Jesús Andriano
Inicia la cuenta regresiva para la culminación del ciclo escolar 2021-2022, las actividades en las distintas escuelas suelen ser complementarias, recreativas, organizativas y en el mejor de los casos de orden administrativo. Quedaron atrás los propósitos planeados durante un ciclo escolar híbrido, presencial o a distancia, la encomienda es cumplir con los 200 días de clases y considerar que los aprendizajes fueron alcanzados, sin importar los resultados del proceso de enseñanza, ni las condiciones pandémicas por las que estamos atravesando.
En el proceso de evaluación se les solicita a los docentes considerar el desempeño demostrado por los alumnos indistintamente de la modalidad en la que se desarrolló el curso y de las evidencias académicas que se hayan generado; en este sentido el proceso de evaluación se complejiza no solo es valorar a partir de lo programado, sino que hay que considerar aspectos dentro de la dinámica académica que suelen ser adicionales al proceso académico; evaluar a partir de cualquier evidencia y considerar las condiciones en las que encuentran los alumnos se convierte en una tarea caótica para el docente; no se trata solo de tener presente las situaciones en las que las actividades académicas, sino considerar aspectos que no propiamente se encuentran en un plan de trabajo o corresponden al desarrollo de un plan de estudios, como lo son las necesidades y condiciones sociales, económicas, psicológicas y emocionales en las que se ven implicados los procesos de aprendizaje.
No obstante, en el acuerdo 11/06/22 emitido por DOF se destaca garantizar a los estudiantes el derecho de contar con una calificación para favorecer su tránsito al siguiente nivel educativo, a la letra se menciona “En todos los casos en que se asiente una calificación numérica en la boleta de evaluación de las y los estudiantes de educación primaria y secundaria, la calificación que deberá registrarse no podrá ser inferior a 6”. Derivado de lo anterior, el proceso de evaluación de los aprendizajes en el mejor de los casos se reduce al cumplimiento de una actividad de corte administrativo, donde él seguimiento al proceso de enseñanza y de aprendizaje se limita a la calificación.
El ciclo escolar está por terminar y balance para el próximo año no parece halagador, los resultados del presente año desdibujan la realidad del propósito educativo, los avances en los distintos niveles educativos son incipientes de acuerdo con los estándares de años anteriores, si bien el regreso a la presencialidad contribuyó a la interacción y socialización de los alumnos, el proceso de aprendizaje deja muchas interrogantes.
Con la finalidad de contribuir a resarcir el rezago educativo se tiene programado un periodo extraordinario que inicia con el ciclo escolar 2022-2023 y terminará en el primer momento de evaluación, la intención es recuperar los resultados obtenidos en el presente año y en conjunto con el diagnóstico generar un plan de atención a los estudiantes para nivelar los aprendizajes adquiridos en el grado anterior y contribuir al cumplimiento de los propósitos que marca el siguiente grado académico. La tarea para los docentes en este periodo de transición entre cada ciclo escolar suele ser más complicada de lo esperado, se suman actividades y se reducen tiempos, él trabajo se multiplica y el actuar de la docencia se diversifica, a lo anterior habrá que sumarle la capacitación, conocimiento y dominio de un nuevo plan de estudios con algunas inquietudes e imprecisiones pedagógicas.
Referencias
DOF. (31 de Junio de 2022). Diario Oficial de la Federación. Obtenido de Diario Oficial de la Federación : https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5656485&fecha=28/06/2022#gsc.tab=0