Dr. Alberto Ramírez Martinell
@armartinell |albramirez@uv.mx
Universidad Veracruzana
El uso de redes sociales en México es alto. Ocho de cada diez mexicanos las utilizan para socializar, divertirse o inclusive, para realizar actividades educativas. Facebook y YouTube son los servicios sociales más populares en el país con una penetración de 70% y 61.5%, respectivamente. Pero no son las únicas opciones. Otras redes y servicios sociales como TikTok (36.8%), Instagram (28.9%), Pinterest (13.6%), LinkedIn (13.17%), Snapchat (12.9%) y Twitter (10.77%) están a disposición de los internautas (https://wearesocial.com/es/blog/2022/01/digital-2022/).
Twitter no es la red social más utilizada en México. Solamente uno de cada diez mexicanos mayores de 13 años tiene una cuenta. Sin embargo, esta red social de microblogging es una opción importante para lo comunicación global. Twitter, fundado en 2006, no ha tenido muchos cambios en su plataforma, salvo por la ampliación de los 140 caracteres, los fleets y la popularización de los hilos, desde sus inicios, este servicio se ha mantenido sin grandes modificaciones. Pero en 2021 lanzó TwitterSpaces (https://twitter.com/TwitterSpaces), un servicio en el que los usuarios pueden habilitar la opción de transmisión sincrónica de voz. En el blog de Twitter (https://blog.twitter.com/en_us/topics/product/2021/spaces-is-here) se define a los espacios como una opción sincrónica tanto para transmitir opiniones de viva voz como para conversar oralmente de manera global. A diferencia de la radio, en un TwitterSpace, el organizador puede abrir el micrófono a su audiencia generando una conversación en tiempo real con decenas, cientos o hasta miles de personas.
Derivado de una afrenta política a la libertad de expresión, la noche del viernes 11 de febrero de 2022 una cuenta de twitter de un sector de la Sociedad Civil Mexicana organizó un #space que congregó a más de 64mil usuarios simultáneos. Llegando a ser el TwitterSpace más concurrido a nivel mundial. Durante sendo evento, el diálogo fluyó de manera ordenada por horas. Los administradores del espacio moderaron la intervención de los hablantes, en su mayoría comunicadores, miembros de la clase política mexicana y de la sociedad civil, quienes previa solicitud del micrófono, podían hacer breves intervenciones. Para los escuchas, la experiencia de un TwitterSpace es similar a la de aquel que oye un programa de radio, salvo que, en este espacio, que es público, de fácil acceso y de convocatoria amplia, todo aquel que así lo quiera, puede intervenir.
El audio social no es del todo nuevo en el ciberespacio. Los podcasts, por ejemplo, han encontrado un nicho especial en sus escuchas. Lo mismo sucede con los fanáticos de los audios enviados por mensajeros instantáneos. El audio social sincrónico pareciera estar encontrando entre los usuarios de redes sociales un lugar especial. Los servicios de audio social van en aumento. En 2020 se fundó Club House (https://www.clubhouse.com/) un servicio de comunicación social basado en voz, que requiere de una invitación para su uso. Club House es selecto, ofrece temáticas diversas en distintos idiomas y su experiencia podría resultar envolvente e inmersiva resarciendo en cierto nivel la ausencia del componente visual. En 2021 además del lanzamiento de TwitterSpaces, Spotify, el servicio de podcasts y música digital bajo demanda, lanzó Greenroom, su app de salas sociales de voces, en las que los creadores pueden organizar un evento de audio en vivo con hasta 1000 personas.
El futuro de las redes sociales pudiera abrir un espacio considerable a los servicios de audio social sincrónico. Técnicamente, el audio es más portable, y por ende de alcance mayor. Un teléfono o una computadora de especificaciones técnicas limitadas podrían tener complicaciones para acceder a un en-vivo de Twitch (https://www.twitch.tv) o de YouTube, pero sin mayor problema podrían trabajar con la recepción y envío de audio.
Debemos de reconocer que ni las instancias gubernamentales estatales o federales ni las instituciones educativas mejoraron de manera significativa la infraestructura tecnológica y de conectividad de los establecimientos escolares, por lo que trabajar con recursos educativos pesados podría saturar la red y entorpecer la experiencia educativa.
En algunos casos las escuelas agregaron videocámaras, micrófonos y pantallas para intentar transmitir o grabar las clases. También hay casos en los que se agregaron puntos de acceso a la red inalámbrica y servicios de Internet complementarios, que usualmente son pagados a través de cuotas estudiantiles, patronatos o por los profesores mismos. Pero la realidad es que los estudiantes que tomaron clase en marzo de 2020 desde un teléfono celular, a dos años del inicio de la jornada nacional de sana distancia, siguen recurriendo a su dispositivo móvil para sus asuntos escolares. No hubo una campaña institucional, estatal o nacional de equipamiento de estudiantes y profesores, como aquella que se dio hace más de una década con las computadoras One Laptop Per Child (OLPC) en países en vías de desarrollo. Siendo Uruguay un ejemplo de éxito del proyecto coordinado por el MIT en Estados Unidos y por el Plan Ceibal en el país de la Garra Charrúa.
En este primer trimestre del año 2022, alumnos y profesores han demostrado su adquisición de experiencia en el uso de medios digitales para la educación, pero no hay evidencia que apunte a la mejora de sus equipos de cómputo, o a un acceso resuelto a Internet. La saturación de la red y las limitaciones técnicas de los equipos de cómputo siguen siendo entonces variables que debemos seguir observando al proponer soluciones educativas.
El horizonte educativo en el corto plazo es híbrido, por lo que el uso de tecnología digital no decaerá cuando volvamos a las aulas. El audio social como fenómeno tecnológico en asenso pudiera representar una alternativa para el envío de contenidos más ligeros que un video sincrónico o asincrónico. Trabajar con aplicaciones de audio social en línea acompañadas de presentaciones de uso local, podría evitar la saturación de los no tan anchos anchos-de-banda de las instituciones educativas.
Aprovechemos el momento de renovación que vive el audio como medio de comunicación, exploremos sus usos pedagógicos y, en caso de ser viable, subámonos a la ola de la innovación que se está gestando en torno al audio social sincrónico.