnos; para el ciclo 2023-24 eran 23.9 millones, es decir, dejaron de acudir a la escuela 1.6
millones de niños y adolescentes, una caída de 6.2 puntos porcentuales. Subrayo: más de un millón y medio de alumnos fuera de la educación básica.
En el sector privado la disminución de los estudiantes de educación básica fue mayor en términos relativos, al reducirse la matrícula en 212 mil personas (7.4 por ciento). Pero el grueso de la caída en términos absolutos ocurrió en la escuela pública: un millón 372 mil estudiantes menos (6 puntos porcentuales a la baja).
Así, de cada 10 alumnos que dejaron de acudir a la educación básica, casi nueve (8.6) lo hicieron en escuelas públicas.
En la formación inicial la escasa oferta que había en 2018-19, con apenas 267 mil alumnos, cayó en 2023-24 a 225 mil niños matriculados, una reducción de 42 mil (menos 16 por ciento). En preescolar, de 4 millones 781 mil se pasó a 4 millones 243 mil, una disminución de más de medio millón de educandos (538 mil) que significan el 11 por ciento.
A la escuela primaria iban 13 millones 972 mil estudiantes al iniciar el sexenio y en el más reciente ciclo escolar finalizado sólo 13 millones 154 mil. Esto implica que van 818 mil niños menos a las escuelas primarias (6 por ciento a la baja). Una vez más, la contracción de la matrícula se explica por lo que pasó en la educación pública, responsabilidad directa del gobierno: dejaron de ir a primarias públicas 791 mil alumnos, que representan el 96 por ciento de la caída en la matrícula de ese nivel educativo.
En secundaria también se dio una contracción: de 5.8 millones a 5.6 millones; 189 mil mexicanas y mexicanos de entre 12 y 15 años ya no continuaron con sus estudios de ese nivel, una caída de 3 por ciento. Este es el único nivel en el que la educación privada vio aumentar su matrícula (de 604 mil a 622 mil), con una expansión de 3 por ciento. En cambio las secundarias públicas perdieron 208
mil alumnos.
La reducción en el número de estudiantes de educación básica es mayor en los hombres (menos 830 mil, -6.4 por ciento) pero también lesionó el derecho a la educación de las mujeres (menos 757 mil, que equivalen a una pérdida de 6 puntos porcentuales en la matrícula femenina).
Si la posibilidad de construir un proyecto de vida autónomo y digno para cada ser humano pasa por su educación, y si el futuro de las naciones descansa precisamente en la mejoría educativa de sus habitantes, estos datos demuestran el daño que la administración de López Obrador ha hecho a las generaciones de niños y jóvenes que crecieron bajo su gobierno y a las posibilidades de desarrollo del país. La afectación fue peor, de acuerdo con los datos oficiales del informe, sobre la educación pública básica. En esta materia el lema de “primero los pobres” fue completa demagogia.
No hay fecha que no se cumpla: el principal responsable de esta destrucción deja el poder. En educación, aunque no sólo en esta materia, sería indigno continuar con su legado.
(*) Economista. Investigador de la UNAM. Texto originalmente publicado en El Financiero.