Víctor Manuel Silva Galaviz
La semana pasada con motivo del fin de ciclo escolar 2020-2021 se manifestó en las redes sociales dos caras de la misma moneda; por un lado hubo varias publicaciones sobre el escarnio de egresados quienes abiertamente se mofaban de obtener sus certificados sin ningún esfuerzo, sin realizar tareas, trabajos o realizar alguna actividad académica y aun así lograron obtener su certificado de estudios, que avala oficialmente que esta persona cuenta con los conocimientos y habilidades propuesto por el plan de estudios que compete al nivel que egresa, no puedo dejar de preguntar ¿a alguien le preocupa el sentir de los docentes de estos alumnos? Cuando la instrucción oficial fue dar calificación aprobatoria a todo alumno por el simple hecho de estar inscrito sin ninguna consideración mayor que dar la apariencia que se cumplió a pesar de la pandemia.
Por el otro lado, también circularon fotos, publicaciones y memes referentes a la creatividad de padres de familia que no contaban con vehículos para participar en las caravanas de fin de cursos, algunos adornaban sus bicicletas, triciclos o hubo quienes hasta diseñaron un vehículo de la caja de algún refrigerador, todo con el fin de que sus hijos no dejaran de participar y se sintieran parte del festejo, también hubo ofrecimientos espontáneos para quien requiriera de un vehículo para tal evento. Hubiese sido un buen detalle y una gran publicidad para las compañías de renta de limosinas y este tipo de vehículos de lujo prestar a este tipo de familias sus servicios sin costo alguno, por el puro hecho de ser útil a los demás.
El próximo ciclo escolar existe el ánimo de volver de manera híbrida o de manera semipresencial, según sea el caso, siempre y cuando los padres así lo decidan, se esté en semáforo verde y los docentes y personal de apoyo estén vacunados, los alumnos que no sean enviados a las aulas deberán continuar con su educación a distancia y esto los pondría en tres ciclos escolares en esta modalidad que requiere de un una gran vocación autodidacta del estudiante y del padre de familia, los contenidos por televisión nunca dejaron de ser tan aburridos, poco motivadores y muy pero muy desfasados al plan de trabajo.
Parece que el sector educativo aún no supera los estragos de la pandemia, más bien se siente estar en la calma del ojo del huracán que brinda este periodo vacacional.