En el marco de los cien años del nacimiento de Paulo Freire, investigadoras coincidieron que es necesario retomar una perspectiva crítica desde el feminismo en los procesos y análisis pedagógicos.
Esto lo señalaron en el marco del Congreso Nacional de Investigación Educativa, donde añadieron que es indispensable reivindicar la práctica de la ética y revisar las enseñanzas de Freire sobre esperanza y acción colectiva.
Durante la mesa de análisis “La vigencia del pensamiento freiriano en el presente educativo”, Dulce Cabrera, académica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, insistió que las aportaciones de Freire deben versar en la reivindicación de nuestro derecho a expresar lo que pensamos y, también, a ser hospitalarios con otras formas de concepción del mundo, todo ello bajo un marco de respeto.
También, señala, nos recuerda la importancia de la indignación, la cual, es una fuerza que nos impulsa a cambiar los contextos injustos y de circunstancias desfavorables.
“Bajo la rabia e indignación podemos crear soluciones y emprender acciones que mejoren los contextos y comencemos transformaciones pensadas desde el colectivo”, añadió.
Explicó que se busca ser conscientes de estas situaciones adversas y no abandonar la aspiración de ser mejores y contribuir al bienestar colectivo.
Por su parte, Luz María Moreno Medrano, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación de la Universidad Iberoamericana señaló que esta “Digna Rabia”, como le han llamado desde el Zapatismo, es fundamental para la dignificación de espacios educativos, conocimientos y conciencias de todas las formas de vida que habitan en el mundo.
Al mismo tiempo reconoce que el feminismo es una forma de cuidados mutuos y respeto a todas estas formas de vida.
Agregó que las teorías y análisis críticos de Freire son un detonador y estandarte en la materia, sin embargo, es fundamental agregar una visión desde el feminismo en todas sus corrientes.
Ante ello, indicó que hay tres aportes de los feminismos al pensamiento Freireriano: la interseccionalidad, los
afectos y la investigación y activismo como una forma importante de acción colectiva.
Por su parte, Ximena Andrea González Grandó académica e investigadora del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, advierte que es necesario repensar el papel de las niñas, niños y adolescentes como actores sociales activos.
Los infantes, indica, son ciudadanos ahora, no ciudadanos en potencia, por lo que se deben reconocer sus acciones como cívica y autónomas, fortaleciendo una agenda consciente y participativa.
Ante ello, finaliza, se debe trabajar en considerar la autonomía de las y los niños, procurando las tendencias y enseñanzas del autocuidado, sus ideas sobre la comunidad y el significado de ser un miembro “útil” de la comunidad