El único deber que tenemos con la historia es reescribirla
Oscar Wilde
Alberto Sánchez Cervantes*
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) nació en 1979 por la necesidad de enfrentar y resistir, al interior del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), la antidemocracia sindical, el control corporativo y clientelar, la injusticia, la arbitrariedad, la persecución política, la violencia física, la represión, la amenaza y el chantaje.
Sin embargo, al transformarse en la expresión hegemónica en algunas secciones (7, 18, 22), la CNTE repitió los vicios que antes combatió. En esas secciones se reprodujeron las prácticas que los fundadores de la Coordinadora habían combatido, es decir, se ejerció el control político de antaño y los maestros críticos e insubordinados fueron acosados y reprimidos.
El periodo 2013-2018 fue particularmente álgido por la resistencia de la CNTE a la reforma del servicio profesional docente impulsada en el sexenio de Enrique Peña Nieto. “Fue una guerra”, afirmaron líderes centistas entrevistados. Los peones de esa guerra fueron los maestros de base.
Las cinco historias documentadas a continuación dan cuenta de que la guerra no fue solo contra la reforma, sino también contra los docentes que no se sometieron a la línea sindical establecida.
- No queremos gente traidora que se vende al sistema
Eduardo Mercado (seudónimo) es un maestro chiapaneco de educación primaria, integrante de la Sección 7. Fue acosado y amenazado por los líderes de su delegación sindical por haber participado en la evaluación del desempeño docente a la cual se oponía la CNTE.
Dice: “Yo hice el proceso básicamente ocultándolo de toda mi delegación sindical. Lo oculté por el miedo de que fuera desplazado de mi escuela, como les sucedió a muchos maestros en Chiapas. Si te evaluabas te desplazaban, pues la condición era no evaluarnos. […] El secretario, con todo su comité, me llamó a una reunión con ellos. Fui yo solo y ellos eran como diez. Me preguntaron si yo había hecho mi evaluación. No les dije ni sí ni no, nada más les dije que lo averiguaran. Pero el secretario sí se mostró muy alterado, muy enojado, decía palabrotas. Me dijo: ‘Necesitamos saber [si te evaluaste] porque te vamos a correr de la zona, no queremos gente traidora y gente que se vende al sistema’. Fue una situación de gritos, de amenazas verbales. Nunca llegaron a los golpes, pero sí fue una situación muy tensa para mí”.
Tiempo después de ese suceso el maestro Eduardo se presentó a otro proceso de evaluación, ahora para promoverse al cargo de dirección, objetivo que logró. “Cuando me presento en la zona, el supervisor me dijo que no podía aceptarme porque la delegación sindical había dicho que no [se iba a aceptar a ningún director promovido mediante proceso de evaluación]. Siendo él la autoridad educativa me decía eso. Aquí se ve que el poder de la CNTE está detrás de la parte institucional. Pero no es algo que ellos puedan controlar, de hecho, los supervisores también están condicionados por la Coordinadora”. - Una multa de 5 mil pesos
La maestra **** **** **** presentó una queja en la Visitaduría Regional de la Mixteca de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), localizada en Huajuapan de León. La querella fue en contra de la secretaria general de la delegación D-I-250 de la zona escolar 068 y de los representantes sectorial y regional de la Sección 22 porque le negaron una constancia con 80 por ciento de participación sindical.
La maestra **** requería la constancia porque aspiraba a obtener un ascenso al cargo de supervisión. Sin embargo, los dirigentes se la negaron porque no asistió en agosto de 2013 al campamento que la CNTE instaló en el Zócalo de la Ciudad de México.
Con tal de obtener la constancia, la maestra dijo estar dispuesta a pagar la multa de 5 mil pesos fijada por la asamblea delegacional, pese a que no pudo estar en el plantón debido a problemas de salud, lo cual justificó con la documentación expedida por el ISSSTE. Como no pudo pagar de inmediato la multa, se le entregó una constancia del 70 por ciento de participación: 50 por ciento por movilización representativa y 20 por movilización masiva.
Las plazas de supervisión disponibles para el ascenso eran tres y pese a que la maestra ocupaba el segundo lugar en el escalafón fue desplazada de la lista por carecer de la constancia de participación sindical con el 80 por ciento requerido. En su lugar, los representantes sindicales propusieron a otra persona. La maestra alegó que con esa acción se le negó su “derecho laboral, sindical y profesional de ascender por escalafón”.
Ante la reacción de la maestra, el representante regional de jefatura de la Sección 22 le propuso un arreglo, “por la buena”. Le pidió que no impugnara la propuesta de la parte sindical.
La maestra narra en su queja: “[me dijo] que los dejara trabajar de acuerdo con su propuesta; que me esperara, que próximamente se jubilaría otro compañero y que entonces me apoyarían; que si me iba a conciliación iba a tardar más tiempo y quién sabe si ganaba”.
Cuando la maestra impugnó ante la autoridad laboral competente, el representante regional, molesto, la desconoció como integrante del sindicato “por estarles declarando la guerra y por estar en contra del movimiento”; y por supuesto, pidió que se le aplicara la forma de represalia más frecuente en la Sección 22: el desplazamiento de centro de trabajo. - Desplazar a los maestros que no apoyaron la movilización sindical
Al inicio del ciclo escolar 2016-2017, el director de la escuela primaria “Gustavo B. Mendoza” le comunicó al maestro **** **** **** que no se presentara más en su escuela, sino que lo hiciera en la delegación sindical D-I-101 porque iba a ser removido de su centro de trabajo por no apoyar al movimiento magisterial.
Los hechos ocurrieron en Ciénega Zimatlán, un municipio de la región Valles Centrales. El maestro fue desplazado de su escuela sin considerar que contaba con 22 años de servicio y nueve años laborando en ella. Pero no fue el único, muchos maestros fueron removidos de sus escuelas y concentrados en la delegación sindical mientras se realizaban los cambios de centros de trabajo. La razón: mover de sus escuelas a los maestros que no participaron en las movilizaciones sindicales y poner en su lugar a maestros adeptos a la Sección 22.
El profesor **** demandó ante la DDHPO su reinstalación en la escuela “Gustavo B. Mendoza” con el argumento de que se estaban pasando por alto sus derechos laborales y que él no había incurrido en falta alguna ni existía procedimiento oficial en su contra para ser removido. Efectivamente, la trama había sido urdida por los líderes sindicales.
El maestro dirigió un escrito a Jesús Castillejos Aguilar, titular de la Unidad de Educación Primaria en el estado de Oaxaca: “No estoy de acuerdo en que se me haya incluido en una remoción de escuela, puesto que no he realizado ningún comportamiento contrario a mi ética profesional como docente, ni he realizado conductas contrarias en perjuicio de la escuela en donde me encuentro adscrito. Se violó en mi perjuicio mis derechos laborales, como la antigüedad en el servicio educativo, antigüedad en la zona escolar y así también la antigüedad en el centro escolar, sometiéndome sólo y únicamente por no haber participado en las actividades [sindicales] de estos tres meses…”
Finalmente, como represalia por no participar en las movilizaciones, el maestro fue desplazado y enviado a la escuela “Revolución” del municipio de Santa Cruz Xoxocotlán, a unos diecisiete kilómetros de la escuela donde había prestado sus servicios durante nueve años. - Una escuela de castigo
Agosto de 2015. El maestro de educación indígena **** **** ****, originario de Zaachila, se presentó ante el supervisor de la zona escolar 083 para iniciar el ciclo escolar 2015-2016. Sin embargo, se encuentra con dos noticias inesperadas: 1) ya no trabajará más en la escuela de San Antonio Huitepec. 2) Se le asigna un nuevo centro de trabajo ubicado a 22 kilómetros de distancia, en San Miguel Piedras.
Ante la DDHPO, el maestro declaró: “A raíz de no haber participado en las movilizaciones sindicales en vacaciones de julio y agosto por no estar de acuerdo con tales acciones, el supervisor me cambió de centro de trabajo a San Miguel Piedras […], comunidad donde se considera de castigo como medida de represión, pero a la edad de 51 años, con 24 años de servicio y con diabetes y sin tener ningún problema laboral en mi centro de trabajo […] El argumento del supervisor fue que el cambio lo hizo en coordinación con el comité delegacional D-I-203 por tener muy bajo puntaje en la participación sindical y no haber participado en las marchas y plantones del mes de julio y agosto”.
El maestro pidió la intervención de la DDHPO por considerar injusto el desplazamiento de su centro de trabajo, realizado “de manera arbitraria a modo de represión”.
Al iniciar la indagatoria, la DDHPO consideró la probable violación de los derechos al trabajo y al debido proceso.
El expediente se cerró en octubre cuando el maestro aceptó su adscripción en la escuela “Don Benito Juárez” de San Miguel Peras.
En la siguiente tabla se indican los desplazamientos que hubiera hecho el profesor desde su lugar de residencia (Zaachila) hasta la escuela que le fuera impuesta o asignada.
La información anterior permite confirmar que el plantel al que se pretendía enviar al maestro por no participar en las movilizaciones sindicales era efectivamente una “escuela de castigo”. La defensa que hizo de sí mismo ante la DDHPO logró detener la arbitrariedad y además salir beneficiado con un plantel más cercano a su localidad.
- Un supervisor que cumple el acuerdo sindical
La asamblea de la delegación sindical D-I-146 sesionó la tarde del 14 de enero de 2014. En el punto nueve, asuntos generales, se discutió la situación de dos docentes de las escuelas primarias “Benito Juárez” y “Melchor Ocampo”. Después de “un gran análisis y una ronda de participación” –según se lee en el acta de la asamblea– se acordó ponerlos a disposición del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) “por no cumplir cabalmente con sus funciones laborales y sindicales”.
La maestra **** **** ****, laboró durante siete años en la escuela primaria “Melchor Ocampo” de Soledad Etla hasta que fue desplazada por no participar en las movilizaciones sindicales. Según consta en el expediente de la DDHPO, la maestra se negó a participar en mítines, marchas y plantones y a pagar 14 mil 246 pesos de adeudo a la delegación sindical.
El acuerdo de la asamblea lo asumió como instrucción el supervisor de la zona 095, quien citó a la maestra **** para informarle que sería puesta a disposición de la autoridad educativa del IEEPO.
En oficio enviado a la Dirección de Educación Primaria General, el supervisor expone los motivos de la puesta a disposición de la maestra (se respeta la sintaxis original):
“[Fausto Olivares Lara] se dirige a usted de manera atenta y respetuosa para hacerle de su conocimiento que por acuerdo de la asamblea general de la delegación sindical D-I-146 […] desconocen como integrante de esta delegación sindical a la C. **** **** ****, quien actualmente presta sus servicios en la escuela primaria Melchor Ocampo […] por no acatar los acuerdos y demás disposiciones que convoca la Sección 22 del SNTE en Oaxaca […] argumentando que su religión no se lo permite; a pesar de haber establecido en varias ocasiones un diálogo para que deponga su actitud, no ha sido posible debido a la actitud de la profesora **** se ha visto reflejado en el centro de trabajo donde propicia la inconformidad y el descontento entre los trabajadores del centro de trabajo […] Por todo lo anterior la delegación sindical y supervisión escolar ponen a disposición de esa dirección de educación a la profesora **** por armonía emocional [sic]”.
Después de casi dos meses de inseguridad laboral y litigio, la maestra fue desplazada a la zona escolar 075 de Santiago Choapam, una localidad a 206 kilómetros de Soledad Etla y a cinco horas de camino.
Estas historias tienen un común denominador: los maestros que desafiaron la línea de sus dirigencias sindicales sufrieron consecuencias que afectaron su seguridad, su honor y su dignidad como personas.
No se ahorraron calificativos para estigmatizarlos: traidores, charros, espurios, entreguistas.
En estos casos se repitió la historia de represión que vivió el magisterio en las décadas de los años setenta y ochenta de la mano del SNTE.
Referencias
1Historia basada en la entrevista realizada el 18 de mayo de 2020 al maestro Eduardo Mercado (seudónimo)
2Historia basada en el expediente número DDHPO/RM/16/(07)/OAX/2014. Huajuapan de León, Oaxaca, 04 de marzo de 2014.
3Historia basada en el expediente número DDHPO/2082/(01)/OAX/2016. Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 10 de octubre de 2016.
4Historia basada en el expediente número DDHPO/1249/(29)/OAX/2015. Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 20 de agosto de 2015.
5Historia basada en el expediente número DDHPO/215/(01)/OAX/2014. Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 17 de febrero de 2014.
* Profesor en educación primaria. Periodista, autor del reportaje Maestros bajo control. Clientelismo político en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (en prensa).