Sergio Martínez Dunstan
La Organización Mundial de la Salud (OMS) es la autoridad directiva y coordinadora en asuntos de sanidad internacional en el sistema de las Naciones Unidas. Aspira a construir un vida más saludable para las personas de todo el mundo. La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. (https://bit.ly/2WPzf6n). El Director General del organismo, pronunció hace algunos días un mensaje a propósito de la pandemia (https://bit.ly/39v6puO). Aunque las personas mayores de cincuenta años han sido las mas afectadas dirigió un mensaje a la juventud. “No son invencibles. Este virus puede llevarte al hospital o incluso matarte”. Destacó el impacto si se afianza en países con poblaciones vulnerables con sistemas de salud más débiles que los pondrían al borde del colapso.
En la pasada Reunión Cumbre del G20, integrado por países de todos los continentes que reúnen el 66% de la población y el 85% del Producto Interno Bruto (PIB), fue el tema central. El Secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) expuso las estimaciones más recientes: “El confinamiento afectará directamente a sectores que representan hasta un tercio del PIB de las principales economías. Calculamos que, por cada mes de confinamiento, el crecimiento anual del PIB bajará 2 puntos porcentuales. Solo el sector del turismo se enfrenta a un descenso de los beneficios del 50% al 70% en este período. Muchas economías entrarán en recesión” (https://bit.ly/2JnjRX5).
Corea, Japón y China tomaron medidas para controlar los efectos de la epidemia. En Italia y España se salió de control. Los Presidentes de Alemania y de Estados Unidos mencionaron que los esfuerzos realizados son inéditos desde la segunda guerra mundial. Francia asumirá el pago de los créditos bancarios, impuestos y cotizaciones sociales, facturas de agua, luz y gas así como los alquileres. En el Salvador, se suspenderán los costos del teléfono, cable, internet, créditos comerciales, venta de vehículos automotores; créditos hipotecarios, personales, tarjetas de crédito, capital de trabajo, emprendimiento y controlará los precios de la canasta básica. Habrá una cantidad de empresas quebradas y personas desempleadas superior a la cantidad de contagios.
En México, la educación está llamada a jugar un papel fundamental. Verbi gratia, el establecimiento de un sistema de educación a distancia, electrónica y digital para recuperar los contenidos de aprendizaje contrarrestará las consecuencias sociales del encierro a la que está sometida la población y, en segundo término, los propósitos curriculares. Se ha mencionado la necesidad de esperar la evolución de la enfermedad para valorar el tiempo de quedarse en casa. Es muy probable que se extienda incluso hasta el próximo ciclo escolar, quizá. Toda una generación está en riesgo. La política educativa pudiera ser clave para la inclusión y la equidad en escenarios emergentes. Se requerirá de una efectiva vinculación escuela, familia, sociedad.
Los educadores representan la piedra angular. Quizá los encontremos desmotivados para acometer este desafío porque se verán afectados en su condiciono humana y personal. Habría que estimularlos. No creo que estén enfocados en el nuevo modelo educativo, por ejemplo. Obligarlos a capacitarse para conocer los planes y programas de estudio en estos momentos críticos sería inoportuno. Algunos buscarán encontrar el alivio a sus maltrechas finanzas a través de la doble plaza, el incremento de horas, la promoción a las funciones de dirección, supervisión o acogerse a los beneficios de la promoción horizontal y el reconocimiento. La lucha por el poder de las renovaciones de las dirigencias sindicales y la madre de todas las batallas, la lucha por el CEN del SNTE, tendrá algún valor sólo para aquéllos que pretenden obtener un beneficio personal que bien pudiera concretarse en un cargo de elección popular durante el próximo año. Pero, los verdaderos maestros, quienes están frente a grupo, los que día a día se encuentran en el salón de clases frente a sus alumnos, su estado emocional condicionará el ejercicio de su profesión.
La epidemia arrojará consecuencias negativas para todos. El panorama no pinta nada bien para nadie incluido el magisterio. La incertidumbre nos obliga a voltear la mirada hacia el horizonte sombrío. Se anuncia que lo peor está por venir. Cuando haya pasado la crisis sanitaria se privilegiará la atención de la situación financiera del país. Así debiera ser, ojalá que se resuelva pronto y de la mejor manera para la economía de las familia. Es cierto también, concuerdo con el Director General de la OMS, que la emergencia brindará la oportunidad de unirnos como humanidad para trabajar juntos, para aprender juntos, para crecer juntos. Tengo la esperanza que esta experiencia nos aliente a construir una mejor sociedad. Nada me daría mayor gusto saber que la educación y la pedagogía jugaran un papel protagónico. Aunque los pronósticos parezcan apocalípticos indudablemente el día después de mañana, saldrá el sol .
Carpe diem quam minimun credula postero
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