A partir de los primeros días del presente año, alguien presagiaba que un año con doble dos y doble cero, era de mal augurio. ¿así ha sido? Para los supersticiosos, los que creen en estas cosas, esto es correcto.
Me parece que a nadie de todos los habitantes del planeta nos había tocado vivir bajo un escenario parecido como al que nos enfrentamos ahora, con suspensión de clases por motivos de seguridad personal y como medidas de prevención sanitaria.
El año 2020 será recordado como el año en que vivimos en peligro, el coronavirus ha sido esa pieza letal que tiene jaqueado a gran parte del mundo occidental y en donde también y en torno a si mismo ha generado infinidad de mitos, de visiones de la realidad, de representaciones y elaboraciones de todo tipo, etc.
Ahora resulta que todo mundo sabe del tema y es experto en explicaciones diversas y medidas de prevención, las redes sociales han saturado los espacios abarcando de un 70 a un 80 por ciento de mensajes relacionadas con el coronavirus.
¿Ante qué nos encontramos hoy en día? Asistimos ante un fenómeno raro que ha afectado masivamente a la sociedad, el miedo y la zozobra se han apoderado de muchas buenas conciencias, los ejemplos de China, de Italia y de varios países de la Europa Occidental no se ven con buenos ojos. A nosotros no nos ha tocado una epidemia con estas dimensiones, hemos sufrido algo parecido con el dengue y la influenza, tal vez con muchos casos, pero la dimensión del temor colectivo y de la parálisis social, no se ha vivido desde que yo tengo memoria.
El problema también es que en torno a la contingencia muchos políticos quieren llevar agua a su molino como se dice coloquialmente; quieren sacar provecho a partir de un oportunismo inexplicable en este momento.
Este fenómeno también nos confronta en torno a la cultura de la prevención ¿Qué significa prevenir un riesgo de dimensiones incalculables?, ¿Qué se hace desde la educación, desde la cultura, desde las costumbres que la sociedad nuestra ha arraigado para vivir y con-vivir? Lo que pasa es que ante circunstancias nuevas o inéditas queremos responder con los viejos esquemas que tenemos para solucionar todo tipo de problemas.
En estos momentos el contexto social en general se vive enrarecido, los rostros de las personas muestran una serie de preguntas de las cuales nadie tiene respuestas convincentes.
En este año estamos viviendo lo que nunca en la historia reciente, ¿aprenderemos la lección? ¿Qué tipo de acciones son las más adecuadas para los días que están por venir? Esperemos que las cosas caminen y que muy pronto la calma y la tranquilidad llegue a nuestros hogares.