Casimiro Méndez Ortiz
La primera vez que escuche la voz del Senador Ricardo Monreal Ávila, vía telefónica, fue en Morelia, Michoacán, el 14 de agosto del 2018. Yo estaba intentando ingresar, sin poder lograrlo, al Foro “Escucha por la Pacificación y Reconciliación Nacional”, en el Centro de Información, Arte y Cultura de la Universidad Michoacana, espacio cultural que fue insuficiente para dar cabida a la gran multitud de personas convocadas. El foro estaba encabezado, por quien sería el Secretario de Seguridad Pública en el gabinete del actual presidente de México; y hoy gobernador de Sonora, Alfonzo Durazo.
Cerca del mediodía, vibró mi celular y al tomar la llamada escuché: “Buena tarde maestro. ¿Cómo estás?”. Era imposible no reconocer la voz del Dr. Monreal, muchas veces lo vimos debatir y combatir las reformas estructurales del PRI, PAN y PRD, entre ellas, la mal llamada Reforma Educativa, la Reforma Energética, la Reforma Laboral. ¿Cómo no vamos a reconocer y respetar a los compañeros que mientras nosotros luchamos en la calle contra estas reformas estructurales en 2012, 2013, 2014, otros compañeros luchaban desde el parlamento?
“Estoy muy bien”, contesté. “Te llamo para invitarte la próxima semana a un curso intensivo de técnica parlamentaria, en Xicoténcatl, la antigua sede del Senado de la República, que estamos organizando, en nuestro grupo parlamentario de Morena”. “Nuestro grupo es un grupo plural integrado por compañeros que vienen de diferentes estratos sociales, algunos son empresarios, otros vienen de la administración pública y otros de cargos parlamentarios, yo sé que eres maestro, no todos estamos en las mismas condiciones económicas, si requieres de un préstamo, en confianza puedes contar con ello” me dijo. Agradecí, la atención y la llamada al Dr. Monreal.
Ya se me estaba agotando el recurso de las vacaciones, que nos pagan en el magisterio, no tenía mucho margen de maniobra económica para ir a la Ciudad de México toda una semana y dejar alimentos a mis niñas. Estaba consciente de que a partir del 1 de septiembre del 2018 ya no podría recibir mi quincena como maestro. Y esa transición sería complicada. Solicité un préstamo de 25 mil pesos, y me fui al curso intensivo a la Ciudad de México. Por ser vacaciones, no pude despedirme de mis alumnos, ni de mis compañeros maestros.
Salí de Uruapan cerca de las 13:00 horas, a finales de agosto. Con una torta de jamón y un refresco que compré en la central camionera. En la maleta llevaba 4 pantalones de vestir, 4 camisas blancas económicas, que compré a crédito en una tienda departamental, un saco usado y uno nuevo, 2 corbatas y 3 libros para el camino. En el alma, llevaba a mis niñas. Y en mi pensamiento a mis queridos alumnos, por muchos años ya no volvería a verlos, ya no sería su maestro, ya no iba convivir con ellos de manera diaria, ya no podría invitarles su morisqueta ni su agua fresca y eso nos arrancaba lágrimas del corazón. ¿Qué sería de mis alumnos y sus problemas, que con tanta paciencia escuchaba? Y siempre terminábamos abrazados.
Llegué a la Ciudad de México al anochecer, ya hacia frio, me ajuste bien la chamarra y tomé un taxi para dirigirme al lugar donde debería hospedarme en los próximos días. Al llegar al hotel no supe utilizar el elevador, pedí ayuda para llegar a mi piso, después no podía abrir la habitación con la tarjeta. Una vez, ya dentro de la habitación, preferí no salir a cenar, por no saber utilizar el elevador, y terminé dormido sin cobijarme, con un libro entre mis manos, leyendo me venció el sueño.
Al despertar, unos vehículos Urvan, nos llevaron a Xicoténcatl, antigua sede del Senado de la República, para comenzar con las actividades programadas. Antes de entrar al curso intensivo sobre Técnica Parlamentaria, duré varios minutos en el espejo de los sanitarios, intentando hacer el moño de la corbata. No pude hacer el moño, frustrado salí de los sanitarios. ¿Cuándo una corbata ha sido una prenda indispensable para un maestro del medio indígena o rural? Salí pensando
De pronto, un hombre que me vio batallando con la corbata, en el amplio patio del lugar me detuvo y me dijo: “Joven, ¿desea que le ayude con la corbata?” Por favor, le contesté. Y el señor me hizo un perfecto moño para la corbata, al despedirse me preguntó, si andaba visitando las instalaciones, le dije: “vengo a un curso”, se me quedó viendo fijamente y dijo, “disculpe usted señor Senador”. Estrechamos nuestras manos para despedirnos y agradecerle su atención. Desde entonces cada vez, que voy a Xicoténcatl, paso a saludar a mi amigo, que ocupa un cargo en la dirección de seguridad en las instalaciones del lugar.
Nadie del partido en Michoacán, supo o quiso orientarme para el registro y tramite al cargo de Senador. Yo era Secretario General de Morena en el Estado, pero ni el presidente del partido ni el delegado nacional, supieron orientarme sobre los tramites y registro al Senado, hasta me hicieron perdedizos los documentos personales. El tiempo vencía, para el registro y nadie quería orientarme. Hubo alguien que me dijo, el tema de los plurinominales se resuelve entre noviembre y diciembre, era falso. La LVIX legislatura iniciaba en septiembre, era totalmente falso que el registro de los senadores plurinominales fuera en diciembre, era una burla.
Ya en el curso de Técnica Parlamentaria, gracias al apoyo de algunos compañeros senadores, pude concluir mi registro al cargo de Senador. Estaba al límite del registro.
El primer día, cuando conocí mi oficina estaba sorprendido, si me hubieran dicho un año antes que tendría una oficina a mi nombre en la Ciudad de México, simplemente no lo hubiera creído. De algo estoy seguro, nunca me sentí doblegado ante lo que estaba viviendo, no llegaba arrodillado al poder, nunca me sentí novato ni improvisado en el cargo. Era una nueva tarea que cumplir, tenía el hábito de la lectura, sólo aquellos que no estudian al ejercer algún cargo pueden ser señalados de demagogos, yo estudiaba y leía de todo. Pero sobre todo conocía porque estaba en el Senado; para cumplir con un proyecto de nación y lo conocía bien.
Ese primer día que llegué a la oficina sobre mi escritorio estaba “un cheque de bienvenida”, no recuerdo si era de 600 o 700 mil pesos. Ese recurso estaba etiquetado para la compra de vestuario, el pago de la renta de un departamento y equipo de cómputo. El acuerdo del grupo parlamentario era terminar con esos privilegios y regresamos integro ese recurso para fortalecer el programa de jubilación universal para adultos mayores que entraría en vigencia en diciembre con el nuevo gobierno. Quienes nada hemos tenido en la vida, nada nos costó desprendernos de ese recurso para una causa tan justa y noble, destinada a nuestros adultos mayores.
También tenía asignado un cajón para un vehículo en el estacionamiento y el cajón no estaba vacío. Me entregaron las llaves de un auto último modelo de la marca Toyota. Así eran y fueron “las bienvenidas” por muchos años a los nuevos representantes populares. Y nosotros llegamos para terminar con todo eso, a las semanas siguientes regresamos los vehículos, fueron subastados con la misma intención de fortalecer los programas sociales.
Ya iniciada la nueva legislatura, y como senador en funciones, hubo un senador del partido que me sugería cambiarme de grupo parlamentario. Considero que este senador pensaba que seriamos sus subordinados en el Senado, como lo fuimos en el partido, por la jerarquía que ocupó, pero las cosas ya no eran las mismas, no había jerarquías, ahora éramos pares, teníamos el mismo rango. Yo llegué al cargo por representación proporcional, no iba a traicionar al partido que me llevó al Senado. Mi respuesta fue contundente: ¡No! No me voy ni me iré de Morena. Consulté a mi coordinador Parlamentario, Ricardo Monreal, de la indicación que me daba el senador mencionado y el respaldo del Dr. Monreal fue contundente también, no dijo, no te vas de Morena, quédate con nosotros vas a aprender mucho y siempre vas a participar en cualquier debate, nadie te va a censurar, pero quédate con nosotros, en Morena.
Desde siempre lo he dicho, yo llegue a Morena por representación proporcional. Por el número de votos que alcanzó el partido, y mi elección dentro de Morena fue mediante la insaculación (tómbola) y no nos da pena decirlo, al contrario. La tómbola tiene el mérito de consolidar la democracia participativa dentro de la vida política del país, gracias a este procedimiento, digno de ser reconocido en nuestro partido, por ser único, no hay otro partido que haga lo mismo, cualquier ciudadano, trabajador, ama de casa, estudiante, jornalero, maestro, sin influencias, sin compadrazgos, sin favores políticos sin apellido de abolengo y sin recursos económicos, puede llegar a ocupar un cargo tan alto y digno como es el de legislador.
Dentro de las próximas propuestas de iniciativas en el Senado de la República, está la desaparición de la figura plurinominal. Yo llegue al Senado mediante esta figura, pero voy a votar a favor de esta iniciativa, no es posible que en otros partidos esta figura se utilice como el pago de favores políticos y quienes en las urnas son rechazados lleguen al congreso de la unión mediante la representación proporcional o plurinominal.
Estos fueron mis primeros días en el Senado de la República, los años transcurridos han sido muy duros, de mucho trabajo, lectura y esfuerzo, pero hemos sabido actuar de acuerdo a las circunstancias, muchas veces lo he dicho, no sé qué nos depare el futuro, si me mantenga en la carrera política o regreso a las aulas, a la primaria o al nivel superior a compartir muchas experiencias con los jóvenes, con las nuevas generaciones. La única certeza en el tema político, es que no hay nada seguro, no hay certeza de nada. Pero lo que sí puedo decir es que, no sé lo que pueda suceder mañana, en los próximos meses o años, pero de lo que si estoy seguro es mantener estos principios, esta ideología, y esta lucha hasta los últimos días de mi existencia. Porque soy y me seguiré considerando del pueblo.