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Aprendizaje a lo largo de la vida

Según el Instituto para el Aprendizaje a lo largo de la Vida de la UNESCO, este aprendizaje nunca ha tenido más importancia para los individuos, las ciudades, los estados nacionales o la comunidad mundial, así como para los responsables de la formulación de políticas educativas y es fundamental en la agenda para el desarrollo de las Naciones Unidas y constituye un importante objetivo de la labor de la UNESCO, tal como se expresa en la Agenda de Educación 2030.

Lo anterior tiene su fundamento en la integración de aprendizajes en la vida cotidiana, tomando en cuenta actividades, escenarios y experiencias de aprendizaje para todas y todos en la infancia, la adolescencia, la juventud, en la edad adulta y lo que hoy es considerada la edad del adulto mayor. Incluye todos los contextos en los cuales transitamos: la familia, la escuela, la comunidad de origen y el lugar en donde estemos, a través de la educación formal, no formal e informal, es decir, en cualquier escenario y en donde aparezcan diferentes demandas y necesidades de aprender.

Dentro del tema migratorio se encuentran las personas ante múltiples desafíos que no necesariamente se atienden en la educación formal y que generalmente se resuelven por ensayo y por error, a través de las interacciones y experiencias de quienes se encuentran en situación de tránsito, ya sea de manera permanente o transitoria.

Estoy leyendo el libro Por una pedagogía de la Pregunta. Una crítica a una educación basada en respuestas a preguntas inexistentes de Paulo Freire y de Antonio Faundez (2023). En él, ambos sostienen que formular buenas preguntas  requieren de  un aprendizaje artesanal, de ensayo y error, de trabajo compartido entre estudiantes y maestros, ya que la educación tradicional  pone al docente  en el lugar del que presenta un repertorio de respuestas  y hace a un lado las preguntas molestas  y que no tienen relación con ninguno de los dos,   donde  las respuestas  que no están ligadas a la curiosidad genuina,  difícilmente llegan a destino  porque la curiosidad es el punto de partida tanto para aprender como para enseñar.

Es un libro conversado acerca del conocimiento -y el proceso de creación y recreación -fruto de una sistematización  y /o problematización de las experiencias educativaséticas y políticas vividas por Freire y Faundez, quienes con sus palabras nos aproximan a sus experiencias situadas que son al mismo tiempo, singulares y comunes, y sobre todo, suscitan otros vínculos  con los diálogos que los lectores  puedan enhebrar en un diálogo presente, actualizándolo y materializándolo  en sus prácticas, que muchas veces ( como a mí me pasa) están atravesadas por inquietudes e incertezas.

Toda la lectura sugiere muchas reflexiones. En este espacio comentaré lo que asocio con la vida migrante relacionado con “lo que enseña la diferencia cultural”. Freire realiza  la pregunta fundamental,  de cómo comprendemos  y cómo podemos, funcionar mejor y de forma menos traumática en esa cotidianidad prestada que vive un exiliado, que si bien refleja su propia experiencia, bien puede asociarse a lo que viven los migrantes: “Una de las primeras lecciones que   me enseñó el exilio, cuando daba mis primeros pasos  en el contexto que me había acogido , en el sentido de vivir y no solo sobrevivir en la cotidianidad diferente, fue que las culturas , las expresiones culturales no son ni mejores ni peores, son diferentes ante sí… esto lo aprendí en Chile, cuando comencé a conocer concretamente  las formas diferentes de  hasta de llamar al otro. En cada cultura existe una forma especial que no puede ser transgredida, existe un cierto código, ¿no? (Freire y Faundez, 2023, p. 44).

Lo anterior nos puede pasar a cualquiera aun cuando estemos de paso, de ahí la necesidad de observar y comprender hasta el más mínimo detalle de la cotidianeidad de los otros, si no lo comprendemos así, corremos el riesgo en la comparación que hacemos de las expresiones culturales, de aplicar juicios negativos y rígidos hacia la cultura que nos es extraña. Respetar la cultura diferente, respetando también la nuestra, no significa negar nuestra preferencia, inclusive revela un grado de madurez que a veces alcanzamos y a veces no, al exponernos críticamente a las diferencias culturales.

Este pequeño párrafo me permitió reflexionar que reconocer, compartir y convivir con la cotidianidad del otro es una experiencia de aprendizaje permanente en nuestra vida, lo que se magnifica cuando dejamos nuestro contexto de origen y pasamos a otro, donde nuestras experiencias se vuelven más dramáticas porque los desafíos de multiplican y la tensión se instala. Pienso que siendo o no migrantes, es un aprendizaje de vida descubrir a los otros, descubrir otra realidad, a otros cuerpos, otros lenguajes, otros gestos, otras relaciones, un nuevo descubrir, este nuevo relacionarse con el mundo en un largo aprendizaje.

Empieza ya un nuevo ciclo escolar en nuestro país, deseo que quienes estemos involucrados en educación descubramos en los otros en nuestra vida cotidiana, nuevas relaciones que nos permitan seguir aprendiendo a lo largo de toda nuestra vida.

Referencias
Freire, P. y Faundez, A. (2023) Por una pedagogía de la pregunta. Siglo XXI editores
UNESCO
https://www.uil.unesco.org/es/unesco-instituto/mandato/aprendizaje-largo-de-vida

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