David Auris Villegas
El Congreso de la República, al plantear el licenciamiento definitivo para las universidades peruanas, ha aperturado una discusión en el ámbito académico. Algunos abrazan esta medida con fervor y otros la combaten con vehemencia. No obstante, esta polémica ha oscurecido una verdad fundamental: el licenciamiento es solo para el funcionamiento de las instituciones y la que realmente impulsa la calidad es la acreditación.
Según el artículo 13 de la Ley Universitaria 30220, se establece que la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (Sunedu) tiene la responsabilidad de conceder licencias temporales y renovables a las universidades que cumplan con los mínimos estándares de calidad en sus servicios educativos.
Aunque este esquema pueda parecer un avance, se esconde una inquietud profunda: una vez acreditadas, las universidades deben revalidar su licencia, pero si fracasan en el intento, ¿de qué sirve la acreditación? Y aún más inquietante, ¿qué destino les espera a los estudiantes en este mar de incertidumbres?
En este escenario, el Dr. Edward Roekaert, Rector de la Universidad de Ciencias Aplicadas —única universidad peruana reacreditada internacionalmente— sostiene que el licenciamiento solamente mide los insumos para el proceso educativo, mientras que la acreditación institucional potencia la alta calidad.
Este argumento subraya una necesidad urgente para el país: centrarse en la acreditación siguiendo la línea de las universidades estadounidenses, líderes en exportación de conocimiento y tecnología de punta.
Por lo tanto, el Congreso aprobó en primera instancia el Proyecto de Ley 8056/2023-CR, que autoriza a la Sunedu, licenciar de manera permanente a las universidades, siempre y cuando demuestren el cumplimiento de los criterios básicos de calidad. Ahora, luego de este dictamen, centrémonos a debatir sobre los estándares para la acreditación obligatoria en beneficio concreto de la sociedad.
En este andar, para realmente elevar la calidad educativa a nuevas alturas, es necesario que las universidades se enfoquen en la acreditación renovable, como lo están haciendo las universidades chilenas con un éxito significativo. Para lograrlo, aprovechemos los aportes de este proyecto y el importante fortalecimiento del sistema universitario y, asimismo, comprometamos a los ocho mil investigadores de RENACYT, para coliderar en todas las universidades, la innovación, la investigación científica experimental y tecnológica en base de la mejora continua.
Ahora, lo visionario y estratégico es que el Congreso apruebe inmediatamente una legislación que exija la acreditación obligatoria en el ecosistema universitario, con altos estándares internaciones. Solamente así se podrá desarrollar las competencias de los estudiantes de manera equitativa para construir un país competitivo.
© David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.