La escuela no puede seguir concibiéndose
como una (supuesta) una fábrica de
igualdades en un mar de desigualdades.”
Gunther Dietz
Del 8 al 10 de septiembre se llevó a cabo el Congreso Nacional “La Educación en México. Proyecciones y Desafíos” organizado por Educación Futura, Profelandia y el Centro Universitario Columbia. Su propósito tuvo que ver con el actual contexto, donde se requiere formación a partir de un análisis crítico basado en evidencias, que permita la construcción de propuestas educativas que tengan como objetivo el mejoramiento de nuestro Sistema Educativo Nacional, en donde la participación y el involucramiento plural de la comunidad, es clave en la construcción de nuevas rutas educativas.
En este congreso se discutieron temas muy pertinentes en mesas de análisis, talleres, conferencias magistrales y un foro final. En este artículo, escribo sobre la mesa de análisis denominada “Interculturalidad, Inclusión y Equidad en la Educación Mexicana.”
La mesa contó con la participación de Patricia Frola, Gunther Dietz y Stefano Sartorello, a partir de las preguntas: ¿Qué entendemos por interculturalidad e inclusión? ¿Cuáles son los principales retos para tener un sistema educativo equitativo, incluyente y que responda a la interculturalidad y diversidad? ¿Son suficientes y pertinentes las políticas públicas al respecto? ¿Cómo fortalecer al magisterio para que atienda una educación de calidad desde la inclusión y la interculturalidad?
Los tres, desde su experiencia y saberes, analizaron las condiciones estructurales que inciden en estas temáticas y en el cómo se concretan en los espacios escolares, así como los retos del sistema educativo entrelazados con la formación docente y la concreción de las políticas públicas en los niveles locales.
Patricia Frola argumentó sobre la discriminación que se presenta en las escuelas y cómo afecta en la verdadera inclusión de las alumnas y los alumnos; y que necesariamente, también repercuten en el aprendizaje. Reflexionó en las condiciones estructurales que se concretan en cada comunidad educativa, en donde si es que se habla de interculturalidad, inclusión y equidad, deben de relacionarse con la vida cotidiana reflejada en las prácticas que se realizan en la escuela, especialmente cuando existe una multiplicidad de micro exclusiones y que se reproducen a nivel social. Destacó la manera en las que se concibe al magisterio actual, tratándolos con una mirada centrada en “infantilismo”, dándoles siempre instrucciones y vigilándolos, donde la autonomía profesional parece estar ausente, sin tomar en cuenta la diversidad de experiencias y contextos en los que trabajan. Sin embargo, afirmó que siempre existen pequeñas grietas donde se puede construir atendiendo las necesidades de la comunidad educativa a partir de la “desobediencia pedagógica”, como una manera de enfrentar la arrogancia de un sistema que insiste en seguir fomentando un modelo único de escuela, de enseñar y de aprender, sin tomar en cuenta los saberes experienciales que este momento histórico, cobran especial relevancia.
Gunther Dietz planteó que la política pública obstaculiza la capacidad creadora de la escuela, a partir de condiciones estructurales resultado de la construcción histórica de nuestro país, donde a partir de la colonización se impulsó la segregación y en la conformación de la República la asimilación homogeneizante que seguimos reproduciendo a través de la simulación y del patriarcado hegemónico, con el afán de imponer desde el Estado, lo que debe de suceder en las escuelas.
El propio Sistema Educativo no permite la profesionalización docente, porque sigue imponiéndose un sistema piramidal donde las decisiones se toman desde arriba, a partir de un conductismo caduco en donde las mismas políticas son segregadoras y en donde se pierden la riqueza de las experiencias. Las escuelas en general, no son parte del mundo de la vida, por lo que es necesario reinventar la escuela desde abajo, porque en las políticas segregadoras se pierde las experiencias recabadas, no se construyen experiencias horizontales en donde lo más importante es atender la diversidad de diversidades; de manera tal que, desde las decisiones locales, se establezcan las interacciones entre los diversos grupos, confiando en la capacidad creadora de la escuela.
Insistió en la necesidad de construir un nuevo pacto educativo que termine con la cadena de mando vertical, en donde los profesores son el último eslabón. Democratizar realmente a la escuela requiere de otorgar autonomía profesional a los docentes y a las comunidades, a partir de una formación continua en los centros escolares, donde se incluyan a los padres de familia en el día a día. Pero para eso también hay que interculturalizar a los de arriba; no eximiéndolos de sus responsabilidades en este proceso. Las investigaciones realizadas muestran que la escuela sí genera micro cambios y si se hacen realidad micro utopías, donde los que llegan sin privilegios creen en la capacidad de la escuela para un mundo mejor; por lo que es cierto, hay que generar espacios muchas veces de desobediencia pedagógica, reinventando la escuela desde abajo, ante lo que realmente necesitamos en este momento: “sepultar el modelo tradicional de escuela convirtiéndola en tejedora de saberes”.
Stefano Sartorello tomó la vía de la provocación, reflexionando primero, que la interculturalidad y la inclusión son conceptos sesgados y no requieren ser definidos desde el Estado. Al ser concepciones complejas, habría que tomar en cuenta la necesaria co-construcción desde los actores concretos en los diversos escenarios, aprovechando el tejido cultural comunitario porque los Sistemas Educativos son el reflejo de la sociedad en la que están inmersos.
Habría que preguntarse: ¿cómo generar un Sistema Educativo equitativo cuando la sociedad es racista, desigual, clasista, sexista, corrupta, segmentada, discriminatoria, asimétrica, simuladora? Por lo que hay que tomar en cuenta que la escuela por sí sola no tiene el poder de cambiar la sociedad, porque son problemas estructurales; además de cuestionar por qué no se interculturaliza por ejemplo a la política, a la justicia, a el comercio, a la salud. Hay que insistir que escolarizar no implica todo lo que tiene que ver con educar. La educación va más allá de la escuela en relación con la vida cotidiana, por eso es necesaria la provocación con espíritu crítico y preguntarse siempre: ¿interculturalizar hacia dónde y para qué?; además de voltear la mirada hacia los saberes no escolarizados. Nuestra investigación sobre “Milpas Educativas” muestra que sí se ha aprendido mucho y que los padres de familia son excelentes acompañantes de sus hijos, dando sentido a sus aprendizajes a través de una hermosura de saberes.
A partir de los planteamientos de los tres participantes, intento mostrar la relevancia de sus argumentos e invitarlos a ver próximamente, los videos del Congreso Nacional “La Educación en México. Proyecciones y Desafíos” en http://www.educacionfutura.org
especialmente porque en estos días en donde se gritará a todo pulmón ¡Viva México!, vale la pena reflexionar que sigue persistiendo la exclusión y la inequidad, especialmente en los grupos poblacionales más desfavorecidos como los pueblos indígenas, los afrodescendientes, los jornaleros, los agrícolas migrantes, niños de escuelas rurales y multigrado, personas con discapacidad, por mencionar algunos.
El recuento histórico habla ciertamente de avances; sin embargo, sigue pendiente que se haga realidad la tan mencionada justicia social, no solamente en lo relacionado con la educación.
Conmemorar la Independencia de México nos convoca, tal y como se advierte en lo expuesto en esta mesa de análisis, a seguir esforzándonos desde nuestros espacios, para que la interculturalidad, la inclusión y la equidad, no estén presentes solamente en el discurso, generando alternativas educativas que enfrenten radicalmente los retos de nuestro Sistema Educativo, requerimos que como plantea Gunther Dietz, hacer realidad esas micro utopías que se construyen en la diversidad de nuestras comunidades.