Javier Tolentino García
A más de un año del cierre de las escuelas, hacia el mes de mayo del 2021 cuando las cifras de contagio venían a la baja durante varias semanas, comenzaron las ideas, propuestas, objeciones, y demás, sobre el retorno a la universidad. Es decir, la pregunta sobre cómo vamos a regresar resulta clave, desde lo referente a la salud, la infraestructura y lo pedagógico. Sobre esto último, ya Ángel Díaz Barriga publicó para el caso de la educación básica y media superior. Véase https://www.educacionfutura.org/significado-pedagogico-de-la-expresion-regreso-a-clases-presenciales/
En el caso de la educación superior, hay un concierto de voces en torno a un regreso a partir de la modalidad híbrida. Hoy es la panacea. Pero hay evidencias como para pensar en la falacia. Veamos:
Primer Acto. – El presidente del país y la Secretaria de Educación Pública, incluso las autoridades del nivel estatal, informan que se debe regresar en agosto y septiembre, fechas en que generalmente inician sus ciclos escolares las universidades.
Segundo Acto. – Las autoridades universitarias, declaran que se alistan para el regreso, aludiendo a tener resueltos todo lo referente a los protocolos sanitarios. Y respecto al desarrollo del acto educativo el discurso es que será híbrido.
Tercer Acto. – Qué es lo híbrido, básicamente se tiene una confusión, no un eclecticismo, ni una coherencia epistemológica. Algunas de las expresiones son: educación híbrida, modalidad híbrida, bimodal, sistema híbrido, modelo educativo híbrido, docencia híbrida, de alternancia, metodología híbrida, aula híbrida. Sólo hace falta que aparezca el sujeto ilustrado con referentes de investigación científica, como ha sucedido en el sector educativo y “descubra” el paradigma híbrido. Por supuesto, no hay diferenciaciones con otras tipologías jurídicas: la modalidad mixta expresada en la reciente Ley General de Educación Superior. Tecnológicas: educación a distancia, virtual, en línea u otras con anglicismos como blended learning o m-learning. En fin, la Torre de Babel presente.
Cuarto Acto. – Los profesores, no saben cómo se va a regresar. Los miles que integran las plantas docentes de las diferentes universidades no han sido informados, no digamos capacitados o formados sobre la didáctica para el acto educativo híbrido. La información obtenida sobre el retorno es por las publicaciones que aparecen en los distintos medios. Los Directivos no realizan el trabajo colegiado para analizar las alternativas y la modalidad híbrida, en el escenario de incluir la participación. Se pierde así, la oportunidad para poner en práctica el liderazgo académico, del cual existe una abundante literatura, en el marco de las temáticas sobre la gestión curricular.
Quinto Acto. – El retorno a “clases” será híbrido, por supuesto, que es una expresión que reduce el acto educativo, a un salón donde el rol del profesor es exponer el contenido o tema y el estudiante estar como receptor pasivo. Esa es la idea de “clase”. Por ello, la plataforma Zoom se popularizó porque permite la educación denominada frontal a través de videoconferencias (ya existían otras herramientas de comunicación como el Skype pero no había confinamiento social). Cabe advertir, un posible devenir en el uso de la modalidad híbrida de forma tradicional cuando se presenta lo siguiente: exposiciones solamente, todos al mismo ritmo, síncrono, sin interacciones y la fuente del conocimiento es el profesor. Y si no se alcanzó el aprendizaje esperado, es posible la repetición de las “clases”, para lo cual la maravilla es grabarlas. Y la formación integral olvidada.
Por supuesto, estimado lector, usted puede responder; cómo se llamó la obra.
LA RESPUESTA. – Sobre cómo regresar a las universidades, la encontramos en el nivel teórico. Y se refiere a que debemos regresar, no a las clases, porque esa es la normalidad que no se quiere para las instituciones de educación Superior por estar asociada al modelo tradicional o centrado en el docente, sino al acto educativo, a la formación integral de los estudiantes, de manera INTERMODALIDADES (no multimodal), es decir, usando simultáneamente, de manera inter-relacionada, las tres modalidades: presencial, semipresencial y virtual. Véase Escudero-Nahón, A. (2020). La Intermodalidad Educativa como base conceptual para el diseño de planes de continuidad educativa. Abran sus cuadernos: Blog del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE).
No todas las realidades de la educación superior son homogéneas, como para ofrecer una alternativa única. Es decir, hay carreras con bajas matriculas como para decantarse por alguna de las tres modalidades o por un uso diferenciado de las mismas. Existen asignaturas, con grupos de estudiantes reducidos, pero también las hay donde la tecnología no permite el desarrollo de destrezas requeridas para la formación profesional, por ejemplo, odontología.
Por qué vemos sólo la modalidad híbrida, si hay tres y se pueden combinar, dependiendo de cada realidad universitaria. Será que vemos el árbol y no el bosque. En un semestre, el estudiante cursa en promedio entre cinco y siete asignaturas, las cuales pueden ser ofertadas usando la propuesta conceptual de lo intermodal. La decisión de cómo vamos a regresar y con cuál(es) modalidad(es) no es un tema de administración escolar, sino de gestión. Para lo cual hay una respuesta que implica entender el nivel conceptual.
Colofón. – La oferta semipresencial o híbrida (entendidas como sinónimos) debe contener los componentes de una innovación educativa. Lo que suceda, lo sabremos en un futuro.