En el marco del II Coloquio Internacional sobre Prácticas Lectoras en clave Interseccional y Post-colonial: subjetividades subversivas y desdenes ontológicos desde otros mundos, Marisol Silva Laya, directora de Investigación y Posgrado de la Universidad Iberoamericana señaló que es necesario reconocer las prácticas letradas que se realizan fuera en otros contextos fuera de los esquemas escolares, los cuales a veces resultan autoritarios.
Explicó que existe un esquema autoritario que se la ha otorgado al conocimiento escolar, sin embargo, considera que se debe reconciliar el aprendizaje externo y el uso de la palabra como factor de pluralidad y de la construcción de una ciudadanía activa.
Ante ello, dijo que el aprendizaje de la lectura y escritura se ha formado como actividad exclusiva de la escuela tradicional, sin embargo, consideró que en los fracasos, errores y aciertos de la vida cotidiana, también se pueden captar muchos conocimientos.
Por ello, puntualizó, que se debe desnaturalizar esa adjudicación al canon académico y transladare habilidad y talento natural al ejercicio de la propia expresión humana a través de la palabra
Por su parte, Judith Kalman, investigadora del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN, en la ponencia titulada “Promoviendo la ciudadanía crítica a través de significados controvertidos en las prácticas de alfabetización”, señaló que en el actual currículum se incluye un rubro de participación social, y en ello, incluyen el tema de la revisión y estudio de documentos como herramientas de interacción ciudadana.
“Este tipo de “papeleo cotidiano”, que a veces resulta atosigante, nos da existencia en el mundo actual. Llama mucho la atención que estos documentos tengan un gran peso en la sociedad y esto es reflejo de la importancia del mundo letrado y escrito, pues sin estos papeles, pareciera que dejamos de existir”, advierte.
Actualmente, explica, el mundo nos enseña que escribir no solo es un proceso cognitivo, sino una práctica asociada a lo histórico y social, y ello plantea un reto para contar con una verdadera pedagogía social, una de alfabetización y una orientada a la justicia educativa.
“Esto implica aprender cuáles son los documentos que constituyen este mundo letrado, en cuanto a lo oficial, y también cómo utilizarlo”, añadió.
Esta parte del estudio del papelelo plantea que el poder de los documentos no viene de él mismo, sino de su uso. Los documentos no son neutrales ni transparentes. Hay que tener en cuenta que en los documentos oficiales hay una actividad letrada importante detrás de ello, donde los burócratas y archivistas y gerentes de bajo nivel mueven la administración pública y hacen funcionar a todas las instituciones
Por ello, finalizó, la escuela debe impulsar la enseñanza de la importancia de los documentos en el mundo social.
Finalmente, Juliana Enrico, académica de la Universidad de Córdoba, Argentina, bajo la ponencia “Horizontes críticos de lectura/reescritura/transformación del mundo contemporáneo desde la mirada de género/feminista/queer/cuir”, dijo que el feminismo, junto a otras pedagogías críticas, visibiliza la multiplicidad de los procesos, sujetos, voces e identidades en pugna por no inscribirse en las matrices culturales hegemónicas en el espacio social.
Explicó que el paso a las prácticas virtuales educativas, como en otros aspectos de la vida social, presupone que hay un acceso tecnológico para poder ejercer los derechos de la ciudadanía, tal como es el caso de las plataformas virtuales del registro de las vacunas.
Esto implica, señala, no solo un mínimo ejercicio de prácticas de lecto escritura, sino un sofisticado uso de los medios tecnológicos, lo cual, aún no está garantizado.
Finalmente, señaló que esto demuestra una enorme desigualdad en el acceso a los medios virtuales, por lo que se debe de reducir esta brecha.