Mal empieza el año para aquellos profesores/investigadores que lograron la distinción del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del CONACYT, pero laboran en universidades privadas. Al parecer, una importante cantidad de investigadores se quedarán solo con la distinción, pero no obtendrán el estímulo económico conforme a la categoría alcanzada.
El jueves 23 de enero diversos investigadores del SNI de varias universidades privadas –como la Universidad La Salle (México) Ibero (León), UDLAP, UVM, UNIDEM, etc.- del país recibieron un correo electrónico por parte del CONACYT sobre la suspensión del estímulo económico por vencimiento de convenio institucional con CONACYT.
La noticia empezó a circular en las redes sociales (Facebook y twitter) en la misma tarde del 23 de enero y los días siguientes. El fin de semana, el periódico Reforma confirmaba solo dos casos, la Universidad La Salle (México) y la Ibero (León) (Nota de Tonatiúh Rubín y Yanireth Israde, 25 de enero 2020).
Facebook, -con la conformación de grupos en temas afines- quizá fue uno de los primeros espacios digitales donde se conoció la noticia con más detalle. En el grupo “Miembros del Sistema Nacional de Investigadores SNI-CONACYT”, quienes publicaron, coincidieron en que habían recibido el mismo correo electrónico con la noticia.
El correo electrónico que habían recibido los investigadores de las universidades privadas, refería a la suspensión al pago del estímulo económico por incumplimiento del Artículo 57 Fracción b y 58 del Reglamento vigente del SNI por vencimiento de convenio institucional.
¿El vencimiento de los convenios institucionales fue un error de las instituciones privadas? ¿o fue un error técnico administrativo del CONACYT? Como lo intuye Alejandro Canales, “Si solamente se tratara de una omisión administrativa, la falta no tendría ninguna relevancia. Total, aunque alguien tendría que sufrir las consecuencias por su falta de cuidado, rápidamente se corrige el error y listo. Sin embargo, lo cierto es que el asunto podría reflejar motivaciones más hondas y más amplias” (Campus Milenio, SNI: ¿vuelco entre lo público y privado? 30 de enero del 2020).
El hecho es que, no se trató de un error técnico porque incluso lo más técnico -como lo decía Habermas en Ciencia y Técnica como Ideología– es político. Es decir, la suspensión del pago a los investigadores de universidades privadas no fue un error de las instituciones privadas ni un error técnico administrativo del CONACYT, sino una decisión deliberada de política pública que podría inaugurar cambios en el SNI e impactar en el sistema científico en su conjunto.
La decisión de la suspensión del pago no está a nivel de la burocracia -en los funcionarios y mandos medios de las oficinas del CONACYT- sino a nivel del diseño e implementación de las políticas públicas con sus variantes en sus instrumentos legales (ejemplo, la Ley General de Educación, la Ley de Ciencia y Tecnología y las leyes secundarias).
La suspensión del estímulo económico podría ser relativa a la austeridad republicana o a un calado más hondo articulado a la iniciativa privada. La suspensión y no renovar convenios de los investigadores del SNI en universidades privadas, por un lado, se justificaría porque se asume que genera solamente beneficios individuales e institucionales privados, aunque en esencia queda de lado la potencialidad de sumar a las instituciones particulares a los estándares de calidad educativa señalados por el propio SNI en otro momento. Por otro lado, el Programa SNI resulta profundamente costoso. En 2017 el costo del programa rondaba los 4 mil 600 millones de pesos de manera anual (Informe General del estado de la ciencia, la tecnología y la innovación. CONACYT, 2017, pág. 57).
Bajo la ideología de la austeridad republicana este gasto en ciencia e investigación se podría canalizar a nuevas instituciones educativas públicas y becas para los jóvenes. Pero, lo que opera como política pública, con una base ideológica de austeridad republicana, es una serie de recortes presupuestales a la ciencia, la tecnología y la investigación.
La ideología de la austeridad republicana no considera que la ciencia y la investigación requiere una inversión en los sujetos y en las instituciones. Una política científica adecuada, busca mantener y mejorar un sistema científico en su conjunto, por ende, invierte los recursos financieros públicos en los sujetos y las instituciones a través de una variedad de programas gubernamentales. Pero, la austeridad republicana y los recortes presupuestales al no apoyar a los sujetos y las instituciones y reestructurar programas gubernamentales como el SNI, impactan desfavorablemente a otros programas y al sistema científico en su conjunto.
Con el ajuste el Programa SNI los mejores investigadores extranjeros de instituciones de educación superior privadas podrían dejar el país. Otro número de investigadores nacionales buscaría un espacio en las instituciones de educación superior públicas, pero esta acción no implica que en el corto tiempo las instituciones de educación superior públicas estén preparadas para ello, pues ahora mismo carecen de los espacios o las condiciones para dar cabida a la cantidad de investigadores y científicos en el país. La migración de investigadores nacionales a otras IES públicas, dejaría sin duda, en una fragilidad mayor a los programas de posgrados de calidad (PNPC) que pertenecen al SNI, lo que implica que los afectados, de manera colateral, también serían los estudiantes.
Quedan un par de preguntas en el aire. ¿Qué cantidad de investigadores de instituciones de educación superior y centros de investigación estarán en esta condición? y ¿Cómo reaccionarán ante los cambios en el SNI las universidades privadas?