El pasado 23 de octubre, investigadoras, estudiantes y maestros acudimos a las casillas para votar por la persona que pensábamos podría representar mejor, como rector o rectora, a la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). El resultado es de todos conocido: la doctora Teresa García Gasca ganó y se reeligió para el periodo 2021-2024 como rectora, venciendo a sus colegas Guadalupe Zaldívar (Medicina) y Aurelio Domínguez (Ingeniería).
La doctora García Gasca es una ingeniera bioquímica, adscrita a la Facultad de Ciencias Naturales, y en los últimos tres años al frente de la UAQ, mantuvo una clara defensa por la autonomía universitaria y por el presupuesto público a las instituciones de educación superior. Esto le valió el reconocimiento de sus pares fuera de la UAQ y dentro del subsistema de educación superior del país. La UAQ ha demostrado que ejercer firmemente la autonomía universitaria y ser responsable es posible. Aún con la capacidad para auto gobernarse, nuestra universidad se ha expuesto a revisiones externas de su cuenta pública, las cuales, han señalado puntos como la “inobservancia de la normativa” en términos de registro y transferencias de recursos (ASF), pero “ninguna” recomendación que implique “daño al patrimonio universitario”, según hace constar el Plan de Trabajo 2021-2024 de García Gasca.
Mantener el balance entre ejercer firmemente la autonomía y conducirse de manera responsable no es cosa menor; sobretodo, si tomamos en cuenta que la viabilidad institucional de la UAQ está en riesgo al ser de las pocas universidades de alta exigencia académica que siguen utilizando el voto directo (“proceso de auscultación”) para elegir a sus directivos. Este proceso electoral se realizó bajo al menos tres circunstancias particulares.
Primero, la pandemia y el cierre escolar, obligó a los estudiantes a permanecer en casa, la cual, no necesariamente se ubica en los alrededores de Ciudad Universitaria. Como el voto debía ser presencial, varios jóvenes “foráneos” no pudieron sufragar.
Zulema López de El Universal Querétaro reportó que sólo 30 por ciento del padrón electoral lo hizo (25/10/20). Ante esto, el reclamo por parte del joven universitario no se hizo esperar en las redes socio digitales, pese a que hubo disposición de apoyar el traslado del estudiante al campus.
Segundo, contrario a otras ocasiones, en este proceso de 2020, varios reclamos relacionados con la violencia de género no se hicieron esperar. De hecho, el debate entre candidatos fue “reventado” por un grupo de mujeres demostrando que la universidad no está —aunque supuestamente aquí prive la razón—, exenta de tal problemática.
Tercera circunstancia: los intentos por intervenir —desde las distintas facciones partidistas y estructuras del poder—, la elección universitaria. Esto quizás explique el amplio margen con que ganó García Gasca.
Este mensaje impersonal puede ser la piedra de toque para desarrollar un plan institucional ambicioso. De esto, hablaremos la próxima semana