Miguel Angel Pérez Reynoso
Manuel Cstells tenía razón cuando afirmaba que, con la llegada del siglo XXI, hemos pasado de una época de cambios a un cambio de época. Estamos ante tiempos de profundos cambios en donde el avance tecnológico por un lado y las nuevas exigencias a partir del desarrollo social de los sujetos por el otro, han contribuido a modificar el panorama educativo. Hoy en día las ideas pedagógicas no satisfacen, con la finalidad de poder entender los fenómenos educativos y las propuestas pedagógicas de vanguardia tampoco sirven plenamente para responder ante una demanda que cada día se hace más compleja y se asocia con distintos elementos igualmente complejos.
Todo lo anterior se ha visto aderezado por el contexto de pandemia que vivimos desde marzo del año 2020 y que prevalece hasta nuestros días. La pandemia sirvió, entre muchas otras cosas para acelerar algunos cambios y junto a ello para mostrarnos una realidad cruda que nos interpela desde su llegada en términos del rezago que tenemos en cuanto a justicia, equidad e inclusión social y educativa.
Los problemas educativos del nuevo milenio tienen que ver con eso, lo planteo en la siguiente pregunta: ¿de qué manera es posible garantizar una educación de buena calidad para todos y para todas; cuando estamos ante sistemas que al masificarse hacen que se pierda el toque del cuidado singular, que permita garantizar el poder atender adecuadamente a miles o millones de personas en el mundo?
Los problemas educativos del nuevo milenio están mucho más ligados al referente social que de otro tipo, tienen que ver con asuntos de justicia, de equidad, de inclusión y de a garantizar espacios democráticos que garanticen la libre participación, penados en poder cumplir o poder pagar la deuda histórica hacia las mujeres, con por respeto que se adeuda hacia las diferencias de las minorías de todo tipo. En todo ello, el problema educativo principal, es que ante una exigencia educativa diversificada, la mayoría de los sistemas educativos en el mundo insisten en su estilo de atención normalizada.
En cambio, las tendencias educativas producto de las ideas pedagógicas de vanguardia, de las innovaciones educativas, del poner en práctica los hallazgos de investigaciones básicas y aplicadas pertinente y de punta, tienen (en los últimos tiempos) muy poco que aportar. Las tendencias pedagógicas del siglo XXI han optado por rescatar, las ideas y propuestas educativas de otro tiempo, en cuanto a fundamentos psicopedagógicos, respuesta a la demanda social y concreción de una propuesta o un modelo propiamente educativo.
Los viejos constructivismos aparecen con nuevos nombres y nuevos rostros, el conductismo social cobra nuevos bríos. Lo novedoso en las tendencias educativas del nuevo siglo, tiene que ver con el avance de construcciones basadas en la interdisciplina, la teoría de sistemas, y la forma en que la complejidad ha exigido miradas más potentes para entender los problemas educativos y para ser capaces de responder a ellos.
Asignatura aparte viene siendo el asunto de la formación de los sujetos o los agentes educativos encargados de favorecer situaciones significativas y de aprendizaje para las y los nuevos educandos.
La formación de docentes ha sido poco sensible para entender la complejidad y los riesgos de la relación entre problemas y tendencias en educación. Hoy las y los nuevos docentes en formación siguen trabajando a partir de una forma lineal de concebir la formación, cuando ahora se trata de definir a la educación desde infinidad de aristas que la conforman.
¿Cómo dar ese salto, en estos días que corren del nuevo milenio? Se requiere una nueva revolución pedagógica que llegue hasta los cimientos de los fundamentos educativos y a partir de ahí construir lo que hace falta, un modelo y un estilo educativo que sea capaz de responder adecuadamente en entender las demandas emergentes primero y poder atender a los sujetos del siglo XXI más adelante.