Una persona sensible e inteligente, ¿sabe también cultivar y mantener la amistad? Malva Flores, poeta y ensayista, nos enfrenta a esta pregunta al haber escrito: “Estrella de dos puntas. Octavio Paz y Carlos Fuentes: crónica de una amistad” (Ariel, 2020).
Este libro está basado en una minuciosa recolección de información. No pierde detalle al haber revisado la correspondencia entre el poeta y el novelista, consultado un sinnúmero de publicaciones y haber entrevistado a personajes clave como Marie Jo Paz y Silvia Lemus, viudas de los escritores, entre otros. El texto está bien organizado en términos cronológicos. Los más jóvenes encontrarán en él un retrato del siglo veinte, un tiempo lleno de fervor revolucionario, pugna ideológica, guerras, priísmo, pero también esperanzas de cambio. Si el centro del análisis son dos personajes literarios, la contextualización de su amistad muestra con viveza los ambientes nacional e internacional que vivieron.
El libro refrenda el valor de la crítica en contextos no democráticos y las consecuencias de ejercerla sin cortapisas. Aquí, la pregunta que surge es por qué al ser dos creadores y escritores ampliamente reconocidos, Paz (1914-1998) y Fuentes (1928-2012) no pudieron reconciliarse. ¿Fueron más poderosas sus esporádicas desavenencias que la admiración que continuamente se manifestaron? ¿Fue más grande su ego que el cariño? ¿Representaron “cántaros rotos al borde de la fuente cegada”, como expresa un poema de Paz?
Malva Flores hace un puntual repaso de las “faltas a la amistad” entre el poeta y el novelista, empezando por no haber podido concretar el proyecto de fundar una revista juntos. Luego, el colaboracionismo de Fuentes con el gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) y posteriormente, las discrepancias por la revolución cubana, el neocardenismo y Nicaragua. Mientras la efigie de Paz era quemada por “manifestantes prosandinistas” como resultado de haber pedido elecciones libres para ese país centroamericano, Fuentes, más tarde, era homenajeado por el régimen de Daniel Ortega. Mayor espesor sobre esta “bruma” fue la publicación en Vuelta, la revista fundada por Octavio Paz, de “La Comedia Mexicana de Carlos Fuentes” cuyo autor es Enrique Krauze. El historiador criticó la obra del novelista y de ahí se desató una agria polémica entre dos grupos culturales que se extendió por varios años. ¿Debió Paz vetar la publicación de su colaborador? No, “la crítica debe realizarse a pesar de la amistad”. No debe confundirse la crítica contra una persona con la crítica de las ideas, asienta con razón el Nobel.
Pero en un extenso libro sobre la amistad, extrañé una mejor referencia a ésta. Específicamente, la semejanza que Paz estableció entre amistad y amor en su libro “La Llama Doble: Amor y Erotismo” (1993). Ahí, el poeta piensa que “[si] se omite el elemento carnal, físico, los parecidos entre amor y amistad son obvios. Ambos son afectos elegidos libremente, no impuestos por la ley o la costumbre” y constituyen [“un instante de reconciliación de los contrarios”].
Pero también hay diferencias: “la amistad no nace de la vista, como el amor, sino de un sentimiento más complejo: la afinidad en las ideas, los sentimientos o las inclinaciones. “El amor es instantáneo; la amistad requiere tiempo”. Un tiempo que no volverá. Cuando se rompe la amistad entre las inteligencias sensibles, diversas preguntas surgen sobre nuestra humanidad.