Wenceslao Vargas Márquez
El jueves 29 de julio, en calidad de articulista de temas educativos, laborales y sindicales, tuve la oportunidad de participar en la conferencia mañanera presidencial en Palacio Nacional.
Al presidente de la República pude hacerle llegar tres temas. Uno de ellos fue el caso de una maestra que teniendo cáncer, en el CBTis 261 de Actopan, Ver., se le niega el beneficio de un cambio de escuela simplemente ignorando la petición. Otro fue el de trabajadores despedidos del subsistema Cecytev del gobierno de Veracruz.
Un tema más fue el de profesores despedidos del servicio en 2017 por petición escrita del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) con el único ‘motivo’ de haber estado en contra de la reforma educativa. En una primera instancia el SNTE pidió en 2015 la expulsión del estado de Veracruz. Los docentes se resistieron y entonces el SNTE autorizó legalmente los despidos en 2017. El titular único del SNTE es Alfonso Cepeda Salas y lo dirige en Veracruz Lázaro Medina Barragán.
Como autoridad educativa, el operador de este golpeteo a petición del SNTE fue Carlos Alfonso Morán Moguel, recomendado de Emilio Cuayffet Chemor, en aquellos años titular de la SEP. Sin antecedentes en el sistema educativo, Morán llegó a la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial, DGETI, en el sexenio pasado, por esa única cualidad: su amistad con Chuayffet. Acabó el sexenio de Peña Nieto y Morán Moguel cayó… para arriba. Ahora es subsecretario en Comunicaciones y Transportes bajo la Cuarta Transformación. ¿Cómo es que Morán Moguel, sea hoy un encumbrado funcionario del actual gobierno federal cuando su mejor diversión durante el pasado sexenio era tomar a los docentes como siluetas de tiro al blanco? Una última hebra de autocrítica orillaría a que el actual subsecretario Carlos Alfonso Morán Moguel presente su renuncia por haber sido golpeador de maestros, en especial a los que se oponían a las políticas de quien lo puso en la DGETI, su compadre Chuayffet.
Los operadores del chuayffetista Morán Moguel allí siguen, con Xóchitl López López a la cabeza, junto a Fidel Mosqueda Camacho, Jaime Héctor Avilés Jaimes y José Rosario Galván Rosas. Xóchitl López López era en el sexenio pasado, y es hoy a distancia, la operadora de Próspero López Delgado, de Jalisco, destituido durante el peñanietismo. El actual director general, Rafael Sánchez Andrade, debería explicar por qué mantiene en sus áreas a funcionarios que no fueron nombrados por él mismo sino por Chuayffet y Nuño. ¿Y estas personas no tenían o no tienen jefes inmediatos? Sí lo tienen. Todos ellos. Es el actual subsecretario de Educación Media Superior (SEMS) Juan Pablo Arroyo Ortiz. ¿Y por qué no actúa? Porque también es un funcionario salido del anterior gobierno federal del PRI que se mimetizó con los nuevos tiempos.
No es el último caso de chuayffetistas incrustados en la actual SEP. El centro neurálgico de la SEP es el área que administra los recursos materiales, económicos y humanos en la Oficialía Mayor, que hoy se llama Unidad de Administración y Finanzas, UAF. Resulta que el actual titular de la Coordinación Sectorial en Materia de Administración de Personal es Jesús Rodríguez Esquivel, igualmente un funcionario que se mantiene allí, en la misma área de la Dirección General de Recursos Humanos y Organización DGRHO, desde el sexenio pasado. ¿Cómo es esto posible? ¿Por qué la 4T no pone cuadros propios, sincronizados con el actual gobierno?
El único caso de emisario del pasado que ha sido removido fue Francisco Cartas Cabrera, del Usicamm, la unidad que vigila la aplicación de normas a los concursos por plazas docentes. Lo relevó la exdiputada y docente Adela Piña Bernal. Con estos datos el presidente y la maestra Delfina Gómez Álvarez sabrán por qué (en palabras del propio presidente) ‘el elefante no se mueve’. No se mueve por que la estructura de la SEP está copada por los operadores de Emilio Chuayffet y Aurelio Nuño que los dejaron allí como herencia. Excepto Juan Díaz de la Torre, los del SNTE también son los mismos pues no ha habido elecciones ni seccionales ni nacionales.
Así, salvada la actitud del presidente, y exceptuadas las titulares de la propia SEP y la Usicamm, Delfina Gómez y Adela Piña, y los subsecretarios de educación básica y de educación superior, toda la importante estructura operativa del binomio SEP-SNTE se ha sostenido –idéntica- en el actual sexenio. Es como si viviéramos de nuevo una película ya vista: la misma película agobiante del sexenio anterior de tantas humillaciones al magisterio, película dominada hoy como entonces por la ubicua sombra de Chuayffet.
Twitter @WenceslaoXalapa