Gema Jara*
Cuando en enero escuchábamos de una epidemia en China, jamás imaginamos que en pocas semanas nos alcanzaría. Sin duda, esta emergencia nos llegó por sorpresa, y nadie pudimos prepararnos ni capacitarnos para enfrentar los retos del encierro, del cierre de escuelas, trabajos y actividades económicas.
En los múltiples seminarios en línea, conferencias y artículos que se han producido durante esta pandemia, parece que existe coincidencia en que las interacciones digitales llegaron al ámbito educativo para quedarse. Sin embargo, cuando hablamos de la interacción digital es necesario hacer ciertas precisiones, ya que los diversos sectores de la población cuentan con referentes, formas de uso y recursos muy diversos. Para quienes tienen más medios económicos, las computadoras o tabletas, son su mejor aliado, pues de acuerdo con los datos del INEGI, solo el 44.3% de los hogares de México tiene computadora[1], de ahí que más de la mitad de la población no cuenta con estas posibilidades y su herramienta digital se limita y concentra en los teléfonos celulares.
En esta emergencia, la gente echó mano de los recursos que tenía al alcance, como son para la mayoría de la población los teléfonos inteligentes. Por esa misma encuesta de INEGI, sabemos que en México hay 80.6 millones de usuarios de Internet y 86.5 millones de personas usuarias de teléfonos celulares, es decir, que solo un 6 % de quienes tienen celulares no cuenta con Internet.
También sabemos que, hoy en México, el WhatsApp es la herramienta más utilizada entre los diversos actores de la comunidad educativa.[2] Este hecho se constata en otros países de la región, como Perú, en donde el Ministerio de Educación pudo comprobar lo mismo.[3] De esta manera, pensamos que ya tenemos un peldaño avanzado, en tanto los medios están disponibles y se están usando. Sin embargo, por diversas declaraciones informales, como mensajes, comentarios personales y quejas hemos confirmado que, muchos docentes, lo que hacen es dar clases tradicionales frente al celular, es decir, han trasladado las prácticas expositivas del aula a entornos digitales.
Lo anterior parece no ser muy apreciado por los alumnos, quienes manifiestan: “estudiar en casa es aburrido”; “los profesores se han vuelto fastidiosos y ya no son buena onda como eran en la escuela”; “ahora tengo más trabajo que antes y cuando no entiendo no sé qué hacer”; “mi mamá me regaña porque no resuelvo todas las tareas que me ponen”. Así, la clase por celular tampoco consigue captar la atención de los alumnos y, por ende, no se logran los aprendizajes esperados. Además, las niñas y los niños se desesperan, las familias se estresan y se ha generado una especie de demencia por cubrir –durante la emergencia– todos los contenidos marcados en los programas de estudio.
Esta situación de incomodidad de los alumnos no se da porque los maestros no quieran que sus alumnos aprendan, por el contrario, los docentes hacen su mejor esfuerzo por desempeñar las funciones que les corresponden lo mejor que pueden. Debido a este sentido de responsabilidad, ahora toman al papel de actores frente a una cámara –lo que no resulta nada fácil– pero los motiva el amor y el compromiso por cumplir, de la mejor manera, con sus obligaciones y bajo cualquier circunstancia. Además, sienten mucha presión, ya que, a menudo cuando dan su clase por el celular, todos en la familia los ven, los observan y los juzgan. Ahora están en un escenario que nunca habían vivido y a esa presión se suma su propia experiencia de la pandemia, que pone a prueba sus emociones e incorpora sus problemas familiares. Deben cumplir con sus responsabilidades profesionales, además de sus tareas domésticas y entablar una relación más estrecha con los padres de familia.
Por su parte, ahora también los padres, y especialmente las madres, han tomado un nuevo rol, el de maestras de sus hijos y de psicólogas de la familia. En ellas reposa la responsabilidad de supervisar un sinfín de actividades escolares, que se suman a las tareas cotidianas y laborales. Las tensiones laborales son tanto para quienes trabajan como para quienes perdieron su empleo y sus ingresos económicos, por la ansiedad que acarrea la perspectiva de un futuro incierto. Sin contar, además, con que muchos padres no dominan a cabalidad los contenidos que sus hijos están estudiando, lo que sin duda les genera una presión adicional. Lo positivo es que, en general, los menores disfrutan con la compañía y la atención de los adultos de la casa.
De esta manera, vemos que la sola presencia de recursos digitales es insuficiente para garantizar el aprendizaje a distancia. Es necesario también reinventar y desaprender los usos que antes teníamos de ellos. Ya no son solo herramientas para conversar, ver videos divertidos y memes, sino que ahora ocupan un lugar central en los procesos de enseñanza y de aprendizaje y, si aceptamos la premisa de que la digitalización llegó a la educación para quedarse, entonces deberemos reorientar y redimensionar el uso del celular en la escuela. Recordemos que antes de la cuarentena se restringía su uso, e incluso muchas escuelas lo prohibían, sin embargo, ahora son los protagonistas de la comunicación escolar.
Atendiendo a toda esta problemática, en MUxED decidimos apoyar a alumnos, docentes, mamás y papás, mediante la elaboración de infografías, para invitarlos a que reaprendan nuevas formas de uso de su celular, que a la vez redunden en la mejora de los procesos educativos y comunicativos. MUxED busca contribuir a que cada uno de estos actores cumpla de mejor manera sus responsabilidades y tareas, utilizando herramientas eficientes y eficaces que les permitan formarse a sí mismos, sea que estudien desde casa o en el aula.
Así nacieron las tres infografías del ABC para el uso del WhatsApp, desde una perspectiva educativa, para que la comunidad escolar pueda comprender que, en estos tiempos de emergencia sanitaria, debemos dar una utilización pedagógica a este medio, ya que, en muchos casos, es la única fuente de interacción entre docentes y alumnos, donde los padres son los mediadores y toman el papel de maestro en casa con sus hijos.
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[1] ENDUTIH 2019 INEGI. Consulta 15 05 20. Liga:
[2] Encuesta Marzo Valora Consultores. Consulta 15 05 20. Liga:
[3] Encuesta Ministerio de Educación, Perú. Consulta 15 05 20. Liga:
https://app.sparkmailapp.com/web-share/qOcJg-xldbuOw-KXKeog5vEoRF1g8VSZ3RmzCi7e
*Es doctora en Pedagogía por la UNAM y ha participado como directora y asesora en distintos programas de educación a distancia nacionales, regionales en América Latina y binacionales entre Estados Unidos y México. Ha colaborado en SEP, ILCE, Conafe, ONU, Plaza Sésamo y actualmente trabaja en CommonLit