Este artículo forma parte de alguna de las reflexiones que compartí en una entrevista que me realizaron y que forma parte de un estudio coordinado por una universidad de Perú, que está orientada a recoger los imaginarios de los investigadores e intelectuales iberoamericanos de las Ciencias Sociales con respecto a la inteligencia artificial (IA).
No soy especialista en la temática, pero basándome en mi experiencia educativa, expresé algunas ideas que ahora comparto sobre la IA, porque pienso que en todos los espacios formativos es necesario reflexionar en que la humanidad y la forma de vida ha cambiado y que uno de los principales agentes de cambio es la IA, que llega para transformar todos los ámbitos sociales, por lo que la educación no puede estar ajena si tenemos presente la mejora del mundo global.
Valoro los grandes avances que en los diversos campos del conocimiento ha incidido, por ejemplo: en la medicina, ya que hoy es posible la detección precoz del cáncer y del Alzheimer, los diagnósticos sobre diferentes enfermedades y el diseño y elaboración de prótesis entre algunos; en los deportes controlando distintos tipos de entrenamiento y ajustándola a los diferentes deportes y personas; en ingeniería para el control de calidad, en la automatización de procesos complejos, para la seguridad etc.
Pero para lograr esos avances no ha sido suficiente tener acceso a la tecnología como tal, sino que hay que apropiarse de ella y eso requiere formación, para que la tecnología disponible sea asimilada dentro de un conjunto de prácticas culturalmente organizadas, por ejemplo, si solo se les indica a las profesoras y a los profesores que empleen la tecnología, pero no hay un proceso formativo de acompañamiento, seguimiento y monitoreo, ¿cómo le hacen?
Los educadores en específico, requerimos de diversas formas de filtrar la información y encontrar nuevas herramientas para optimizar nuestro trabajo, donde el diseño y las prácticas innovadoras de la IA abre un nuevo campo por explorar. Pero, ¿qué se considera una IA? Según Modi (2021) cuando está estructurada de tres componentes: aprendizaje automático, aprendizaje profundo y aprendizaje por refuerzo.
El primer componente es el aprendizaje automático, basado principalmente en algoritmos donde una máquina trabaja a través de datos y acciones previas (como autocompletar formularios o predecir texto en el móvil): el segundo refiere al aprendizaje profundo, donde los comandos de funcionamiento se inspiran en la estructura y función del cerebro humano (como la conducción de automóvil sin conductor) y el último, el aprendizaje por refuerzo, que refiere a la toma de decisiones por parte de la máquina de forma secuencial, es decir, según lo que se desea maximizar, utiliza el comando de entrada y salida ( como los robots que juegan futbol).
Hace poco leí un artículo (Santos Corral et al, 2023) que hablaba sobre la Estrategias de vinculación de Huawei en el mundo, dentro del contexto actual de competencia entre China y Estados Unidos y que se relacionan con la IA. Países como el nuestro, que no cuentan con la infraestructura necesaria, requieren del apoyo de grandes empresas que hasta ahora habían sido estadounidenses y donde actualmente, las empresas chinas tienen un papel destacado en el mercado global.
De ahí que Huawei dispute la entrada de equipos y software en los países latinoamericanos a partir de la vinculación del personal universitario alrededor de todo el mundo, para que las herramientas diseñadas por esta empresa se fijen en el imaginario y se legitimen entre quienes trabajan en los distintos temas de IA.
Estas alianzas de vinculación con las universidades consiste en acercarse a los académicos para que ellos lleven las herramientas de Huawei a la academia y las empresas, nada sencillo cuando se requiere de conciliar las expectativas y la flexibilización que cada uno de los académicos tiene sobre la IA, empleando la capacitación y el apoyo de investigadores para que sea utilizada en diferentes proyectos para que, finalmente, sea posible transferir los productos derivados del trabajo con IA a diversos usuarios, como por ejemplo, a los grupos vulnerables.
Lo anterior es sumamente complejo, porque requiere de la vinculación de conocimientos tanto técnicos como sociales, específicamente porque se requiere de la formación en habilidades, herramientas y capacidades para el uso de plataformas relacionadas con la IA, lo que precisa de la necesidad de integrar equipos interdisciplinarios que modifiquen su forma de trabajo y articulen esfuerzos.
Lo que es un hecho es que la IA es una herramienta que puede contribuir a potencializar distintos campos del conocimiento y que si bien, la tecnología de IA parte de los planteamientos de las ciencias exactas, sólo tiene sentido si se construye desde las ciencias sociales, porque entonces es posible aportar elementos vinculados a la diversidad de los problemas sociales que ahora prevalecen.
Hay varias cosas que destacar dentro de esta temática: primero, ser vista como un instrumento que contribuye a la solución de problemas tan demandantes en nuestro tiempo como la salud, el cambio climático, la desigualdad social, la pertinencia educativa etc. Segundo, que esté diseñada en el conocimiento de las necesidades técnicas, sociales y simbólicas de quienes usarán esta tecnología para que tenga más posibilidades de ser útil y significativa. Y tercero, que el empleo de ella tenga ante sí los dilemas éticos relacionados con la información que se tiene acerca de los hechos, nuestras experiencias en situaciones semejantes, los intereses personales y, sobre todo, los valores y principios que están implicados en su empleo.
Si bien es cierto que la mucha de la información cotidiana está plagada de noticias falsas o que difaman o desacreditan a las personas, no tiene que ver específicamente con la IA, o las redes sociales o la tecnología, más bien tiene que ver con la manipulación que algunos seres humanos hacen de ellas para instalar imaginarios sociales que promueven conductas poco éticas y hasta delictivas que se relacionan con los intereses, el manejo del poder y de la riqueza de algunos grupos y personas, lo que es inaceptable, tomando en cuenta que el valor de cualquier tecnología, incluyendo la IA, tiene que ver con el aprendizaje y la legitimidad.
Referencias
Santos Corral, María Josefa, Gortari Rabiela, Rebeca de, y Lopátegui, Marco. (2023). Construir vinculación desde la Inteligencia Artificial: Análisis de una alianza interinstitucional. Entreciencias: diálogos en la sociedad del conocimiento, 11 (25),
Modi, A. (2021). Una introducción rápida a la inteligencia artificial (IA) y sus componentes. (A quick introduction to Artificial Intelligence (AI) and its components)