Ricardo J. Mercado del Collado
La evidencia de la eficacia de la educación superior a distancia ha demostrado que el aprendizaje logrado por los estudiantes de programas a distancia es igual o mejor que el logrado por quienes realizan sus estudios de manera presencial (García Aretio y Corbella, 2010). No obstante, es preciso indicar que no toda la educación a distancia promueve estos aprendizajes. La experiencia vivida en nuestro país a raíz de la pandemia de COVID 19 hizo que las instituciones de educación superior ofrecieran sus programas a distancia mediante plataformas de streaming como ZOOM y otras. Esta medida emergente permitió a las universidades y a los estudiantes continuar sus actividades académicas, pero de ningún modo lo realizado puede considerarse educación a distancia formalmente (Hodges et al 2020).
En la educación a distancia se cuida la estrecha comunicación entre profesores y estudiantes. Además, los cursos son diseñados por personal experto en didáctica para esta modalidad. De igual modo, se cuida que la vía de comunicación, cualquiera que sea la tecnología empleada, funcione adecuadamente y sea amigable. Estas condiciones no existieron en la oferta educativa a distancia durante la pandemia. Por lo tanto, no se debe confundir la educación a distancia llevada a cabo durante la pandemia con la educación a distancia que respeta estándares internacionales de diseño y operación.
El aseguramiento de la calidad de la educación superior a distancia en México ha sido labor de los Comités Interinstitucionales de Evaluación de la Educación Superior (CIIES). Este organismo estableció una metodología integrada por ejes, categorías e indicadores, aplicada a un número creciente de programas académicos en las modalidades mixta y no escolarizada.
En el sitio web de los CIEES se informa que, en el año 2022, 32 programas no escolarizados o mixtos fueron acreditados (CIEES, 2022). No obstante, se conoce, de manera informal, que entre 2016 y 2024, 288 programas de TSU, Licenciatura, Especialidad, Maestría y Doctorado solicitaron ser evaluados y 238 fueron dictaminados.
En 2017 se publicó el documento Ejes, Categoría e Indicadores para la Evaluación de Programas de Educación Superior en la Modalidad a Distancia. La guía indica que los programas deberán satisfacer los requisitos de todo programa de calidad y, además, asegurar lo referente a las condiciones de operación de los programas a distancia. Especial atención debe darse a lo establecido en la Categoría 5 sobre Diseño instruccional y administración de cursos; Introducción y objetivos de aprendizaje; Materiales instruccionales; Actividades de aprendizaje e interacción con el estudiante; Tecnologías para la operación del curso; Evaluación y retroalimentación; y, Usabilidad. La guía se refiere también a las condiciones del personal docente, infraestructura y servicios de apoyo. Estas condiciones no estuvieron presentes de forma generalizada en la educación a distancia desarrollada durante la pandemia.
De su parte, el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, A.C (COPAES) no ofrece información en su sitio web sobre la evaluación y acreditación de programas impartidos en modalidades no presenciales o mixtas. (COPAES, 2024).
De lo anterior se desprende que México, no obstante, los avances logrados en el diseño de metodologías de evaluación, no garantiza la calidad de la mayoría de los programas a distancia actuales y tampoco dispone de los mecanismos suficientes para asegurar hacia futuro la calidad de la educación superior a distancia. Es necesario considerar que las instituciones de educación particulares son las que muestran un mayor crecimiento en licenciatura, pero especialmente en el posgrado. Esto debe alertar sobre las condiciones mediante las cuales se autoriza la operación de estos programas y el aseguramiento del cumplimiento de las normativas existentes.