Las investigadoras Inés Dussel (CINVESTAV); Carlota Guzmán, del Centro (CRIM, UNAM), y Sylvia Ortega (Mejoredu) manifestaron que un gran número de estudiantes de la educación media superior está en riesgo de abandonar la escuela en este tiempo de pandemia por causas socioeconómicas, por lo que recomendaron establecer una nueva generación de políticas públicas con las que se refuerce la coordinación intersectorial para hacer frente a este problema.
Destacaron la pertinencia de las sugerencias emitidas por la comisión para este nivel educativo, las que pueden adaptarse a las condiciones y diversidad de los planteles.
En el foro moderado por Leonel Pérez, consejero técnico de Mejoredu, Inés Dussel, investigadora del DIE-CINVESTAV, señaló que entre los factores que incrementan el riesgo de abandono en la educación media superior están la desigualdad económica y la falta de conectividad.
Resaltó que durante la contingencia por COVID-19 es importante que los actores educativos tengan mejores herramientas, trabajen de cerca con madres y padres de familia y construyan grupos de apoyo en la escuela y señaló que es momento de valorar “qué queremos que siga y qué debemos desechar”.
Destacó que el regreso a clases debe tomarse como una celebración en la que se reconozca el esfuerzo que el Sistema Educativo Nacional ha realizado en favor de las y los estudiantes.
Dijo que uno de los principales retos que enfrentan las y los docentes durante la pandemia es la selección de contenidos y los invitó a no renunciar a los más difíciles y a no descuidar los aspectos afectivo y emocional de alumnas y alumnos.
Carlota Guzmán Gómez, investigadora titular del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, señaló que en la educación media superior 19 por ciento de las y los estudiantes no ha tenido contacto con sus profesoras y profesores, cifra bastante preocupante que orilla al abandono escolar.
Destacó que la insuficiente conectividad, la falta de interés al no poder acoplarse a la educación a distancia y el deterioro económico de sus familias están entre los factores que influyen para que los jóvenes dejen la escuela.
Mencionó que, en términos de política pública, el programa “Aprende en Casa II” realizado a través de la televisión, transmite un mensaje de certeza a las niñas y a los niños, a las y los docentes, y a las madres y los padres de familia, porque hay una estrategia de comunicación mucho más clara de parte de las autoridades educativas.
Resaltó que hay cambios favorables, como la mejor preparación docente y que tanto ellos como las y los estudiantes aprendieron a comunicarse en este tiempo.
Sylvia Ortega, consejera ciudadana de Mejoredu, aseguró que ante esta crisis las comunidades escolares respondieron al organizarse para mantener el aprendizaje de las y los estudiantes y que con base en esa evidencia se puede apreciar lo que funcionó.
Prueba de ello, comentó, fueron las decisiones tomadas para no dejar a nadie atrás y el interés mostrado por las profesoras y los profesores para que sus estudiantes terminaran su ciclo escolar.
Subrayó que la deserción se presenta por motivos socioeconómicos y afecta más a las mujeres. La educación necesita una nueva generación de políticas públicas coordinadas con sectores como los de salud y de trabajo, subrayó.
Informó que la exclusión, la desigualdad y el bajo logro escolar deben atenderse en la educación media superior, pues es posible que empeoren con la pandemia.
Finalmente, destacó que las administraciones anteriores dejaron muchas cosas por hacer en este nivel educativo, por lo que el actual gobierno trabaja para que el sistema educativo esté a la altura de lo que requieren las nuevas generaciones