Si dices que el lugar del alma no existe, entonces no existe. Sin embargo, si dices que existe, entonces existe. Nota lo que los antiguos dijeron en la imagen: la palabra es acto de creación. Los antiguos dijeron: al principio fue la palabra. Contempla esto y reflexiona sobre ello.
(Libro Rojo de Carl Jung, p. 184).
¿Habría algo más lamentable que el llamado Coronavirus o Covid-19? ¡Sí! Se llama desinformación.
La humanidad se encuentra viviendo un momento complicado, particularmente en el ámbito de la salud, de lo económico y por supuesto en lo social. Un virus pone en riesgo a todos.
Pero ¿qué es un virus? En el Diccionario de la Lengua Española (DLE), la definición que encontramos al respecto es: organismo de estructura muy sencilla, compuesto de proteínas y ácidos nucleicos, y capaz de reproducirse solo en el seno de células vivas específicas, utilizando su metabolismo.
Entonces, ¿qué es el Coronavirus?, la Organización Mundial de la Salud (OMS)[1], lo define en su portal de la siguiente manera:
“Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19 (OMS, 2020).
Luego entonces el COVID-19, es definido por la misma OMS como “la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019”.
Así, ante este nuevo microorganismo –que puede o no dañar la salud humana– la comunidad internacional entró en emergencia sanitaria, haciendo que casi la totalidad de los gobiernos de las naciones del mundo, implementen medidas preventivas en la sociedad, lo que nos ha impuesto nuevas formas de vivir en nuestro día a día.
De un punto de origen, pasamos al llamado brote, luego a la epidemia y finalmente a la pandemia. Así fue señalado hace unas semanas por las autoridades de la OMS, en virtud del número de infectados en la esfera terrestre.
De esta forma, llegamos a la llamada `Cuarentena´, que se define como: aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias, a personas o animales (DLE, 2020). Se ha vuelto común escuchar este término como un modo de vida en la actualidad. En mayor o en menor medida, en esta etapa se encuentra la sociedad en prácticamente todo el mundo. Unos de manera voluntaria y otros de manera forzada.
Como resultado de ello, en este aislamiento, hoy más que nunca las personas hacen uso de las tecnologías digitales. Usualmente las personas hacen uso de dispositivos como Smartphone, tablet, Ipad, laptop, computadora; en fin, diversos gadgets que les permiten usar ciertos software, aplicaciones o programas del momento.
Sin lugar a duda, en este momento el dispositivo más usado es el Smartphone, basado en las cifras de 2018 (Banco Mundial, 2020), con 7,858,000,000 millones de suscriptores a telefonía celular móvil. Ese mismo año (2018), la población mundial registrada por el mismo organismo, fue de 7,594,000,000. Es decir, en ese año, había más suscriptores que personas en el mundo. ¡Que será en estos momentos!
Tener en las manos una herramientas tecnológica digital tan poderosa como es el Smartphone o teléfono inteligente, es tener el poder de consumir o de producir. Todo depende del usuario.
Normalmente las personas que no son especialistas en programación, software, Apps, diseño o tecnologías digitales, usualmente solo consumen todo el tiempo. Es difícil que produzcan algo, lo cual puede llegar a ser peligroso. Consumir sin tener ciertos cuidados o medidas preventivas, afecta a la salud en todos los sentidos.
Mi reflexión central, va en el sentido de que usualmente la gente cree en todo lo que llega a las pantallas de sus dispositivos móviles –específicamente del teléfono celular–. La mayoría da por hecho que ese texto, imagen, audio, vídeo o los llamados memes son verdad. Pareciera ser que se acepta que todo viene de una fuente fidedigna, confiable, validada y verificada por alguien.
Con toda seguridad digo que se acepta, porque al reenviar dicha información a otros dispositivos móviles; sin saber, lo estoy validando para su reproducción socio digital. Reenviar un archivo digital es contribuir y participar en esa gran cadena mundial de suscriptores de la telefonía móvil.
Tal es el caso de un video, texto e imagen que se reprodujo de manera masiva, en las redes sociales a partir del 23 de marzo de 2020. En dicha reproducción, se adjudica al padre del Psicoanálisis Carl G. Jung, la reflexión intitulada “El capitán y el mozo”. La cual no es de Jung, ya que tiene por creador a un joven escritor italiano. Sin duda la reflexión es “ad hoc” para valorar los tiempos de encierro, aislamiento y cuarentena que vivimos. Es un escrito muy bello, vale la pena leerlo o escucharlo, pero dando el crédito a su verdadero autor: Alessandro Frezza.
Lo que no es correcto, y que estoy seguro el propio Carl Jung no hubiera aceptado, es que le atribuyeran algo que él no dijo. Entonces, ¿porqué la gente da por confirmados los archivos digitales que les llegan a sus móviles?, porque reenviar sin confirmar, sin dudar, sin cuestionar al menos si será verdad o mentira, eso que pretendo reenviar.
Cuando llegó a mis manos la reflexión “El capitán y el mozo” realmente llamó mi atención. Me pareció muy interesante, nunca la había leído, ni escuchado. Como hombre libre y de buenas costumbres, dude de la fuente de aquello que el móvil me presentaba. Por ello, me permití darme a la tarea de revisar el “Libro Rojo de Carl Jung” –que por fortuna tengo–. Página por página, frase por frase, renglón por renglón y nunca hizo su aparición dicha reflexión en el libro.
Así están las cosas. La validez y confiabilidad de lo que llega a nuestros móviles está a duda. Todo puede o no ser verdad. Seamos cuidadosos de lo que reenviamos. Contribuyamos a la tranquilidad social, ello ayuda a todos. ¡Dudar de todo amigos míos!
Adjunto algunos de los sitios que equivocadamente asignaron a Carl G.Jung la obra “El capitán y el mozo”.
https://www.youtube.com/watch?v=I1bTaucBwMc
https://www.youtube.com/watch?v=zmVJEMvTjg0
https://www.l35.com/default/documentos/465_es-fragmento_el_libro_rojo.pdf
Fuentes consultadas:
Jung, C. (2012). El libro rojo. Buenos Aires, Argentina.
Banco Mundial: www.bancomundial.org
Organización Mundial de la Salud: www.who.int/es
Diccionario de la Lengua Española.
[1] Preguntas y respuestas sobre la enfermedad por coronavirus (COVID-19), consultado el 5 de abril de 2020, www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses