Arturo Jiménez
Una de las etapas finales de la investigación científica es la comunicación de los resultados, y esta comunicación tiene unos filtros de evaluación que incluyen la evaluación de los editores de la revista, de los revisores, y de los lectores y autores de otros trabajos de investigación.
Sin embargo, existen más de un millón de revistas de todas las áreas del conocimiento, que se pueden publicar de 1 a más de 100 artículos, con distinta periodicidad, desde cada semana hasta cada año. A esas revistas técnicas o especializadas en una disciplina se ha de añadir millones de artículos publicados en periódicos y/o revistas académicas, pero sin un rigor académico en la revisión (que incluye revistas que indican que se han sometido a una revisión por pares) y los comentarios realizados en noticieros, anuncios, etc.etc. Todas con un potencial conflicto de interés relacionado con su comercialización o con intereses políticos.
Esa cantidad de artículos no puede ser leída, analizada e interpretada por nadie, incluso en una sola sub-disciplina o para una sola enfermedad, por lo que lo que hacen los académicos es jerarquizar las revistas y los artículos. En la cúspide de las publicaciones, aunque tienen limitaciones, se encuentran las revistas con factor de impacto del Web of Science o en el Journal Citation Report (JCR).
Estas revistas reportan el factor de impacto cada año, y este se refiere al número de citas que ha tenido la revista (en revistas indizadas en el Web of Science) durante los dos años previos, entre el número de publicaciones que ha publicado la revista en el mismo período. Se considera que una publicación que ha sido citada por pares en una revista indizada en el JCR ha pasado cierto criterio de calidad debido a que fue evaluada por los editores de la revista, los revisores y los autores de quienes la citan. Este criterio ¨de calidad¨ no es universalmente aceptado.
El reporte del Factor de impacto (FI) de 2021, presenta más de 13,000 revistas con factor de impacto del Web of Science, que van desde 0 de factor de impacto hasta 508 que tiene la revista Cancer Journal of Clinicians; la revista New England J of Medicine, que es la número tres, con 91.2. Entre otras con alto factor de impacto se encuentra la revista Lancet con 79.3; JAMA, 56.2; NATURE, 49.9; Science, 47.7; Cell, 41.5; Diabetes Care, 19.2.
La primera revista publicada en España o en Hispanoamérica, ocupa el número 2198, con 4.75 de factor de impacto y es la Revista Española de Cardiología, que se publica en inglés y español; la primera revista mexicana, ocupa el número 7012, con 2.23 de FI, es la revista Archives of Medical Research, del IMSS, y se publica exclusivamente en inglés.
Con FI arriba de 1.0 hay 10,883 revistas, 48 son de España, siete son mexicanas, [(Archives of Medical Research (2.23), Latin America Economic Review, (2.16), Revista Mexicana de Ingeniería Química (2.14), Salud Pública de Méxcio (2.02), Revista de Investigación Clínica (1.45), Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica (1.41), Revista Mexicana de Física (1.29)], tres son de Chile, dos de Colombia y una de Argentina. Todas se publican o en inglés o en inglés y español. Los países de habla hispana contribuyen con revistas con FI arriba de 1.0 con el 0.64% y con menos de 1.0 con 2.88%, la mayoría de estas revistas se publican en inglés y español. Mientras las siete revistas mexicanas contribuyen con el 0.05% de las publicaciones con más de 1.0 de factor de impacto.
A pesar del rigor académico en las evaluaciones de estas revistas, hay artículos que después son retirados porque no cumplían con los requisitos técnicos o de ética; en otras ocasiones se les ha pedido a los autores corregir la método y esto ha sucedido incluso en revistas de alto factor de impacto (92) como en el The New England J of Medicine.
Lo que indica que un trabajo publicado aún en revistas de muy alto impacto tiene potenciales errores y debe ser sometido al análisis crítico de todo lector.
Este sistema de valoración de la calidad de las revistas tiene fortalezas, pero también debilidades. Otras universidades han creado sistemas alternativos al factor de impacto para jerarquizar cuantitativamente la productividad científica individual, institucional, de un país o de una región; sin embargo, los resultados no han sido consistentes y no se ha podido demostrar ventajas sobre la jerarquización de las revistas del Web of Science.
Se han creado otros sistemas de evaluación de las universidades como la evaluación del impacto social pero no han tenido todavía una aceptación universal; aunque en realidad evalúan diferentes indicadores por lo que el factor de impacto científico y el factor de impacto social podrían ser complementarios.
Dr. Arturo Jiménez Cruz
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (jubilado)