Eduardo Grajales*
A pesar de ser uno de los sectores más fuertes y aguerridos en el entorno sindical, el papel de la mujer en estas organizaciones todavía no logra el reconocimiento que merece, mucho menos la paridad en los cargos en la gran mayoría de las dirigencias sindicales de este país.
Aunque se han hecho esfuerzos importantes en el marco normativo de los sindicatos para lograr paridad efectiva y políticas afirmativas en materia de género, la visión patriarcal-machista sigue imperando en estas organizaciones que siguen viendo en la mujer solo un bastión de votos en periodos electorales.
Es por ello que hoy, en un momento de reconfiguración de los sindicatos a partir de las nuevas reformas constitucionales, es importante que la mujer reconozca su valía y haga conciencia de su papel en las transformaciones de estos gremios, exigiendo el cumplimiento de los estatutos que obliguen la integración de planillas paritarias y la integración de las carteras sindicales con perspectiva de género, y conquisten verdaderamente los espacios donde se requiere una visión diferente y novedosa.
La democracia sindical no podrá ser entendida, pues, sin una verdadera equidad de género, donde se legitime la participación femenina y de otras expresiones, como la de los jóvenes, dos segmentos que han sido marginados y rezagados desde el origen de los sindicatos en México.
Los cambios que se hicieron en la normatividad político electoral de este país en el siglo pasado, que procuraron equidad de género al interior de los partidos políticos y en los puestos en las administraciones públicas, hoy día y después de más de cien años del voto femenino, ya son evidentes en una participación clara y contundente de la mujer en la vida pública nacional, lo cual es un ejemplo de lo que debe de suceder también en los sindicatos.
Aunque son contados los casos, en México tenemos grandes representantes femeninas como dirigentes sindicales, como en el Sindicato de Notimex, y de la Federación Nacional de Sindicatos de la Banca de Desarrollo, presididos por mujeres profesionales y audaces, que han dado una lucha digna de su género al mantenerse firmes en la defensa de los derechos de las y los trabajadores que representan.
Esto es lo que queremos ver en el resto de los sindicatos, la oportunidad de encontrar nuevas visiones y posturas que permitan trazar nuevas rutas y le den nuevos bríos al sindicalismo mexicano, que ayuden a resarcir los crasos errores que han cometido otras lideresas sindicales que, en su momento y con sus conductas reprobables, poco ayudaron a fortalecer la imagen de las mujeres al frente de órganos de poder.
Los cambios a nivel político y social son paulatinos y lentos, por lo que, en esta modernización nacional, urge que el sector femenino impulse cambios verdaderos si es que en unos años más queremos hablar de una legítima transformación y democracia sindical. Las condiciones políticas y jurídicas están dadas, ahora es el tiempo y decisión de las mujeres.
*Docente y analista político