Erick Juárez Pineda*
La formulación de los nuevos planes y programas de estudio no es cosa menor. Su construcción debería incluir las voces de todos los miembros de la comunidad educativa: docentes, alumnos, padres de familia, directivos, académicos, investigadores, organizaciones de la sociedad civil, legisladores, sindicatos y demás figuras que intervienen en los procesos de enseñanza – aprendizaje.
Estas discusiones deben recabar todas las formas de pensamiento, perspectivas y visiones educativas, las cuales, fortalecen los contenidos que se aterrizan en las aulas y los centros escolares.
En el discurso, la propia titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez reconoce que estas asambleas “no tendrían razón de ser si no se escucharan las necesidades, críticas y reflexiones del magisterio” (Boletín 60, SEP). En la práctica esto resulta distinto.
El desarrollo de los encuentros encabezados por Marx Arriaga Navarro, Director General de Materiales Educativos, han estado llenos de señalamientos de simulación y segregación.
Muchos docentes, directivos, analistas y demás figuras han dado a conocer a través de redes sociales, foros y medios de comunicación que las reuniones son “a modo” y bajo lineamientos particulares de selección de invitados, donde solo algunos -la mayoría afines al gobierno actual- son aceptados en estas reuniones.
Sin embargo, para la SEP, los docentes han sido reducidos a simples espectadores y consideran que las visualizaciones de los videos de estos encuentros publicados en las distintas plataformas digitales son suficientes para darle legitimidad a los encuentros.
Para muestra un botón. El Boletín No. 31 de la SEP, señala que “en estas asambleas se consideran las opiniones de las maestras y los maestros”, pues tan solo en la sesión realizada en Veracruz, el video del encuentro “tuvo un alcance de 35,289 espectadores en las distintas plataformas en la que se transmitió, y la interacción de 13,125 personas en redes sociales”.
Recientemente, en su cuenta de twitter, Marx Arriaga dijo que la transmisión de la XXII Asamblea tuvo 147,069 visualizaciones, esto basta, según él, para demostrar a aquellos que dicen que estos eventos son “ejercicios cerrados en donde los maestros no fueron invitados”, están equivocados. Incluso considera que estas métricas son ejercicios y muestras de “transparencia”. (https://twitter.com/MarxArriaga/status/1502331511005192199)
Esta visión es errónea.
No se puede reducir a las y los docentes a simples espectadores, ni se puede traducir el número de visualizaciones en las redes sociales como un indicador de participación activa y propositiva en esta labor titánica. Ya tenemos experiencia en asambleas simuladas.
Durante la formulación de los planes y programas de estudio emanados de la Reforma Educativa del Gobierno de Enrique Peña Nieto, se convocaron a dos jornadas de trabajo para aterrizar las propuestas curriculares: la primera con Emilio Chuayffet y la segunda con Aurelio Nuño. Esto resultó en reuniones llenas de acusaciones de simulación pues aunque en el discurso se convocó a un grupo plural de docentes, académicos y analistas, los resultados de ello fueron muy distintos a lo que se acordaba en las mesas e iniciativas recabadas.
Aunque la propuesta curricular presentada por la SEP contiene elementos positivos y necesarios para transformar el rumbo, también vemos bastantes aspectos debatibles, lagunas educativas y un alto deslinde de responsabilidad hacia los gobiernos anteriores; por lo que tenemos que esperar las versiones finales para emitir posiciones más concretas.
Queda muy poco tiempo para que termine el actual gobierno. Si se quiere recomponer el camino es necesario pensar desde la pluralidad, el reconocimiento y hospitalidad a las diversas formas de pensamiento y una apertura sincera a la crítica y la autocrítica. El Sistema Educativo Mexicano lo merece.
*Periodista especializado en educación. Articulista de La Jornada.