Wenceslao Vargas Márquez
El tapado y el tapadismo son (fueron) tradiciones de la política mexicana muy propias del siglo XX: el ocultamiento de quien sería el candidato oficial del PRI y el seguro presidente de la República. Dicen algunos que el término surgió de los juegos de gallos.
Durante el siglo XIX el tapado y el tapadismo no existían. Los aspirantes presidenciales lo decían abiertamente y los periódicos que los apoyaban con frecuencia lo anunciaban en la propia portada desde el inicio de la contienda. “Éste periódico apoya la candidatura presidencial de fulano”, era un letrero decimonónico usual. Fue el monopolio del poder en manos del PRI lo que orilló a generar su uso (el del tapadismo) para evitar presiones sobre “el fiel de la balanza”, el titular de la decisión política superior. El nuevo partido en el poder, Morena, ha optado por un método que en teoría es políticamente neutro y que (también en teoría) evita conflictos: la encuesta. Tapadismo y encuesta son métodos de control político, métodos de conquista y retención del poder.
El PRI transmitió su método a muchos de sus hijos políticos. En el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, SNTE, ese método lo heredó Carlos Jonguitud Barrios de las manos de Luis Echeverría; Elba Esther Gordillo lo recibió de Carlos Salinas de Gortari. Al realizarse la elección de dirigentes nacionales o seccionales del SNTE por el método de elección indirecta, quienes menos sabían quién sería el próximo líder eran los propios delegados a los respectivos congresos nacionales y seccionales. El tapado se destapaba en la noche (de preferencia en la madrugada) del último día del congreso. Era el ya legalmente desaparecido método electivo indirecto, por la vía de delegados a congresos.
Con las reformas hechas a partir de mayo de 2019 la ley cambió para elegir a los líderes por la vía directa, pero el tapadismo persiste en el SNTE. Este año irán a elecciones la mayoría de las secciones del SNTE en el país. En Veracruz las principales fuerzas sindicales internas de las dos secciones del SNTE le apuestan al tapado. Se avecinan las elecciones y nadie se mueve, sobre todo si es grupo en el poder.
Con las nuevas normas legales, un docente que quiera ser secretario general de sección debe hacer un trabajo tan intenso como si quisiera ser gobernador: recorrer toda la geografía estatal para convencer a los electores. Un docente que quiera ser secretario general nacional debe hacer un trabajo tan intenso como si quisiera ser presidente de la República: recorrer toda la geografía del país. Necesitan destaparse con mucha anticipación. Veamos la elección nacional. En cuanto a ellas, veo en realidad desinteresado al docente, a quien le preocupan otras cosas: la pandemia, las vacunas, la agresiva declaración patrimonial, el desempeño de la Usicamm (que hace las veces de nuevo Inee), la vuelta a clases presenciales, pero no las elecciones nacionales.
Los únicos grupos que sí están interesados en ellas, Maestros por México (MxM, fundado en 2018) y el Movimiento Nacional de Transformación Sindical (MNTS, conformado en 2020) son grupos nuevos con ideas viejas pues le apuestan también al tapado. Son los únicos dos grupos que exigen elecciones nacionales y, en rara contradicción, no tienen candidatos. Le apuestan esperanzados a que desde lo muy alto de la jerarquía política federal se ordene la convocatoria nacional (como en el sindicato petrolero) y conservarán a su tapado hasta el último minuto. Eso aprendieron, eso hacen.
En Veracruz la elección de las dos secciones sindicales del SNTE están ya a la vuelta de la esquina. Los grupos sindicales en el poder le apuestan, también, al tapado. Alegar que no hay candidato porque no hay convocatoria es parte del arcaico razonamiento que confirma la existencia y la defensa del tapado como una visión política ubicada en el pleistoceno, de cuando abundaban los pterodáctilos. En la oposición interna de una de ellas, la Sección 32, hay un grupo denominado Movimiento Democrático Magisterial Veracruzano que tiene a un aspirante destapado. Es el profesor Galdino Diego Pérez quien aspira a ser secretario general 2021-2025 por la vía de no apostarle al tapado sino pidiendo explícitamente el voto desde hace más de un año.
El resto de los grupos internos no se mueven. Le apuestan al tapado, la figura política que tuvo su razón de ser en el siglo pasado, que tuvo momentos estelares, pero que en los tiempos sindicales modernos debe ser orillada a desaparecer.