El regreso a clases es algo que todos vamos a enfrentar tarde que temprano. Será un proceso vital por múltiples razones.
Por un lado, está el aprendizaje y el bienestar de la niñez y juventud mexicanas. Según la consulta OpiNNA del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, a los menores de 3 a 5 años les provocaba “tristeza no poder ir a la escuela o jugar con sus amistades”. En el caso de los jóvenes de entre 12 a 17 años, tres de cada diez sentía “ganas de no estar en casa” y 80 por ciento de ellos no había recibido apoyo para sus actividades escolares. ¿Alguien ha calculado el déficit de aprendizajes y cómo se reparte en los diversos segmentos de la población? ¿Estamos conscientes —y seremos responsables— de los efectos de esta nueva crisis educativa?
En una semana de desatinos por parte del Gobierno Federal (malos nombramientos, leyes sin sentido y vulnerabilidad del Banco de México), la Secretaría de Educación Pública (SEP), en voz de su titular, Esteban Moctezuma, se sumó a esta serie de confusión e improvisaciones.
El martes 8 de diciembre, el titular de la SEP escribió en Twitter: “A partir de enero, podrán regresar a actividades presenciales en las escuelas de manera voluntaria, las entidades federativas con semáforo amarillo y verde”. A las pocas horas, el secretario tuvo que corregir. Nomás se regresaría a clases con el semáforo en verde, no en amarillo. Con este último, se podría asistir de manera “voluntaria” al Centro Comunitario de Aprendizaje (CCA). Es que, según dice este servidor público, “hay muchas maestras, maestros y escuelas que quieren dar asesoría”. ¿En verdad así con tanta superficialidad se toman las decisiones? ¿Y los datos ofrecidos por la Mejoredu?Hubiera sido ideal que la SEP tomara en serio la equidad priorizando a las primarias indígenas y telesecundarias donde, según Mejoredu, la gran mayoría de los docentes tuvieron dificultades para atender a sus estudiantes (75% y 66%, respectivamente). ¿Es entonces pura demagogia eso de “primero los pobres”?
Pero ante la confusión en “las benditas redes sociales”, la SEP mandataba que Chiapas, Campeche y Veracruz, en semáforo en verde, debían “iniciar clases presenciales a partir de enero de 2021” (Boletín 317). Además, esta comunicación era más prolija en cuanto a las actividades que tendría el CCA.
Mientras la SEP trataba de aclarar las cosas, Hugo López Gatell, subsecretario de Salud expresó públicamente: “En cuanto al color [del semáforo] es hasta cierto punto intrascendente” porque estamos en “alerta por Covid 19”. Es decir, las cosas son más graves de lo que asume la SEP, por lo tanto, regresar a clases con un referente que ha sido “manipulable”, según algunos tuiteros, es inseguro. La intersectorialidad de la política pública hizo agua.
¿Ven las consecuencias de designar en puestos de alta responsabilidad a personas ciegamente leales pero claramente improvisadas?