David Auris Villegas
La sociedad peruana, está siendo traicionada por un presidente de extraordinario cinismo que deja mal parada a la comunidad docente. Su incapacidad de aceptar haber plagiado su tesis ya pintaba su inmoralidad que hoy vemos atónitos, pues la Fiscalía de la Nación le ha abierto una sexta investigación preliminar por corrupción en apenas un año de gestión. Esta triste situación del profesor Castillo, incita a reflexionar sobre el tipo de personas que estamos educando en las aulas peruanas.
Siguiendo esta cavilación, nuestra educación no desarrolla los aprendizajes para la vida y ostenta una desarticulación entre los niveles educativos. Los docentes perciben salarios irrisorios que no corresponden a su alta investidura pedagógica y, el sistema educativo está liderado por funcionarios incapaces de diseñar una real política de calidad educativa que nos permita dar el salto cualitativo, desde una sociedad consumista hacia una sociedad de la innovación.
Ante esta cruda realidad, Castillo, durante su campaña presidencial planteó acciones para mejorar la educación como: impulsar el ingreso directo a las universidades; crear el ministerio de Ciencia y Tecnología; elevar el PBI al 10%; el programa “Barriga llena, corazón contento”, una suerte de comedor popular en los colegios y declarar a la educación en emergencia que, por suerte, sólo cumplió este último concretizándose a través del decreto supremo N° 014-2021-MINEDU.
En esta línea, el aprendizaje de los estudiantes es capital para el desarrollo de la sociedad, pero nuestro sistema educativo desde el nivel inicial hasta los postgrados, sobre todo en la esfera estatal, más aún en las zonas rurales, continúan transmitiendo contenidos que poco sirve en la era de la inteligencia artificial, por lo que es necesario esbozar un currículum inteligente que desarrolle el potencial del cerebro humano.
De la misma manera, el presupuesto económico como aspecto medular, apenas bordea el 4% del PBI lejos del 10% que prometió este gobierno. Esta limitación económica impide tener acceso a Internet en las escuelas. Agregando a ello, una infraestructura en decadencia con mayor acentuación en las zonas rurales, frenan el desarrollo de los estudiantes más pobres del país y para revertir esta brecha, es urgente elevar el presupuesto al sector educativo y concibamos a la educación como nuestra mejor inversión.
Para agregar, la comunidad docente inspira a los más de seis millones de estudiantes, por lo que el estado debe capacitarlos en didáctica digital, habilidades blandas e innovación pedagógica y, otorgarles la pedagogía de la dignidad, elevando sus salarios superiores a una Unidad Impositiva Tributaria que alardea este gobierno.
Asimismo, coincidiendo con Jaime Saavedra, la gestión pedagógica es clave para liderar la educación. En este marco, el actual ministro Cerna, acusado de plagiar su tesis, ¿estará en condiciones de liderar la educación?, probablemente no, porque la riqueza ética sumada a la capacidad administrativa es crucial para una eficiente gestión y, creemos que es el momento de llevar a cabo una evaluación pública, para acceder a puestos jerárquicos con el objetivo de lograr la ansiada calidad educativa.
Finalmente, la educación es clave del desarrollo humano y, para no elegir a otro profesor con pobre patrimonio moral, como presidente, exijamos al gobierno, una real política de calidad educativa, basada en la investigación, creatividad y habilidades blandas, porque como ciudadanas y ciudadanos merecemos una vida mejor.