Rogelio Javier Alonso Ruiz*
A mediados del siglo XIX, Charles Darwin publicó El origen de las especies, libro revolucionario del pensamiento científico que introdujo nuevos paradigmas sobre la evolución. Una de las ideas centrales de la obra, la selección natural, establece que las exigencias del medio ambiente determinan las características heredadas entre los seres vivos para adaptarse a éste, haciendo mayor su probabilidad de reproducción. De este modo, aquellas especies con características menos adaptadas son proclives a la extinción, mientras que aquellos con rasgos más adaptados tienden a sobrevivir. El planteamiento de Darwin, a más de siglo y medio de distancia, aplica a la perfección en el ámbito escolar actual mexicano: la extinción, hablando en términos escolares, se ve influida, desafortunadamente, por ciertos rasgos biológicos, económicos y sociales del estudiante.
Aunque el ejercicio del derecho educativo va más allá de la asistencia escolar, ésta refleja la “supervivencia” en el “medio ambiente” que plantea la idea de la selección natural. Al respecto, cabe decir que la asistencia es casi universal en la edad típica correspondiente a la educación primaria: prácticamente todos los subgrupos de población (incluso por condiciones étnica, de pobreza, de marginación o de escolaridad del jefe de familia, entre otras) tienen una tasa de asistencia superior al 95% (MEJOREDU, 2020, p. 107). A partir de entonces, la extinción en el medio escolar se acentúa en función de ciertas características del alumnado. De manera general, cuando la población se acerca a la edad típica para cursar educación media superior (15-17 años), comienza a debilitarse la tasa de asistencia escolar. Aunado a problemas de cobertura, podría decirse que, a medida que el alumno se acerca a edades en las que se puede integrar a la fuerza laboral, su permanencia en la escuela se ve amenazada, además de la influencia de otros factores como lo es el rezago escolar crónico, que llega a un punto crítico cuando las exigencias académicas se incrementan, al grado de hacer más difícil que continúe la trayectoria educativa del individuo.
Sin embargo, el descenso en la asistencia escolar al pasar la edad típica para cursar la educación primaria es más marcado, con referencia al promedio nacional, en determinados subgrupos. La asistencia a la educación superior es tres veces menor por parte de los hablantes de lengua indígena (11.6%) que los no hablantes de lengua indígena (35.6%). En el tránsito de la primaria a la educación superior, la tasa de asistencia de aquellos que provienen de un hogar cuyo jefe no tiene escolaridad drásticamente disminuye 80%. Sólo 8.4% de quienes están en pobreza extrema y tienen edad para cursar la educación superior (18-24 años) asisten a la escuela (MEJOREDU, 2020, p. 107). Cifras como las presentadas indican que diversos rasgos del educando, tales como ser indígena, tener alguna discapacidad, provenir de una localidad marginal o de un hogar cuyo jefe no fue a la escuela, acentúan los de por sí ya graves riesgos de extinción al llegar a las edades típicas para cursar la educación media superior.
Los alumnos con alguna discapacidad son uno de los mejores ejemplos de cómo las condiciones educativas son hostiles y dificultan su adaptación. Según cifras del INEE “67% de las escuelas [primarias] tenía por lo menos un estudiante con discapacidad, y sólo en 33.8% de ellas había personal que proporcionara algún tipo de atención” (2019, p. 83). De los grupos de tercero de secundaria con alumnos con discapacidad visual o auditiva, sólo una de cada cuatro contaba con algún material de apoyo para este tipo de limitaciones (INEE, 2019, pp. 61-62), mientras que el 59% de las escuelas primarias carece de adecuaciones para el acceso y la movilidad de personas con discapacidad (INEE, 2016, p. 46). Así pues, los esfuerzos de estos alumnos deben ser mucho mayores para poder adaptarse al medio escolar, lo que afecta en consecuencia su trayecto educativo. No es para nada una casualidad que entre los subgrupos de población analfabeta de 15 años o más destaque el que comprende a quienes cuentan con alguna condición de discapacidad, teniendo un porcentaje de analfabetismo (21.4%) casi cuatro veces mayor que el promedio nacional (5.7%) (MEJOREDU, 2020, p. 311).
El entorno educativo actual, en su modalidad a distancia, plantea un “medio ambiente” mucho más hostil para la supervivencia escolar. El nivel cultural en el hogar, la disponibilidad de medios tecnológicos para entablar comunicación y acceder a la información y las condiciones económicas familiares son tan solo algunos de los factores que propiciarán, seguramente, mayores riesgos de extinción en el medio escolar para aquellos subgrupos que ya se encuentran en una situación amenazante. El incremento del abandono escolar, desafortunadamente dadas las condiciones del país, parece una consecuencia lógica en el contexto que se vive actualmente.
Es pues, en muchos casos, la escuela un medio hostil para la supervivencia, hablando en términos académicos. Alumnos con características como las mencionadas no logran sostener la pesada loza (física, académica, económica o social), que la escuela directa o indirectamente pone en sus espaldas. ¿Qué esperanza educativa tendrá un hipotético estudiante que, además de ser hablante de lengua indígena, tiene una discapacidad y sufre de pobreza extrema? ¿Cuántos años durará su trayecto educativo? ¿Será la escuela un lugar que lo impulse a superarse o, en cambio, lo condenará a un futuro incluso más adverso que su presente? Desafortunadamente, la selección natural escolar, reflejo de la inequidad que caracteriza a nuestro sistema educativo, propicia no sólo la imposibilidad de ejercer un derecho básico, sino también genera un círculo vicioso en el que las personas están atadas a su origen, poniendo en jaque la idea de la escuela como motor de la movilidad social y, en cambio, afianzándola como reproductora de las desigualdades.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter: @proferoger85
REFERENCIAS
INEE (2016). Infraestructura, mobiliario y materiales de apoyo educativo en las escuelas primarias ECEA 2014. México: autor.
INEE (2019). La educación obligatoria en México. Informe 2019. México: autor.
MEJOREDU (2020). Indicadores nacionales de la mejora continua de la educación en México 2020. Cifras del ciclo escolar 2018-2019. México: autor.