La comunidad investigativa en México tiene un sueño: que el Estado invierta al menos 1% del Producto Interno Bruto (PIB) en investigación, y desarrollo científico y tecnológico. Sin embargo, en el escenario de futuro no se avizoran señales para que este sueño se haga realidad.
Esto lo señaló la Dra. Angélica Buendía Espinosa, profesora investigadora de la UAM-Xochimilco, quien asegura que en tan solo en 2019 el gasto federal de educación superior tuvo el menor porcentaje en relación con los últimos 20 años, con relación al PIB, 0.54%; mientras que el gasto federal en educación superior, ciencia y tecnología fue de 0.74%, prácticamente el mismo nivel que tuvo en 2001.
En su artículo El financiamiento a la educación superior, la ciencia, la tecnología y la innovación en México. Cuatro momentos y una promesa incumplida, la investigadora identifica las seis etapas de la conformación histórica de la educación superior mexicana: “origen y conformación (1910-1950), expansión no regulada (1950-1980), crisis y reordenamiento institucional (1980-1989), modernización (1989-2000), consolidación y fortalecimiento (2001-2016) y, finalmente agotamiento y reorientación del sistema (2016 a la fecha)”.
Respecto a la Educación Básica, Angélica Buendía señaló que derivado de la pandemia se visibilizó la magnitud de las desigualdades que se viven en México y el mundo, es decir, se transparentaron las condiciones diferenciadas con respecto al acceso de servicios educativos, económicos, entre otros, imponiendo una situación retadora principalmente en Iberoamérica.
Señaló que los problemas actuales con los que se vincula la educación confluyen directamente con la desigualdad política, social, cultural, cognitiva y territorial, siendo así la redistribución de los recursos un reto presente. Por otro lado, en materia de educación obligatoria, sostuvo que México alcanza un 100% de cobertura, sin embargo, la calidad con la que se imparte en las regiones del país es muy variada.
Refirió que para la educación superior también fue un gran reto ya que, a pesar del dominio de contenidos por parte del cuerpo docente, el manejo de TICS fue deficiente, esto a falta de procesos formativos para la transición a la educación virtual.